accedia al pasillo desde la escalera del otro lado, a la cabeza de varios miembros del personal con blocs y lapices para hacer anotaciones. Cleo, con un cigarrillo colgando del labio inferior, se levanto de una silla desvencijada, y salio al encuentro del director medico.
– ?Ah, doctor! -Su voz sono casi como un grito-. ?Que piensa hacer sobre las raciones insuficientes que se sirven en las comidas? No creo que las autoridades planearan matarnos de hambre cuando nos enviaron aqui. Tengo amigos que tienen amigos que conocen a personas influyentes, y podrian hablar al gobernador sobre cuestiones de salud mental…
Tomapastillas se detuvo. El grupo de medicos internos y residentes le imito como el coro de un espectaculo de Broadway.
– Ah, Cleo -respondio el medico con afectacion-. No sabia que hubiera algun problema, ni que te hubieras quejado. Pero no creo que sea necesario involucrar al gobernador en esta cuestion. Hablare con el personal de la cocina y me asegurare de que todo el mundo reciba todo lo que necesite en las comidas.
Cleo, sin embargo, solo estaba empezando.
– Las palas de ping-pong estan viejas -prosiguio, tomando impulso con cada palabra-. Habria que cambiarlas. Las pelotas suelen estar resquebrajadas, de modo que no sirven para nada, y las redes estan deshilachadas y remendadas con cordel. La mesa esta combada e inestable. Digame, doctor, ?como va a mejorar uno su juego con un equipamiento que ni siquiera reune los requisitos minimos de la Aso ciacion de Tenis de Mesa de Estados Unidos?
– Pues, no era consciente de que existiera ese problema. Revisare el presupuesto de ocio para ver si hay fondos para solucionarlo.
Aunque eso habria apaciguado a algunos, Cleo no habia terminado.
– Por la noche hay demasiado ruido en los dormitorios para poder descansar bien. Demasiado. Dormir es fundamental para el bienestar y el progreso general hacia la salud. Las autoridades sanitarias recomiendan ocho horas de sueno ininterrumpido al dia como minimo. Y ademas necesitamos mas espacio. Mucho mas espacio. Hay presos en el corredor de la muerte con mas espacio que nosotros. La masificacion esta descontrolada. Y necesitamos mas papel higienico en los lavabos. Mucho mas papel higienico. -Ya era un torrente de quejas-. ?Y por que no hay mas auxiliares para ayudar a la gente de noche, cuando tenemos pesadillas? Cada noche, alguien grita pidiendo ayuda. Pesadillas, pesadillas, pesadillas. Llamas y llamas, gritas y nadie viene. Eso esta mal. Es una putada.
– Como muchas instituciones estatales, tenemos problemas de personal, Cleo -respondio el medico con tono condescendiente-. Tendre en cuenta tus quejas y sugerencias, y vere si podemos hacer algo. Pero si el reducido personal que trabaja en el turno de noche tuviera que responder a todos los gritos que oye, acabaria extenuado en una o dos noches, Cleo. Me temo que las pesadillas son algo con lo que tenemos que aprender a vivir de vez en cuando.
– Eso no es justo. Con todos los medicamentos que nos meten en el cuerpo, deberian encontrar algo para que la gente duerma sin demasiada agitacion. -Cleo parecia hincharse a medida que hablaba con una altivez majestuosa, una Maria Antonieta del edifico Amherst.
– Consultare la guia medica para buscar algun farmaco adicional -mintio el medico-. ?Alguna otra cuestion?
Cleo parecio un poco frustrada, pero, casi con la misma rapidez, su expresion se volvio bastante maliciosa.
– Si -dijo-. Quiero saber que le esta pasando al pobre Larguirucho. -Y senalo a Lucy, que esperaba pacientemente a un lado del pasillo-. Y quiero saber si ha encontrado al verdadero asesino.
Las palabras resonaron en el pasillo.
– Larguirucho sigue incomunicado, acusado de homicidio en primer grado -respondio Gulptilil con una sonrisa languida-. Ya te lo habia explicado antes. Su abogado solicito la libertad bajo fianza, pero, como era de esperar, fue denegada. Se le ha asignado un abogado de oficio, y sigue recibiendo su medicacion. Esta retenido en la carcel del condado, a la espera de una vista. Segun me han dicho, esta animado…
– Eso es mentira -replico Cleo-. Lo mas seguro es que Larguirucho este triste. Este es su hogar, si se le puede llamar hogar, y nosotros somos sus amigos, si se nos puede llamar amigos. ?Deberia regresar aqui de inmediato! -Inspiro hondo e imito con sarcasmo las palabras del medico-: Ya se lo habia explicado antes. ?Por que no me escucha?
– En cuanto a tu otra pregunta -prosiguio Gulptilil, sin hacer caso de la burla de Cleo-, deberias hacersela a la senorita Jones. Pero no esta obligada a informar a nadie de los avances que haya hecho. O no hecho. -Su voz acida subrayo las ultimas palabras.
Cleo parecio confundida. Gulptilil se alejo de ella y, como un jefe de los
– ?Le estoy observando, Gulptilil! ?Se que esta ocurriendo! ?Podra enganar a muchos, pero a mi no! -Y entre dientes, pero no lo suficiente para que los medicos no la oyeran, anadio-: Son todos unos cabrones.
El director medico empezo a darse la vuelta, pero se lo penso mejor. Francis vio que tenia la cara tensa, intentando sin exito ocultar la incomodidad del momento.
– ?Estamos todos en peligro y no estan haciendo nada al respecto, hijos de puta! -grito Cleo.
Solto una risita, dio una larga calada al cigarrillo, se carcajeo socarrona y se desplomo en su asiento, donde continuo observando con una sonrisa satisfecha como el director se alejaba por el pasillo. Sostenia el cigarrillo con la mano como una batuta y lo agito en el aire. Un director satisfecho con los acordes finales del concierto.
Extranamente, la grandilocuencia de Cleo animo a Francis. Le parecio que su arrebato habia captado la atencion de todos los pacientes que paseaban por la sala. No sabia si habia significado algo para ellos, pero se sonrio ante su pequena muestra de rebeldia y deseo tener la misma seguridad para ser igual de exigente. Por su parte, Cleo debio de captar los pensamientos de Francis, ya que solto un elaborado anillo de humo hacia el pasillo, observo como se disipaba y le guino el ojo a Francis.
Peter se acerco a Francis y le susurro:
– Cuando estalle la revolucion, ella estara en las barricadas. Que digo, es probable que dirija la rebelion, cono. Y es lo bastante grande como para ser ella misma una barricada.
– ?Que revolucion? -pregunto Francis.
– No seas tan literal, Pajarillo -repuso Peter y solto una pequena carcajada-. Piensa simbolicamente.
– Eso puede ser facil para la reina de Egipto. Pero en mi caso, no se.
Ambos sonrieron.
Gulptilil, nada divertido, se acerco a ellos.
– Ah, Peter y Francis -exclamo, recuperando su tono cantarin-. Mi pareja de investigadores. ?Como van esos progresos?
– Lentos y constantes -contesto Peter-. Asi es como yo los describiria. Pero es la senorita Jones quien tiene que determinarlo.
– Por supuesto. Ella determina cierta clase de progresos. Pero los medicos estamos mas preocupados por otra clase de progresos.
Peter vacilo antes de asentir.
– Si, asi es -insistio Gulptilil-. Y, a esos efectos, los dos vendreis a mi despacho esta tarde. Francis, tenemos que hablar sobre tu adaptacion. Y tu, Peter, recibiras una visita importante. Los hermanos Moses seran informados cuando llegue y te acompanaran a administracion.
El director medico arqueo una ceja, como si sintiera curiosidad por las reacciones de los dos hombres. Se les quedo mirando a los ojos un inquietante momento y luego se acerco a Lucy.
– Buenos dias, senorita Jones. ?Ha conseguido algun avance en su dilema?
– He logrado eliminar unos cuantos nombres.
– Imagino que eso le parece util.
Lucy no respondio.
– Bueno -prosiguio Gulptilil-, continue. Cuanto antes extraiga conclusiones, mejor para todos los implicados. ?Le ha resultado de ayuda el senor Evans en sus investigaciones?
– Por supuesto -aseguro Lucy.
Gulptilil se giro hacia el senor del Mal.