aclararlo todo esta noche para que podamos irnos a dormir a casa? ?Devolver las cosas a la normalidad? -Y, con una sonrisa, puntualizo-: O lo que aqui se considere normalidad.

Se inclino y bajo la voz con tono de complicidad.

– ?Sabes que esta pasando ahora mismo aqui al lado? -pregunto.

Francis sacudio la cabeza.

– Tu companero, el otro hombre que estaba en la fiestecita de esta noche, te esta delatando. Eso es lo que esta pasando.

– ?Delatando?

– Te esta culpando de todo lo ocurrido. Esta contando a los otros detectives que fue idea tuya, y que fuiste tu quien la violo y la asesino, y que el solo miro. Les esta explicando que intento detenerte pero que no quisiste escucharlo. Te esta culpando de todo este lamentable hecho.

Francis reflexiono un momento y sacudio la cabeza. Aquello parecia tan descabellado e imposible como todo lo que habia pasado esa noche, y no lo creyo. Se paso la lengua por el labio inferior y sintio cierta hinchazon ademas del sabor salado de la sangre.

– Se lo he dicho todo -dijo con voz debil-. Le he dicho lo que se.

El detective hizo una mueca, como si esta respuesta no fuera de recibo. Hizo un pequeno gesto con la mano a su companero. El segundo detective avanzo e inclino la cabeza para mirar directamente a los ojos de Francis. Este retrocedio, a la espera de otro golpe, incapaz de defenderse. Su vulnerabilidad era total. Cerro los ojos.

Pero antes de que llegara el mamporro, oyo abrirse la puerta.

A continuacion todo parecio ocurrir a camara lenta. Francis vio a un policia uniformado en el umbral y como los dos detectives se acercaban a el para mantener una conversacion apagada que, tras un momento, parecio animarse, aunque siguio resultando indescifrable para el. Al cabo de uno o dos minutos, el primer detective sacudio la cabeza y suspiro, emitio un sonido de disgusto y se volvio hacia Francis.

– Franny, muchacho, dime algo: este hombre que te desperto antes de que salieras al pasillo, el hombre de quien nos hablaste al principio de nuestra pequena charla, ?es el mismo que habia atacado antes a la enfermera durante la cena? ?El que fue a por ella ante los ojos de todas las personas que hay en este edificio?

Francis asintio.

El detective puso los ojos en blanco y echo la cabeza hacia atras, resignado.

– ?Mierda! -exclamo-. Aqui estamos perdiendo el tiempo. -Se volvio hacia el doctor Gulptilil y le pregunto, furioso-: ?Por que cono no nos lo dijo antes? ?Estan todos aqui como regaderas?

Tomapastillas no respondio.

– ?Ha olvidado contarnos algo mas que sea de vital importancia, doctor?

Tomapastillas nego con la cabeza.

– Seguro -solto el detective con sarcasmo. Senalo a Francis-. Traedlo -ordeno.

Un policia uniformado empujo al joven hacia el pasillo. Ahi, a su derecha, otro grupo de policias habia salido de un despacho contiguo con Peter el Bombero, que lucia una contusion rojo intenso cerca del ojo derecho, junto con una expresion colerica y desafiante que parecia expresar desden hacia todos los policias. Francis deseo poder mostrarse asi de seguro. El primer detective lo agarro por el brazo y lo giro un poco para que viese a Larguirucho, esposado y flanqueado por dos policias mas. Detras de el, en el pasillo, varios guardias de seguridad del hospital retenian a todos los pacientes varones de la planta baja del edificio Amherst, lejos del trastero, en ese momento analizado por la policia cientifica. Dos paramedicos aparecieron con una bolsa negra para cadaveres y una camilla muy parecida a la que habia llevado a Francis al Hospital Estatal Western.

Se elevo un gemido colectivo entre los pacientes cuando vieron la bolsa. Algunos se echaron a llorar y otros se volvieron, como si desviando la mirada pudieran evitar enterarse de lo ocurrido. Otros se pusieron tensos y unos cuantos se limitaron a seguir haciendo lo que estaban haciendo, que era tambalearse y agitar los brazos, bailar o contemplar la pared. El ala de las mujeres se habia calmado, pero cuando el cadaver salio, a pesar de no verlo, debieron de notar algo, porque se volvieron a oir golpes en la puerta, como un repiqueteo de tambor en un funeral militar. Francis volvio a mirar a Larguirucho, cuyos ojos se clavaron en el cadaver de la enfermera cuando paso ante el en la camilla. Bajo las luces brillantes del pasillo, Francis distinguio manchas profundas de sangre en la camisa de dormir de Larguirucho.

– ?Es ese el hombre que te desperto, Franny? -quiso saber el primer detective, y su pregunta contenia toda la autoridad de un hombre acostumbrado a mandar.

Francis asintio.

– Y despues de que te despertara, salisteis al pasillo, donde encontrasteis a la enfermera ya muerta, ?es asi? Y llamasteis a seguridad, ?no?

Francis asintio de nuevo. El detective miro a los policias que estaban junto a Peter, que asintieron con la cabeza.

– Es lo mismo que dijo el -contesto uno a la pregunta no formulada.

Larguirucho habia palidecido y el labio inferior le temblaba de miedo. Bajo los ojos hacia las esposas que lo maniataban y junto las manos como para rezar. Dirigio una mirada a Francis y Peter, al otro lado del pasillo.

– Pajarillo, hablales del angel -dijo con voz temblorosa y las manos hacia delante como un suplicante en un servicio religioso-. Hablales del angel que vino en medio de la noche y me conto que se habia encargado de la encarnacion del mal. Ahora estamos a salvo. Diselo, por favor, Pajarillo -suplico con un tono lastimero, como si cada palabra que decia lo sumiera aun mas en la desesperacion.

En lugar de eso, el detective se acerco a Larguirucho, que retrocedio un paso, asustado.

– ?Como le llego esa sangre a la camisa de dormir? -le espeto el policia- ?Como llego la sangre de la enfermera a sus manos?

Larguirucho se miro los dedos y sacudio la cabeza.

– No lo se -contesto-. A lo mejor me la trajo el angel.

Mientras contestaba, un agente uniformado se acerco por el pasillo con una pequena bolsa de plastico. Al principio Francis no vio lo que contenia, pero luego, reconocio la cofia blanca de tres picos que solian llevar las enfermeras del hospital. Solo que esta parecia arrugada y tenia el borde manchado de sangre.

– Parece que quiso quedarse con un recuerdo -comento el policia uniformado-. Lo encontre debajo de su colchon.

– ?Encontro el cuchillo? -quiso saber el detective.

El policia nego con la cabeza.

– ?Y la punta de los dedos?

El policia nego de nuevo.

El detective parecio reflexionar evaluando los datos. Despues, se volvio con brusquedad hacia Larguirucho, que seguia encogido de miedo contra la pared, rodeado de policias mas bajos que el pero que en ese momento parecian mas corpulentos.

– ?Como consiguio esta cofia? -le pregunto.

– ?No lo se! -grito Larguirucho a la vez que sacudia la cabeza-. No lo se. Yo no la cogi.

– Estaba bajo su colchon. ?Por que la puso ahi?

– Yo no la puse. No la puse.

– No importa -replico el detective, y se encogio de hombros-. Tenemos mas de lo que necesitamos. Que alguien le lea sus derechos. Nos vamos ahora mismo de este manicomio.

Los policias empujaron a Larguirucho pasillo adelante. Francis pudo ver como el panico le sacudia como rayos caidos del cielo. Se retorcia como si una corriente electrica le recorriera el cuerpo, como si cada paso que le obligaban a dar fuera sobre brasas ardientes.

– No, por favor. Yo no he hecho nada. Por favor. El mal, el mal esta entre nosotros. Por favor, no me lleven de aqui. Este es mi hogar. Por favor.

Mientras Larguirucho gritaba lastimosamente y su desesperacion resonaba por todo el pasillo, Francis noto que le quitaban las esposas.

– Pajarillo, Peter, ayudadme, por favor -pidio Larguirucho. Francis no recordaba haber oido nunca tanto dolor en tan pocas palabras-. Decidles que fue un angel. Un angel vino a verme en medio de la noche. Decidselo. Ayudadme, por favor.

Y entonces, con un empujon final de los policias, desaparecio por la puerta principal del edificio Amherst, y lo que quedaba de noche se lo engullo.

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