Connolly son bastante menos que las que han derramado, y todavia derramaran, mi sobrino y algunos de sus amigos.
– De modo que se encargo personalmente…
Peter sintio que lo invadia la rabia, una rabia familiar, olvidada, pero parecida a la que habia sentido cuando oyo a su sobrino describir con voz temblorosa lo que le habia pasado. Se inclino hacia delante y dirigio una mirada dura a Grozdik.
– Nadie iba a hacer nada -explico-. Yo lo sabia, padre, lo mismo que se que la primavera sigue al invierno y el verano antecede al otono. Con total certeza. Asi que hice lo que hice porque nadie mas haria nada. Seguro que usted no, y el cardenal tampoco. ?Y la policia? Ni hablar. Se pregunta por el mal, padre. Bueno, pues ahora hay un poco menos de mal en el mundo porque yo provoque ese incendio. Y puede que haya estado mal. Pero puede que no. Asi que vayase a hacer punetas, padre, porque me da igual. Cuando los medicos averiguen que no estoy loco, podran enviarme a la carcel y tirar la llave, y todo el mundo estara en paz. Un equilibrio perfecto, padre. Un hombre muere. El hombre que lo mata va a la carcel. Que baje el telon. Todos los demas pueden seguir con sus vidas.
– Puede que no tenga que ir a la carcel, Peter -indico el padre Grozdik.
– Creo que no lo entiendo, padre -solto Peter, conteniendo sus emociones.
– Este incidente preocupa mucho a la archidiocesis, Peter.
Peter no contesto enseguida, aunque tenia una respuesta sarcastica en la punta de la lengua. Grozdik lo observo para intentar deducir su respuesta a partir de su postura en la silla, la inclinacion de su cuerpo, la expresion de sus ojos. Peter creyo que de repente jugaba la partida de poquer mas dura que habia visto.
– ?Preocupa, padre?
– Si, exacto. Queremos hacer lo correcto, Peter.
El sacerdote siguio valorando las reacciones de Peter.
– Lo correcto… -repitio Peter despacio.
– Es una situacion complicada, con muchos aspectos contradictorios.
– No estoy totalmente de acuerdo, padre. Un hombre cometia actos… depravados. Lo mas probable era que nunca le llamaran la atencion por eso. De modo que yo, exaltado y lleno de rabia y fervor justificados, me encargue de poner las cosas en su sitio. Yo solo. Un grupo parapolicial de una persona, podriamos decir. Se cometieron delitos, padre. Y se saldaron cuentas. Y ahora estoy dispuesto a aceptar mi castigo.
– Creo que es mas sutil que eso, Peter.
– Puede creer lo que quiera.
– Deje que le pregunte algo: ?le pidio alguien que hiciera lo que hizo?
– No. Lo hice por mi cuenta. Ni siquiera lo sugirio mi sobrino, y es el quien carga con las secuelas.
– ?Cree que su acto lograra de algun modo reparar lo que le ocurrio a su sobrino?
– No. -Peter sacudio la cabeza-. Y eso me entristece.
– Por supuesto -asintio el padre Grozdik-. ?Conto despues a alguien por que lo habia hecho?
– ?A los policias que me detuvieron?
– Exacto.
– No.
– ?Y aqui, en el hospital?
– No -respondio Peter tras reflexionar un instante-. Pero yo diria que hay bastantes personas que conocen el motivo. No del todo, pero aun asi lo saben. Los locos ven a veces las cosas con exactitud, padre. Una exactitud que se nos escapa en la calle.
Grozdik se inclino mas en la silla. Peter tuvo la sensacion de estar delante de un ave rapaz que describia circulos sobre un animal muerto en la carretera.
– Participo en muchos combates en el extranjero, ?verdad?
– En algunos.
– Su expediente militar indica que paso casi todo su periodo de servicio en zonas de combate. Y que fue condecorado en mas de una ocasion por sus acciones. Y tambien recibio el Corazon Purpura por heridas de guerra.
– Eso es cierto.
– ?Y vio morir gente?
– Era sanitario. Claro que si.
– ?Y como murieron? Apostaria a que en sus brazos mas de una vez.
– Ganaria esa apuesta, padre.
– ?Acaso creyo que eso no iba a tener ningun impacto emocional sobre usted?
– Yo no he dicho eso.
– ?Conoce una enfermedad llamada neurosis traumatica, Peter?
– No.
– El doctor Gulptilil podria explicarsela. Antes se le llamaba fatiga de combate, pero ahora recibe un nombre que suena mas clinico.
– ?Intenta decirme algo?
– Puede provocar que una persona actue de una forma que podriamos calificar de atipica. Sobre todo si esta sometida a un estres repentino y considerable.
– Hice lo que hice. Se acabo.
– No, Peter -replico Grozdik-. Empezo.
Ambos guardaron silencio un momento. Peter penso que seguramente el sacerdote esperaba que dijera algo, pero no estaba dispuesto a hacerlo.
– Peter, ?le ha informado alguien de lo que ha pasado desde que lo detuvieron?
– ?En que sentido?
– La iglesia que incendio ha sido derruida. El solar, limpiado y preparado. Se ha donado dinero. Mucho dinero. Con una generosidad extraordinaria. Ha supuesto una verdadera union de la comunidad. Se han dibujado planos. Se. ha proyectado, en el mismo solar, una iglesia mas grande y mas bonita que expresara verdaderamente la gloria y la virtud. Se ha instituido una beca con el nombre del padre Connolly. Incluso se habla de anadir un centro para jovenes, en su memoria, claro.
Peter se quedo estupefacto.
– Las muestras de amor y carino han sido realmente memorables.
– No se que decir.