y tendencias suicidas. Lucy sospechaba que esta ultima observacion se habia anadido, como muchas otras cosas, post mortem. Cuando alguien se ahorca, sus tendencias suicidas se vuelven bastante claras.
Siguio leyendo. No constaba ningun familiar cercano y la casilla para indicar a quien notificar en caso de muerte o lesiones estaba tachada.
En una ocasion, un celebre medico forense habia dictado una clase sobre pruebas y, en terminos presuntuosos, habia dicho a los estudiantes de Derecho, entre los que se encontraba Lucy, que los muertos hablaban con gran elocuencia sobre la forma de su muerte y a menudo senalaban directamente a la persona que los habia llevado a ella. La clase habia contado con una gran asistencia y habia sido bien recibida, pero ahora a Lucy le parecio abstracta y lejana. Lo que ella tenia era un cadaver silencioso en un refrigerador situado en un rincon de un sotano sombrio, y un protocolo de autopsia incluido en una hoja amarilla sujeta a una tablilla, y no creia que le dijera nada, en especial nada que pudiera ayudarla a encontrar al asesino.
Volvio a dejar la tablilla en la mesa y se dirigio hacia el refrigerador. Ninguna de las puertas estaba marcada, de modo que tiro de la primera, y luego de la siguiente, donde encontro un paquete de seis latas de coca-cola que alguien habia puesto a enfriar. La tercera parecia encallada, y ella intuyo que contenia el cuerpo. Inspiro hondo y consiguio abrirla unos centimetros.
En efecto, alli estaba el cadaver desnudo de Cleo.
Quedaba muy ajustada en el contenedor debido a su corpulencia, y la bandeja corredera sobre la que descansaba no se movio cuando Lucy tiro de ella.
Apreto los dientes para dar un tiron mas fuerte pero oyo que la puerta de la sala se abria. Se giro y vio al doctor Gulptilil.
Este la observo con extraneza un instante, pero cambio de expresion y sacudio la cabeza.
– Senorita Jones -dijo-, menuda sorpresa. Creo que no deberia estar aqui.
Lucy no contesto.
– A veces -prosiguio el medico-, hasta una muerte tan publica como la de la senorita Cleo deberia gozar de cierta intimidad.
– Estoy de acuerdo, al menos en principio -repuso Lucy con altivez. Su sorpresa inicial quedo sustituida de inmediato por la beligerancia que usaba como armadura.
– ?Que espera averiguar aqui?
– No lo se.
– ?Cree que esta muerte puede revelarle algo? ?Algo que todavia no sepa?
– No lo se -repitio Lucy, incomoda al ver que no se le ocurria una respuesta mejor.
El medico se acerco a ella, y su cuerpo grueso y su piel oscura relucieron bajo las luces del techo. Avanzo con una rapidez que contrastaba con su figura en forma de pera, y Lucy penso que iba a cerrar de golpe la tumba temporal de Cleo. Pero lo que hizo, en cambio, fue tirar de la bandeja con el cadaver, de modo que el torso de Cleo quedo al descubierto entre ambos.
Lucy observo las marcas purpuras que rodeaban su cuello. Parecia que la piel, que ya habia adquirido una tonalidad blanca como la porcelana, las hubiera absorbido. La difunta lucia una sonrisita grotesca en los labios, como si la muerte le hubiera hecho gracia. Lucy inspiro y exhalo despacio.
– Quiere que las cosas sean simples, claras, evidentes -comento Gulptilil-. Pero nunca son asi, senorita Jones. Por lo menos aqui.
Lucy asintio. El medico sonrio con ironia, de una forma parecida a Cleo.
– Los signos externos de la estrangulacion son patentes -afirmo-, pero las pulsiones reales que la condujeron a este final son opacas. E imagino que la verdadera causa de la muerte escaparia incluso al mas distinguido patologo del pais, porque la locura lo oscurece todo.
El doctor Gulptilil toco la piel de Cleo brevemente. Miraba su cadaver pero dirigia las palabras a Lucy.
– Usted no comprende este sitio -indico-. No ha hecho ningun esfuerzo por comprenderlo desde que llego, porque lo hizo con los mismos miedos y prejuicios de las personas que no estan familiarizadas con los enfermos mentales. Aqui, lo anormal es normal y lo extrano es habitual. Ha enfocado su investigacion como si el hospital fuera parte del mundo exterior. Ha buscado pruebas fidedignas y pistas reveladoras. Ha examinado las historias clinicas y recorrido los pasillos, como habria hecho si este no fuera el sitio que es. Por supuesto, todo ello es, como he intentado explicarle, inutil. Asi que me temo que sus esfuerzos estan destinados al fracaso. Como yo habia intuido desde el principio.
– Todavia me queda algo de tiempo.
– Si. Y quiere provocar una reaccion en ese misterioso y tal vez inexistente asesino. Quiza seria una actividad adecuada en su mundo, senorita Jones. Pero ?aqui?
– ?No cree que el factor sorpresa puede favorecerme? -Lucy se senalo los mechones cortados.
– Si-contesto el medico-. ?Pero a quien sorprendera? ?Y como?
La fiscal guardo silencio. El medico observo el rostro de Cleo y meneo la cabeza.
– Ah, pobre Cleo -se lamento-. Me gustaban mucho sus gracias. Tenia una energia frenetica que, cuando estaba controlada, era de lo mas divertida. ?Sabia que podia citar el esplendido drama de Shakespeare por entero, frase por frase, palabra por palabra? Pero, por desgracia, esta tarde ira a descansar a nuestra fosa comun. El encargado de la funeraria llegara dentro de poco para preparar el cadaver. Una vida llena de agitacion, dolor y de una terrible soledad, senorita Jones. Quien se haya preocupado por ella tiempo atras y la haya querido en algun momento ha dejado de constar en nuestros registros y en la memoria institucional de que disponemos. De modo que su paso por este mundo ha significado muy poco. No parece justo, ?no cree? Cleo tenia una gran personalidad, era una mujer resuelta y de solidas convicciones. Que todo eso estuviera envuelto de locura no menoscaba su pasion. Me gustaria que hubiera podido dejar alguna huella en este mundo, porque se merecia un mejor epitafio que la anotacion que figurara en el registro hospitalario. Sin lapida, sin flores. Otra cama en el hospital, solo que esta estara bajo tierra. Se merecia un funeral con trompetas y fuegos artificiales, elefantes, leones, tigres y una carroza tirada por caballos, algo digno de una reina. -Suspiro-. Y bien, senorita Jones - prosiguio tras desviar los ojos del cadaver y dirigirlos hacia ella-, ?que piensa hacer?
– Buscar, doctor. Buscar hasta el ultimo momento que pase aqui.
– Ah, una obsesion -exclamo Gulptilil con malicia-. Una busqueda inquebrantable a pesar de todos los obstaculos. Tendra que admitir que es una cualidad que se acerca mas a mi profesion que a la suya.
– Quizas «insistencia» sea una palabra mejor.
– Como quiera. -Se encogio de hombros-. Pero contesteme una pregunta, senorita Jones. ?Ha venido aqui a buscar a un loco o a un cuerdo?
No espero a oir la respuesta, que de todos modos tardaba en llegar, y empujo el cadaver de Cleo de vuelta a la unidad de refrigeracion. Las guias rechinaron.
– Tengo que reunirme con el encargado de la funeraria, que va a tener un dia muy ajetreado. Buenos dias, senorita Jones.
Lucy lo observo marcharse, balanceando el cuerpo regordete, y admitio que se sentia algo intimidada por el asesino que estaba buscando. A pesar de todos sus esfuerzos, seguia escondido en el hospital y, que ella supiera, totalmente inmune a su investigacion.