Peter habia insistido en este punto y en otro detalle. Sostenia que era fundamental averiguar la identidad del angel, pasara lo que pasase. Seria la unica forma de preparar los casos en su contra.

Tambien habia pedido que quedara abierta la puerta del dormitorio de hombres de la planta baja para que el tambien pudiera controlar la situacion, aunque eso significara pasar la noche en blanco. Afirmaba que el estaria un poco mas cerca de Lucy, y que era menos probable que el angel esperara un ataque desde una puerta que solia estar cerrada con llave. Los hermanos Moses habian dicho que eso era cierto, pero que ellos no podian dejar la puerta abierta.

– Va contra las normas -habia comentado Negro Chico-. El gran jefe nos echaria si se entera.

– Bueno… -fue a replicar Peter, pero el auxiliar levanto una mano para anadir.

– Claro que Lucy tendra un juego de llaves de todas las puertas. Lo que haga con ellas cuando este en el puesto de enfermeria no es asunto nuestro. Pero no seremos mi hermano y yo quienes dejemos la puerta abierta. Si atrapamos a este tipo, todo ira bien. Pero no quiero problemas innecesarios.

Lucy echo un vistazo a su cama. La residencia estaba en calma, y tenia la sensacion de estar sola en el edificio, aunque sabia que eso no podia ser. En algun sitio habria gente hablando, riendo de una broma o comentando algo. Habia extendido un uniforme blanco de enfermera sobre la colcha. Iba a ser su atuendo para esa noche. Rio para sus adentros. El vestido de la Primera Comunion. El vestido del baile de graduacion. El traje de novia. El vestido para el funeral. Una mujer preparaba con cuidado la ropa para las ocasiones especiales.

Sopeso el revolver y lo metio en el bolso. No habia dicho a nadie que lo tenia.

No esperaba realmente que el angel apareciera, pero no sabia que otra cosa podia hacer en el poco tiempo que quedaba. Su estancia se acababa, hacia tiempo que no era bien recibida y el lunes por la manana tambien trasladarian a Peter. Eso le dejaba una sola noche. En cierto sentido, ya habia empezado a planear el futuro y a pensar en lo que se veria obligada a hacer cuando su mision acabara en fracaso. Sabia que, finalmente, el angel volveria a matar dentro del hospital, o bien lograria que lo dieran de alta y lo haria en el exterior. Pero si ella seguia todas las vistas de altas y todas las muertes en el hospital, tarde o temprano el angel cometeria un error y ella estaria ahi para acusarlo. Sin embargo este enfoque presentaba un problema obvio: significaba que alguien mas tenia que morir.

Inspiro hondo y tomo el uniforme blanco. Intento no imaginar como seria la siguiente victima. Quien podria ser. Que esperanzas, suenos y deseos podria tener. Existia en algun mundo paralelo, tan real como cualquiera, pero fantasmagorico. Se pregunto si esta mujer que esperaba la muerte seria como las alucinaciones que tenian tantos pacientes. Estaba en algun sitio, sin saber que era la siguiente victima del angel si este no aparecia esa noche en el puesto de enfermeria del edificio Amherst.

Con todo el peso del futuro de esa mujer desconocida sobre los hombros, empezo a vestirse despacio.

Cuando desvie la mirada de las palabras para recobrar el aliento, vi a Peter apoyado contra la pared, los brazos cruzados y una expresion preocupada en la cara. Pero eso era lo unico familiar de su aspecto; llevaba la ropa hecha jirones, tenia la piel de los brazos carbonizada y las mejillas y el cuello manchados de tierra y sangre. Quedaba muy poco de el tal como yo lo recordaba. De repente note el hedor terrible de la carne quemada y la descomposicion.

Me sacudi aquella sensacion horrorosa y salude a mi unico amigo.

– Peter-exclame con alivio-, has venido a ayudarme.

Sacudio la cabeza sin decir nada. Se senalo el cuello y los labios para indicar que ya no podia hablar.

Hice un gesto hacia la pared que contenia mi historia.

– Estaba empezando a comprender-afirme-. Estuve en las vistas de altas. Lo sabia. No todo, pero comenzaba a saber. Cuando recorri los terrenos del hospital esa noche, por primera vez vi algo distinto. Pero ?donde estabas tu? ?Donde estaba Lucy? Estabais todos haciendo planes y nadie queria escucharme, cuando yo era quien lo veia mejor.

Sonrio otra vez, como para corroborar sus palabras.

– ?Por que no me escuchaste? -pregunte de nuevo.

Se encogio de hombros con tristeza. Alargo una mano casi desprovista de carne, como queriendo tocar la mia. En el segundo en que dude, la huesuda mano que se acercaba se desvanecio, casi como si una niebla hubiera cubierto el espacio que nos separaba y, despues de que yo parpadeara otra vez, Peter ya no estaba. Como en un truco de magia en un escenario. Sacudi la cabeza para aclararme las ideas y, cuando volvia alzar los ojos, vi como, muy cerca de donde habia apareado Peter, el angel, incorporeo, tomaba forma lentamente.

Emitia un brillo blanco, como si tuviera una luz en su interior. Me deslumbro y me protegi los ojos. Cuando volvia mirar, seguia ahi, solo que fantasmagorico, vaporoso, como si fuera opaco, formado en parte de agua, en parte de aire, en parte con la imaginacion. Sus rasgos eran vagos, de contornos borrosos. Lo unico nitido y claro eran sus palabras.

– Hola, Pajarillo -saludo-. Aquino hay nadie que pueda ayudarte. No queda nadie en ninguna parte que pueda ayudarte. Ahora solo estamos tu y yo, y lo que paso esa noche.

Lo mire y me di cuenta de que tenia razon.

– No quieres recordar esa noche, ?verdad, Francis?

Sacudi la cabeza, pero no hable porque no me fiaba de mi voz.

Senalo la historia que crecia en la pared.

– La hora de morir esta cerca, Francis -dijo con frialdad, y anadio-: Esa noche, y tambien esta.

31

Francis encontro a Peter frente al puesto de enfermeria. Era la hora de la medicacion y los pacientes hacian cola. Habia empujones y quejas lastimosas, pero en general todo estaba en orden; para la mayoria de ellos se trataba de la llegada de otra noche de otra semana de otro mes de otro ano.

– Peter -dijo Francis en voz baja, incapaz de ocultar su emocion-, tengo que hablar contigo. Y con Lucy. Creo que lo he visto. Creo que se como podemos encontrarlo.

En la imaginacion febril de Francis, lo unico necesario era obtener los expedientes de aquellos tres hombres de la sala de vistas. Uno de ellos era el angel. Estaba seguro, y su entusiasmo salpicaba cada palabra.

El Bombero, sin embargo, parecia distraido. Tenia los ojos puestos en el otro lado del pasillo, y Francis siguio su mirada. Vio la cola, con Noticiero y Napoleon, el hombreton retrasado y el retrasado colerico, tres mujeres acunando munecas y las demas caras conocidas del edificio Amherst. Medio esperaba oir la voz retumbante de Cleo con alguna queja imaginaria que los «cabrones» no habian sabido corregir, seguida de su sonora e inconfundible risa socarrona. El senor del Mal estaba dentro del puesto, supervisando como la enfermera Caray, que tomaba notas en una tablilla, distribuia los medicamentos. Dirigia esporadicas miradas a Peter. De pronto, tomo un vaso de plastico, salio del puesto y avanzo entre los pacientes, que se apartaron como el mar Rojo para dejarlo pasar. Llego donde estaban Peter y Francis antes de que este tuviera tiempo de decir a su amigo nada mas sobre lo que le preocupaba.-Ten, Francis -?-dijo Evans con aire profesional-. Thorazme. Cincuenta microgramos. Esto acallara esas voces que sigues negando oir. ?A tu salud!

Francis se metio la capsula en la boca pero se la puso debajo de la lengua para esconderla. Evans lo observo con atencion y le indico que abriera la boca. Francis obedecio, y el psicologo lo miro por encima. Francis no supo si habia visto la capsula, pero el senor del Mal hablo deprisa.

– Mira, Pajarillo, me da igual que te tomes o no la medicacion. Si lo haces, tienes posibilidades de irte de aqui algun dia. Si no, bueno, mira a tu alrededor… -Hizo un amplio movimiento con el brazo y senalo a un anciano de cabello blanco y piel flacida y delgada; el espectro de un hombre confinado en una dilapidada silla de ruedas que chirriaba al moverse:-. E imagina que este sera tu hogar para siempre -sentencio.

Francis inspiro con fuerza pero no contesto. Evans espero un segundo, como si aguardara una respuesta.

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