penso que las personas como ellos formaban parte del hospital tanto como los muebles, las paredes o las puertas. A Cleo le gustaba llamar catos a los catatonicos, palabra que, para Francis, era tan buena como cualquier otra. Vio a una mujer avanzar con brio por el pasillo y detenerse de golpe. Reiniciaba la marcha. Paraba. Caminaba. Paraba. Luego reia y seguia su camino arrastrando una larga bata rosa.
– No es precisamente un mundo perfecto -oyo decir a Peter.
Lucy tenia los ojos algo desorbitados.
– ?Sabe algo sobre la locura? -pregunto Peter.
La fiscal nego con la cabeza.
– ?No hay ninguna tia Martha o tio Fred locos en su familia? ?Ningun extrano primo Timmy al que le guste torturar animalitos? ?Vecinos, tal vez, que hablen solos o que crean que el presidente es un extraterrestre?
Las preguntas de Peter parecieron relajar a Lucy, que sacudio la cabeza.
– Debo de tener suerte -comento.
– Bueno, Pajarillo puede ensenarle todo lo que necesite saber sobre estar loco -respondio Peter con una risita-. Es un experto, ?no es asi, Pajarillo?
Francis no supo que decir, asi que se limito a asentir. Observo como algunas emociones encontradas cruzaban el semblante de la fiscal, y penso que una cosa era meterse en un-sitio como el Hospital Estatal Western con ideas, suposiciones y sospechas, y otra muy distinta obrar conforme a ellas. Tenia el aspecto de alguien que examina un objeto raro con una mezcla de duda y confianza.
– Bueno -prosiguio Peter-, ?por donde empezamos, senorita Jones?
– Por aqui mismo. Por el escenario del crimen. Necesito familiarizarme con el sitio donde se produjo el asesinato. Y despues necesito familiarizarme con el hospital en su conjunto.
– ?Una visita guiada? -propuso Francis.
– Dos visitas guiadas -corrigio Peter-. Una para inspeccionar todo esto. -Senalo el edificio-. Y una segunda para examinar esto. -Se dio unos golpecitos en la sien.
Negro Chico y su hermano los habian acompanado de vuelta a Amherst desde el edificio de administracion, pero los habian dejado solos para hablar en el puesto de enfermeria. Negro Grande habia entrado despues en una de las salas de tratamiento adyacentes. Negro Chico se acerco sonriendo.
– Esta situacion es de lo mas inusual -comento afablemente. Lucy no contesto y Francis procuro descifrar en la expresion del auxiliar que pensaba realmente sobre lo que estaba pasando-. Mi hermano ha ido a prepararle su nuevo despacho, senorita Jones. Y yo he informado debidamente a las enfermeras de guardia de que va a estar aqui un par de dias como minimo. Una de ellas le ensenara donde esta su habitacion. Y supongo que en este momento el senor Evans debe de estar manteniendo una larga, aunque desagradable, conversacion con el director medico, y que muy pronto tambien querra hablar con usted.
– ?El senor Evans es el psicologo encargado?
– De esta unidad. Si, senorita.
– ?Y cree que no le gustara mi presencia aqui? -Lo dijo con una sonrisita ironica.
– No exactamente, senorita. Tiene que entender algo sobre como funcionan aqui las cosas.
– ?Que?
– Bueno, Peter y Pajarillo pueden ponerla al corriente tan bien como yo, pero, en resumen, el objetivo del hospital es hacer que las cosas vayan como una seda. Las cosas que son diferentes, que se salen de lo corriente, bueno, alteran a la gente.
– ?A los pacientes?
– Claro. Y si los pacientes se alteran, el personal se altera. Y si el personal se altera, los administradores se alteran. ?Comprende? A la gente le gusta que las cosas vayan como una seda. A todo el mundo. A los locos, a los ancianos, a los jovenes, a los cuerdos. Y no creo que usted vaya a propiciar que las cosas vayan como una seda, senorita Jones. Supongo que usted va a provocar justo lo contrario.
Negro Chico habia hablado esbozando una ancha sonrisa, como si todo eso le resultara divertido. Lucy lo observo, se encogio de hombros y le pregunto:
– ?Y usted y su corpulento hermano? ?Que opinan?
– Que el sea corpulento y yo menudo no significa que no tengamos las mismas grandes ideas -dijo, y solto una carcajada-. No, senorita. Lo que piensas no tiene nada que ver con tu aspecto. -Senalo los grupos de pacientes que recorrian el pasillo, como buscando corroborar sus palabras. A continuacion, inspiro hondo y observo a la fiscal. Luego, bajando la voz, anadio-: Puede que ambos creamos que aqui paso algo malo, y que eso no nos guste, porque, de ser asi, en cierto sentido, nosotros tenemos la culpa. Y eso no nos gusta nada, en absoluto, senorita Jones. Asi que, si se hiere alguna susceptibilidad, no nos parece que sea algo tan grave.
– Gracias -dijo Lucy.
– No me de las gracias todavia -replico Negro Chico-. Recuerde que cuando todo acabe, mi hermano, las enfermeras, los medicos, la mayoria de los pacientes, aunque no todos, y yo mismo seguiremos aqui, mientras que usted no. De modo que no de todavia las gracias a nadie. Y todo depende de quien sea la susceptibilidad que se hiera, ya me entiende.
– Le he entendido -asintio Lucy. Alzo la mirada y anadio-: Y supongo que ese es el senor Evans.
Francis se volvio y vio al senor del Mal avanzando con rapidez en su direccion. Su lenguaje corporal expresaba una actitud de bienvenida y exhibia una ancha sonrisa. Francis no se fio ni un instante.
– Senorita Jones -dijo Evans con rapidez-, permitame que me presente. -Le dio un mecanico apreton de manos.
– ?Le ha informado el doctor Gulptilil del motivo de mi presencia? -quiso saber Lucy.
– Me dijo que usted sospecha que tal vez se detuvo a la persona equivocada en el caso de la joven enfermera, sospecha a la que no le veo demasiado fundamento. Pero el hecho es que esta aqui. Segun me dijo el director, se trata de una investigacion ya en curso.
Lucy observo al psicologo, consciente de que su respuesta no contenia toda la verdad pero que, a grandes rasgos, era exacta.
– ?Puedo contar con su ayuda, pues? -pregunto.
– Por supuesto.
– Gracias -dijo Lucy.
– De hecho, ?quiza le gustaria empezar con una valoracion de las historias clinicas de los pacientes del edificio Amherst? Podriamos empezar ahora mismo. Disponemos de tiempo antes de la cena y las actividades nocturnas.
– Primero me gustaria una visita guiada -repuso la fiscal.
– Pues adelante. Vamos alla.
– Esperaba que estos pacientes me acompanaran.
– No creo que sea una buena idea. -El senor del Mal sacudio la cabeza.
Lucy no dijo nada.
– Bueno -prosiguio el psicologo-, por desgracia, Peter y Francis estan actualmente limitados a esta planta. Y el acceso al exterior de todos los pacientes, con independencia de su estatus, esta restringido hasta que la ansiedad que ha provocado el crimen y la posterior detencion de Larguirucho se haya disipado. Y su presencia en la unidad… bueno, detesto decirlo, pero prolonga la minicrisis que estamos viviendo. De modo que en el futuro inmediato, adoptaremos las medidas de maxima seguridad. Un poco como pasaria en una carcel, senorita Jones, pero en version hospitalaria. Se ha restringido el movimiento alrededor del hospital. Hasta que tengamos de nuevo a los pacientes estabilizados por completo.
Lucy se penso su replica.
– Bueno -dijo por fin-, sin duda pueden ensenarme el escenario del crimen y esta planta, e informarme de lo que vieron e hicieron, como a la policia. Eso no iria contra las normas, ?verdad? Y luego, tal vez usted, o uno de los hermanos Moses, pueda acompanarme por el resto del edificio y las demas unidades.
– Muy bien -respondio el senor del Mal-. Una visita guiada corta, seguida de otra mas larga. Lo dispondre todo.
– Repasemos otra vez lo que paso esa noche -dijo Lucy a Peter y Francis.
– Pajarillo -dijo Peter plantandose delante del senor del Mal-, adelante.
El escenario del crimen habia sido limpiado a conciencia y, cuando Lucy abrio la puerta, se aprecio el olor a desinfectante recien aplicado. A Francis ya no le parecio que contuviera nada de la maldad que recordaba. Era