Francis meneo la cabeza para expresar duda.

– No parece la clase de cosas que haria Larguirucho -comento.

– Me parecia un buen hombre -repuso Cleo tras soltar un resoplido que hizo estremecer su voluminoso cuerpo-. Un poco chalado, como todos nosotros, confundido a veces, pero un buen hombre. No puedo creer que hiciera una cosa tan mala.

– Tenia sangre en la camisa de dormir. Y creia que Rubita era la encarnacion del mal. Eso lo asustaba. Cuando nos asustamos, hacemos cosas inesperadas. Nos pasa a todos. De hecho, estoy seguro de que casi todo el mundo hizo algo estando asustado y por eso esta aqui.

Cleo asintio.

– Pero Larguirucho parecia distinto -dijo, y sacudio la cabeza-. No. No es cierto. Parecia igual. Y todos somos diferentes, a eso me refiero. Era distinto fuera, pero aqui dentro era igual. En cambio, lo que ocurrio parece una cosa de fuera que hubiese pasado aqui dentro.

– ?De fuera?

– Ya me entiendes, tonto. De fuera. Del otro lado. -Hizo un gesto con el brazo para indicar el mundo que habia mas alla de los muros del hospital.

Francis le vio cierta logica y esbozo una sonrisa.

– Creo que te entiendo -comento.

– Ayer por la noche paso algo en el dormitorio de las mujeres -dijo Cleo bajando la voz-. No se lo he contado a nadie.

– ?Que paso?

– Estaba despierta. No podia dormir e intente repasar todas las frases de la obra, pero esta vez no funciono. Imaginate. Normalmente, antes del parlamento de Antonio en el segundo acto estoy roncando como un bebe, aunque no se si los bebes roncan. Las madres nunca me han dejado acercarme a ninguno, las muy zorras… Pero eso es otra historia.

– Asi que tu tampoco podias dormir.

– Todas las demas estaban dormidas.

– ?Y?

– Vi abrirse la puerta y alguien que entraba. No habia oido la llave en la cerradura, pero mi cama esta lejos, junto a las ventanas, y la luz de la luna me daba en la cabeza. ?Sabias que antiguamente la gente creia que si te dormias con la luz de la luna en la frente, despertabas loco? De ahi procede la palabra lunatico. Puede que sea cierto, Pajarillo. Siempre duermo a la luz de la luna y cada vez estoy mas loca, y ya nadie me quiere. No hay nadie que hable conmigo y por eso me tienen aqui. Sola. Nadie viene a visitarme. Eso no es justo, ?no crees? Alguien podria venir a visitarme. Tampoco costaria tanto, ?no? Cabrones. Son todos unos cabrones.

– ?Alguien entro en el dormitorio? ?Estas segura?

– Si. -Cleo se estremecio-. Nadie entra de noche. Pero anoche vino alguien. Se quedo unos segundos y luego salio. Y esta vez, como escuchaba con atencion, oi girar la llave en la cerradura.

– ?Crees que alguien cerca de la puerta vio a esa persona?

Cleo hizo una mueca y sacudio la cabeza.

– Ya lo pregunte. Con discrecion, ?sabes? No. Mucha gente dormia. Son los medicamentos. Todo el mundo se queda frito enseguida. -Se ruborizo y Francis vio que le afloraban unas lagrimas-. Rubita me caia bien. Siempre fue muy amable conmigo. A veces recitabamos juntas la obra y ella hacia el papel de Marco Antonio o algun otro. Y tambien me caia bien Larguirucho. Era un caballero. Te abria la puerta y te dejaba pasar antes a la hora de la cena. Bendecia la mesa. Siempre me llamaba senorita Cleo y era muy educado y simpatico. Y se preocupaba por todos nosotros. Alejar el mal. Tiene sentido. -Se llevo un panuelo a los ojos y se sorbio la nariz-. Pobre Larguirucho -prosiguio-. Tenia razon todo el tiempo y nadie lo escucho. Y ahora mira. Tenemos que encontrar la forma de ayudarlo, el solo intentaba ayudarnos a nosotros. Cabrones. Son todos unos cabrones.

Tomo a Francis del brazo e hizo que la acompanara hasta la sesion en grupo.

El senor del Mal estaba disponiendo las sillas plegables en circulo en la sala de terapia. Indico a Francis que tomara un par del monton situado bajo una ventana, asi que el joven cruzo la sala mientras Cleo se dejaba caer en uno de los asientos. Se inclino para coger un par de sillas y antes de volverse para llevarlas al centro de la sala, donde el grupo se estaba reuniendo, un movimiento en el exterior capto su atencion. Desde alli, podia ver la entrada principal, la verja de hierro y el camino que conducia al edificio de administracion. Un gran coche negro llegaba a la parte delantera. Eso no tenia nada de inusual, todo el dia llegaban y se marchaban coches y ambulancias, pero este tenia algo que desperto su curiosidad. Parecia impregnado de urgencia.

Francis observo como el coche se detenia. Pasado un instante, una mujer alta y morena salio de el. Llevaba un impermeable largo color habano y una cartera negra que hacia juego con su largo cabello. La mujer se detuvo y parecio examinar todo el complejo hospitalario, luego subio la escalinata con una determinacion que le recordo a una flecha disparada a un blanco.

8

La organizacion les llegaba despacio e impuesta. Francis observo que no era como si de repente fueran alborotadores, ni siquiera revoltosos o escolares a los que se pide que presten atencion en el aula. Era mas bien que estaban inquietos y nerviosos. Todos habian dormido muy poco y recibido demasiados farmacos y demasiada agitacion, ademas de una cantidad importante de incertidumbre. Una mujer mayor con su largo cabello gris muy alborotado se echaba a llorar, se enjugaba las lagrimas con una manga, sacudia la cabeza con una sonrisa, decia que estaba bien y al cabo de unos segundos estallaba de nuevo en sollozos. Uno de los hombres de mediana edad y mirada dura, que habia sido marino en un pesquero y llevaba el tatuaje de una mujer desnuda en el antebrazo, lucia una expresion furtiva e inquieta, y no dejaba de revolverse en la silla para comprobar la puerta situada tras el, como si esperara que alguien se colara sigilosamente en la sala. Los tartamudos, tartamudeaban mas. Los irascibles estaba sentados en el borde de la silla. Los que solian llorar parecian mas dispuestos a derramar lagrimas. Los que permanecian mudos se habian sumido mas en el silencio.

Incluso Peter el Bombero, cuya tranquilidad solia dominar las sesiones, tenia problemas para mantenerse quieto, y mas de una vez encendio un cigarrillo y se paseo alrededor del grupo. A Francis le recordo a un boxeador que momentos antes del combate se relaja en el cuadrilatero lanzando derechazos e izquierdazos a mandibulas imaginarias mientras su contrincante real espera en el otro rincon.

Si Francis hubiera sido un veterano del hospital psiquiatrico, habria reconocido un aumento considerable de los niveles de paranoia en muchos pacientes. Era algo todavia no expresado; como una tetera que se va calentando para hervir el agua, todavia no habia empezado a silbar. Pero aun asi era perceptible, como un mal olor una tarde calurosa. Sus propias voces interiores pedian atencion a gritos, y necesito la fuerza de voluntad habitual para acallarlas. Los musculos de los brazos y del estomago se le tensaban, como si quisieran prestar ayuda a los tendones mentales que el estaba utilizando para controlar la cacofonia de voces.

– Creo que deberiamos abordar los hechos de la otra noche -sugirio Evans. Llevaba puestas las gafas de lectura, que dejaba resbalar por la nariz para mirar por encima a los pacientes. Francis penso que Evans era una de esas personas que hace una afirmacion que parece sencilla, como la necesidad de abordar precisamente lo que dominaba los pensamientos de todo el mundo, pero da la impresion de querer decir algo completamente distinto-. Parece que todos estais pensando en ello.

Un hombre se cubrio la cabeza con la camisa y se tapo los oidos con las manos. Los demas se removieron en los asientos. Nadie contesto enseguida, y el silencio que se abatio sobre la sala dio a Francis la impresion de ser consistente e invisible como el viento que hincha las velas de un barco. Pasado un momento lo rompio al preguntar:

– ?Donde esta Larguirucho? ?Adonde lo han llevado? ?Que han hecho con el?

Evans se recosto en la silla, aliviado, al parecer, de que las primeras preguntas fueran tan faciles de responder.

– Larguirucho fue transportado a la carcel del condado. Estara veinticuatro horas en observacion en una celda de aislamiento. El doctor Gulptilil fue a verlo esta manana para asegurarse de que recibia la medicacion adecuada en su dosis correcta. Esta bien. Esta un poco mas tranquilo que antes del… incidente.

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