– ?Me mantendra al dia de las evoluciones y del avance de las circunstancias? -le pidio.
– Por supuesto -dijo Evans.
Francis penso que todo sonaba a representacion burocratica. Estaba seguro de que Evans informaba a Tomapastillas de todo a cada instante. Suponia que Lucy Jones tambien lo sabia.
El director medico suspiro y echo a andar hacia la puerta principal. Pasado un momento, Evans le dijo a Lucy Jones.
– Bueno, deduzco que nos merecemos un descanso. Tengo papeleo pendiente. -Y tambien se marcho deprisa.
Francis oyo una risa fuerte en la sala de estar. La carcajada, aguda y burlona, reverbero por el edificio. Pero cuando se volvio para ver quien era, la risa se interrumpio y se desvanecio entre los rayos del sol de mediodia que se filtraban a traves de los barrotes de las ventanas.
– Vamos -le susurro Peter, y ambos se acercaron a Lucy.
El Bombero se concentro en algo que no tenia nada que ver con Cleo y su numerito ni con el regocijo de ver a Gulptilil desconcertado.
Francis vio que estaba tenso. Tomo a Lucy Jones por el codo y los hizo volver.
– He encontrado algo -les dijo.
Lucy asintio con un gesto. Los tres volvieron a su despacho.
– ?Que impresion te dejo el ultimo interrogado? -pregunto Peter mientras se sentaban.
– Para ser breve, ninguna -respondio Lucy con una ceja arqueada, y se volvio hacia Francis-: ?No es asi? - Cuando este asintio, anadio-: Aunque posee la fuerza fisica y la edad necesarias, sufre un retraso profundo. Fue incapaz de comunicar nada importante; se mostro lo mas obtuso ante mis preguntas, y Evans opino que debemos descartarlo. Nuestro hombre posee cierta inteligencia. Por lo menos, la suficiente para planear sus crimenes y evitar ser descubierto.
– ?Evans opino que debe eliminarse como sospechoso? -dijo Peter, algo sorprendido.
– Asi es -respondio Lucy.
– Pues es curioso, porque descubri una camiseta blanca manchada de sangre entre sus pertenencias.
Lucy se recosto en el asiento sin decir nada. Francis observo como asimilaba esta informacion y lo cauta que se volvia. El, en cambio, vio vigorizada su imaginacion y, pasado un instante, pregunto:
– Peter, ?podrias describir lo que encontraste?
Peter solo tardo un momento o dos en explicarselo.
– ?Estas totalmente seguro de que era sangre? -pregunto Lucy por fin.
– Todo lo seguro que puedo estar sin un analisis de laboratorio.
– La otra noche sirvieron espaguetis para cenar. Quizas este hombre tenga problemas para usar los cubiertos. Podria haberse salpicado el pecho de salsa…
– No es ese tipo de mancha. Es espesa, entre marron y granate, y esta extendida. No como si alguien la hubiera frotado con un trapo humedo para limpiarla. No, es algo que alguien quiere conservar intacto.
– ?Como un
– Sospecho que tiene mas o menos el mismo valor que una instantanea -comento Peter-. Para el asesino, me refiero. Ya sabes, una familia va de vacaciones y despues revela las fotografias y se sienta en casa para verlas y revivir los recuerdos. Pienso que a nuestro angel esta camiseta le proporciona la misma emocion y satisfaccion. Podria tocarla y recordar. Evocar el momento es casi tan fuerte como el momento en si -concluyo.
Francis oyo sus voces interiores. Opiniones contrarias, consejos y sensaciones de miedo e inquietud. Pasado un segundo, asintio a lo que Peter estaba diciendo y pregunto a Lucy:
– ?Hubo algun indicio en los otros asesinatos de que se llevara algo de las victimas, aparte de los dedos?
– No que sepamos -respondio a la vez que sacudia la cabeza-. No faltaba ninguna prenda de vestir. Pero eso no lo descarta por completo.
Habia algo que preocupaba a Francis, pero no sabia que, y ninguna de sus voces era clara y contundente. Emitian opiniones contradictorias, e hizo todo lo posible por acallarlas y concentrarse.
– ?Encontraste algo mas que sea incriminatorio? -pregunto Lucy a Peter, mientras tamborileaba la mesa con un lapiz.
– No.
– ?Las falanges?
– No. Ni ningun cuchillo. Ni las llaves del edificio.
Lucy se reclino.
– Lo que dije antes es cierto -dijo Francis, un poco sorprendido de mostrarse tan contundente-. Antes de que volviera Peter. Cuando Evans estaba aqui. -Su voz parecia proceder de otro Francis, no del Francis que el sabia que era, sino de uno distinto, el Francis que esperaba ser algun dia-. Cuando dije que tenemos que descubrir el lenguaje del angel.
Peter lo miro intrigado, y Lucy reflexiono. Francis vacilo un instante e ignoro sus repentinas dudas.
– Me pregunto si no sera la primera leccion de comunicacion -sentencio mientras los otros dos permanecian callados-. Solo tenemos que averiguar que esta diciendo y por que.
Lucy se pregunto si la busqueda del asesino en aquel hospital podria volverla tambien loca. Pero consideraba que la locura era consecuencia de la frustracion, no una enfermedad organica. Esa idea era peligrosa y, con un poco de esfuerzo, la desecho. Habia mandado a Peter y Francis a almorzar mientras intentaba elaborar un plan de accion.
Sola en su despacho, estudio el expediente de aquel hombre, algo que lo relacionase con los crimenes. Algunas conexiones deberian ser obvias.
Sacudio la cabeza para disipar la sensacion de contradiccion que la invadia. Ahora tenia un nombre. Una prueba. Habia iniciado procesos con exito con mucho menos. Y, aun asi, estaba intranquila. Aquel expediente deberia mostrarle algo convincente, y sin embargo no era asi. Un hombre profundamente retrasado, incapaz de contestar siquiera a la pregunta mas simple, que la habia mirado como si no comprendiese nada de lo que le decia, tenia en su poder un objeto que correspondia al asesino. No cuadraba.
Su primer impulso habia sido enviar a Peter a buscar la camiseta. Cualquier laboratorio podria comparar la mancha con la sangre de Rubita. Tambien era posible que en la camiseta hubiera pelos o fibras, y que un examen microscopico estableciese mas conexiones entre la victima y el agresor. El problema de llevarse la camiseta sin mas era que seria una incautacion ilegal y probablemente un juez no la admitiria como prueba. Y habia la curiosa cuestion de la ausencia de los demas objetos que buscaban. Eso tampoco parecia logico.
Lucy tenia una capacidad considerable de concentracion. En su corta pero meteorica carrera en la oficina del fiscal, se habia distinguido por lograr ver los crimenes que investigaba mas o menos como una pelicula. En la pantalla de su imaginacion reunia detalles, de modo que tarde o temprano visualizaba todo el acto. Eso le permitia obtener excelentes resultados. Cuando Lucy llegaba al tribunal, sabia quiza mejor incluso que el acusado, por que y como este habia hecho lo que habia hecho. Era esta cualidad lo que la hacia tan eficaz. Pero ahora, estaba desorientada. El hospital no era como el mundo criminal al que estaba acostumbrada.
Gimio, frustrada. Miro el expediente por enesima vez y se dispuso a cerrarlo, cuando llamaron a la puerta. Alzo los ojos.
Francis asomo la cabeza.
– Hola, Lucy -dijo-, ?puedo pasar?
– Adelante, Pajarillo. Creia que te habias ido a comer.
– Si pero se me ocurrio algo de camino y Peter me dijo que viniera a decirtelo.
– ?De que se trata? -pregunto Lucy, e hizo un gesto para que el joven se sentara. Francis lo hizo con movimientos que indicaban que se sentia ansioso y reticente a la vez.
– El retrasado no parece la clase de persona que buscamos -contesto Francis-. Varios de los hombres que han venido y han sido descartados parecian mejores sospechosos. O, por lo menos, mas acordes con el perfil del sospechoso.
– Ya-asintio Lucy-. Pero ?como es que este hombre tiene la camiseta?
– Porque alguien queria que la encontraramos -respondio Francis despues de estremecerse-. Y que inculparamos a este hombre. Alguien se entero de que estamos interrogando y registrando, y establecio la