Peter exhibia una expresion tensa y toda su indiferencia socarrona habia desaparecido. Levanto las manos como para comprobar el limite de las sujeciones y, antes de permitir que el auxiliar lo condujera por el pasillo maniatado como una bestia salvaje, Lucy vio que lo invadia un enorme pesar.
21
Peter arrastraba los pies con cuidado por el sendero junto a Negro Grande. El auxiliar guardaba silencio, como si la tarea de acompanarlo lo incomodara. Se habia disculpado por segunda vez al salir del edificio Amherst y luego se habia callado. Pero caminaba deprisa, lo que obligaba a Peter practicamente a correr para seguirle el paso y a mantener los ojos puestos en el suelo para no tropezar y caerse.
Peter notaba el sol de ultima hora de la tarde en el cuello y consiguio levantar la cabeza un par de veces para contemplar los edificios iluminados por la puesta de sol. El aire estaba un poco frio, un recordatorio de la primavera en Nueva Inglaterra, una advertencia de que no hay que fiarse demasiado del advenimiento del verano. Parte de los marcos blancos de las ventanas relucia, de modo que los cristales con barrotes recordaban unos ojos que observaban su avance por el patio interior. Las esposas se le hincaban en las munecas. Toda la euforia que habia sentido la primera vez que salio a escondidas del edificio Amherst en compania de los hermanos Moses para empezar a buscar al angel, la agitacion que lo habia inundado al recordar cada olor y sensacion, habian desaparecido sustituidos por la melancolia del encarcelamiento. No sabia a que reunion lo llevaban, pero sospechaba que era importante.
Esa idea se reforzo al ver dos limusinas negras aparcadas frente al edificio de administracion. Estaban tan limpias que podia verse reflejado en ellas.
– ?Que esta pasando? -pregunto.
– Solo me han dicho que te llevara de inmediato esposado. -El auxiliar sacudio la cabeza-. Asi que se tanto como tu.
– Es decir, nada -concluyo Peter, y el otro asintio.
Subio tambaleante las escaleras tras Negro Grande y se apresuro por el pasillo en direccion al despacho de Gulptilil. La senorita Deliciosa estaba esperando detras de su mesa, y Peter observo que parecia incomoda y se habia cubierto la habitual blusa cenida con una rebeca holgada.
– Date prisa -dijo-. Te estan esperando.
Las cadenas tintinearon mientras avanzaba con rapidez. Negro Grande le sostuvo la puerta abierta. Peter entro arrastrando los pies.
Tomapastillas, sentado tras su escritorio, se levanto al vuelo. Habia, como de costumbre, una silla vacia delante de la mesa. Y tres hombres mas en la habitacion. Todos llevaban traje negro con alzacuello blanco. Peter no reconocio a dos de ellos, pero el rostro del tercero era conocido para cualquier catolico de Boston. El cardenal estaba sentado a un lado del despacho, en un sofa situado a lo largo de la pared. Tenia las piernas cruzadas y parecia relajado. Uno de los otros sacerdotes estaba sentado a su lado y sujetaba un portafolios de piel marron, un bloc y un gran boligrafo negro con el que jugueteaba nervioso. El tercer sacerdote estaba detras de la mesa de Gulptilil, en una silla situada junto a este. Tenia un fajo de papeles delante de el.
– Gracias, senor Moses. Por favor, quite las sujeciones a Peter, si es tan amable.
El auxiliar tardo unos instantes en hacerlo. Despues, retrocedio mirando al director medico, quien le hizo un gesto.
– Espere fuera hasta que lo llamemos, senor Moses. Estoy seguro de que no sera necesaria ninguna segundad adicional durante esta reunion. -Dirigio la mirada a Peter y anadio-: Todos somos caballeros, ?no?
Peter no respondio. No se sentia como un caballero en ese momento.
Sin decir palabra, Negro Grande se marcho. Gulptilil senalo la silla.
– Sientate, Peter -ordeno-. Estos senores quieren hacerte algunas preguntas.
Peter asintio, se sento pesadamente pero se deslizo hacia el borde de la silla, preparado. Trato de aparentar seguridad, pero sabia que eso era dificil. Sentia emociones encontradas, desde un odio ciego hasta curiosidad, y se advirtio que debia ser breve y directo al hablar.
– Reconozco al cardenal -afirmo Peter mirando al director medico-. He visto muchas veces su fotografia. Pero me temo que no conozco a los otros dos caballeros. ?Tienen nombre?
– El padre Callahan es el asistente personal del cardenal -indico Gulptilil, y senalo al hombre sentado junto al prelado. Era un hombre algo calvo, de mediana edad, con unas gafas gruesas y unos dedos regordetes que sostenian el boligrafo mientras tamborileaba sobre el bloc. Asintio hacia Peter, aunque no se levanto para estrecharle la mano-. Y el otro caballero es el padre Grozdik, que quiere hacerte algunas preguntas.
Peter asintio. El sacerdote del apellido polaco era bastante mas joven, de una edad parecida a la suya. Era delgado, atletico, de mas de metro ochenta. Su traje negro parecia hecho a medida para ajustarse a una cintura estrecha y tenia un aspecto languido, felino. Llevaba el cabello castano largo y peinado hacia atras, y tenia unos penetrantes ojos azules que no se habian apartado de Peter desde que habia entrado en la habitacion. El tampoco se levanto, ni le ofrecio la mano ni lo saludo de ningun modo, pero se inclino hacia delante como un depredador.
– Supongo que el padre Grozdik tambien tiene algun cargo -dijo Peter, que lo miro a los ojos-. Tal vez le gustaria decirme cual.
– Trabajo en la oficina juridica de la archidiocesis -aclaro con una insulsa voz.
– Si las preguntas son de cariz legal, ?no deberia estar presente mi abogado? -sugirio Peter. Formulo la frase como una pregunta con la esperanza de deducir algo de la respuesta del sacerdote.
– Esperamos que acceda a reunirse con nosotros de modo informal -respondio este.
– Eso dependera, por supuesto, de lo que deseen saber -replico Peter-. Sobre todo, porque veo que el padre Callahan ya ha empezado a tomar notas.
El sacerdote mayor dejo de escribir a medio trazo. Alzo los ojos hacia el sacerdote mas joven, que asintio en su direccion. El cardenal se mantuvo inmovil en el sofa observando a Peter con prudencia.
– ?Se opone? -pregunto el padre Grozdik-. Tener constancia escrita de esta reunion podria ser importante mas adelante. Tanto para su proteccion como para la nuestra. Y, si todo esto queda en nada, bueno, siempre podemos destruir el documento. Pero si se opone…
– Todavia no. Quiza despues -dijo Peter.
– Bien. Entonces, podemos empezar.
– Adelante -solto Peter con frialdad. El padre Grozdik consulto sus papeles y tardo en continuar. Peter se percato de que el hombre habia recibido formacion sobre tecnicas de interrogatorio. Lo supo por su actitud paciente y reposada, que ordenaba las ideas antes de preguntar. Supuso que habria estado en el ejercito e imagino una sencilla sucesion: secundaria en el Saint Ignatius, estudios universitarios en el Boston College, instruccion en el cuerpo de oficiales en la reserva, un periodo de servicio en el extranjero con la policia militar, una vuelta a la facultad de Derecho del Boston College y mas formacion jesuita, seguido de un ascenso rapido en la archidiocesis. De joven, habia conocido a unos cuantos como el padre Grozdik, que en virtud de su intelecto y su ambicion eran importantes para la Iglesia. Lo unico que estaba fuera de lugar era el apellido polaco y no irlandes, lo que le parecio interesante. El era de origen catolico irlandes, como el cardenal y su asistente, de modo que llevar a alguien de un origen etnico distinto indicaba algo. No sabia muy bien que ventaja daba eso a los tres sacerdotes. Pronto lo averiguaria.
– Mire, Peter… -empezo el sacerdote-, ?puedo llamarlo Peter? Me gustaria que la sesion fuera distendida.
– Por supuesto, padre -asintio Peter. Penso que era inteligente. Todos los demas poseian la autoridad de un adulto y un estatus. Pero el, Peter, solo tenia un nombre de pila. Habia usado el mismo enfoque al interrogar a mas de un piromano.
– Muy bien, Peter -empezo de nuevo el sacerdote-. Esta en el hospital para someterse a una evaluacion psicologica ordenada por un juez antes de seguir con las acusaciones en su contra, ?cierto?
– Si. Intentan averiguar si estoy loco. Demasiado loco para ser juzgado.
– Eso es porque muchas personas que lo conocen creen que sus acciones son… ?podriamos llamarlas «atipicas»? ?Le parece una buena descripcion?