– De acuerdo.
– ?Nerviosa?
– No -mintio Lucy.
– Cuando sea mas tarde, le mandare a alguien para comprobar que todo va bien. ?Le parece?
– Siempre se agradece tener compania. Aunque prefiero no asustar al angel.
– Me imagino que no es la clase de persona que se asusta demasiado -replico y miro hacia el otro extremo del pasillo-. Ya he comprobado que las puertas de los dormitorios estan cerradas con llave. Sobre todo el de los hombres, pues Peter queria que lo dejara abierto. Por cierto, esa llave corresponde a esa puerta… -Le guino el ojo con complicidad-. Imagino que todo el mundo estara ya dormido.
Dicho eso, se marcho por el pasillo. Se volvio una vez y la saludo con la mano, pero ese extremo del pasillo, cerca de la escalera, estaba tan oscuro que Lucy apenas distinguio sus rasgos aparte de su uniforme blanco.
Tras oir como se cerraba la puerta, dejo el bolso en la mesa, junto al telefono. Espero unos segundos, los suficientes para que el silencio la envolviera con una sensacion pegajosa, tomo la llave y se dirigio al dormitorio de los hombres. Haciendo el menor ruido posible, la encajo en la cerradura y la giro una vez, lo que provoco un tenue clic. Inspiro hondo y regreso al puesto de enfermeria, donde se dispuso a esperar.
Peter estaba sentado en la cama, totalmente despierto. Oyo el die y supo que Lucy habia abierto la puerta. La imagino regresando deprisa al puesto de enfermeria. Lucy era tan inconfundible, con su estatura, su cicatriz y su porte, que le resultaba facil imaginar todos sus movimientos. Aguzo el oido para oir sus pasos, sin conseguirlo. El rumor de aquel dormitorio lleno de hombres dormidos, atrapados entre las sabanas y entre sus propias desesperaciones, tapaba cualquier sonido discreto procedente del pasillo. Habia demasiados ronquidos, respiraciones pesadas y palabras proferidas en pleno sueno como para distinguir y aislar un sonido. Penso que eso podria ser un problema, y cuando estuvo convencido de que todos estaban sumidos en un sueno inquieto e irregular, se levanto y se dirigio sigilosamente hacia la puerta. No se atrevio a abrirla porque penso que podria despertar a alguien, por muy sedados que estuvieran todos. Lo que hizo fue sentarse en el suelo con la espalda apoyada contra la pared para esperar un sonido inusual o la palabra que indicara la llegada del angel.
Deseo tener un arma, incluso un bate de beisbol o una porra. El angel utilizaba un cuchillo, y el tendria que mantenerse fuera de su alcance hasta que llegaran los hermanos Moses, avisaran a seguridad y consiguieran atraparlo.
Lucy no habia dicho que tuviese un arma, pero el sospechaba que la tenia. Sin embargo, su ventaja radicaba en la sorpresa y en el numero. Imaginaba que eso bastaria.
Dirigio una mirada a Francis y meneo la cabeza. El joven parecia dormido, lo que, en su opinion, era positivo. Lamentaba dejarlo solo, pero tenia la sensacion de que, en general, tal vez seria mejor para el. Desde la aparicion del angel junto a su cama, algo de lo que Peter ni siquiera estaba seguro de que hubiera ocurrido, lo encontraba cada vez mas raro y mas descontrolado. Pajarillo habia descendido por un sendero que Peter no podia imaginarse y del que no queria formar parte. Le entristecia ver lo que le estaba pasando a su amigo y no poder hacer nada al respecto. Francis se habia tomado muy mal la muerte de Cleo y, mas que ninguno de ellos, parecia haber desarrollado una obsesion enfermiza por encontrar al angel. Como si atrapar a aquel asesino significara algo muy importante para Francis.
Peter estaba equivocado, claro. La obsesion era realmente cosa de Lucy, pero no queria verlo.
Apoyo la cabeza contra la pared y cerro los ojos. Sintio como la fatiga le recorria el cuerpo, junto con la inquietud. Sabia que muchas cosas iban a cambiar en su vida esa noche y la manana siguiente. Desecho muchos recuerdos y se pregunto que pasaria a continuacion en su historia. Al mismo tiempo, siguio escuchando con atencion a la espera de la senal de Lucy.
?Volveria a verla alguna vez despues de esa noche?
A unos metros de distancia, Francis yacia en su cama, consciente de que Peter habia pasado por su lado sin hacer ruido para apostarse junto a la puerta. Sabia que el sueno estaba lejano, pero no asi la muerte. Respiro despacio, a un ritmo constante, a la espera de que ocurriese lo inevitable. Algo que era inamovible y estaba planeado y tramado, sopesado y concebido. Se sentia atrapado en una corriente que lo arrastraba hacia quien era el mismo, o hacia quien podria ser, y no podia nadar contra ella.
Todos estabamos exactamente donde el angel esperaba que estuvieramos. Quise escribir eso pero no lo hice. Iba mas alla de la idea de que nos habiamos limitado a tomar posiciones en un escenario y sentiamos los ultimos nervios antes de que se levantara el telon, preguntandonos si recordariamos nuestros papeles, si nuestros movimientos serian armoniosos y si saldriamos a escena cuando nos tocara. El angel sabia donde estabamos fisicamente, e incluso sabia donde estabamos mentalmente.
Excepto tal vez yo, porque estaba muy confundido.
Me balancee atras y adelante, gimiendo, como un herido en un campo de batalla que quiere pedir ayuda pero solo logra emitir un sonido gutural de dolor. Estaba arrodillado en el suelo y la pared parecia reducirse delante de mi, lo mismo que las palabras de que disponia.
A mi alrededor, el angel bramo ahogando mis protestas.
– ?Lo sabia! -grito-. Lo sabia. Erais todos tan estupidos… tan normales… ?tan cuerdos! -Su voz parecio rebotar en las paredes, adquirir impulso entre las sombras y golpearme-. / Yo no era como vosotros! ? Yo era mucho mejor1.
Entonces agache la cabeza, cerre los ojos con fuerza y chille:
– ?Yo no! -Eso no tenia demasiado sentido, pero el sonido de mi voz enfrentada a la suya me provoco una subida de adrenalina.
Inspire, a la espera de sentir algun dolor, pero como no sucedio, abri los ojos y vi que la habitacion de repente se inundaba de luz. Explosiones, fogonazos, como proyectiles de fosforo en la lejania, balas trazadoras que surcaban la oscuridad; una batalla en la penumbra.
– ?Dimelo! -grite por encima del fragor del combate. Mi apartamento parecia combarse y zarandearse con la violencia de la guerra.
El angel me rodeaba por todas partes, me envolvia. Aprete los dientes.
– ?Dimelo!-grite de nuevo, lo mas fuerte que pude.
– Ya sabes las respuestas, Pajarillo -me susurro una voz peligrosa al oido-. Pudiste verlas esa noche. Solo que entonces no querias admitirlas, ?no es cierto, Francis?
– ?No!-brame.
– No quieres reconocer lo que Pajarillo sabia en aquella cama aquella noche porque significaria que Francis tendria que suicidarse ahora, ?verdad?
No pude responder. Las lagrimas y los sollozos me sacudian el cuerpo.
– Tendras que morir. ?Que otra respuesta hay, Pajarillo? Porque tu sabias las respuestas aquella noche, ?no?
Note una agonia creciente al susurrar la unica respuesta que podria acallar a angel.
– No se trataba de Rubita, ?verdad? -dije-. Nunca se trato de ella.
Rio. Una carcajada feroz. Un ruido terrible, desgarrador, como si se hubiera roto algo que jamas podria repararse.
– ? Que mas vio Pajarillo aquella noche? -pregunto.
Recorde que yacia en la cama inmovil, tan rigido como cualquier catatonico petrificado ante alguna vision terrible del mundo, sin moverme, sin hablar, sin hacer nada mas que respirar, porque mientras yacia en aquella cama veia toda la muerte que el angel habia urdido. Peter estaba en la puerta. Lucy estaba en el puesto de enfermeria. Los hermanos Moses estaban en el piso de arriba. Todo el mundo estaba solo, aislado, separado, de modo que era vulnerable. ? Y quien era mas vulnerable que nadie? Lucy.
– Rubita -balbucee-. Ella solo fue…
– Una parte del rompecabezas. Tu lo viste, Pajarillo. Es igual esta noche que entonces