Lucy se acerco a Francis.

– Pajarillo -le susurro-, acompanalos y asegurate de que nuestro hombre se instale en una cama donde Peter y tu podais vigilarlo.

Francis asintio, sin mencionar que el retrasado no era el que deberian vigilar. Se aparto de la pared y se marcho por el pasillo, que volvia a estar lleno de murmullos y voces apagadas.

Cleo, cerca del puesto de enfermeria, se fijo en cada uno de los hombres cuando pasaban ante ella. Luego, con ceno y una mano senalando a los tres pacientes que se alejaban por el pasillo, les espeto:

– ?No sois bienvenidos! ?Ninguno de los tres!

Pero ninguno de los hombres se giro, cambio el paso o dio muestras de haber oido o comprendido lo que Cleo habia dicho.

Esta carraspeo con fuerza e hizo un gesto de desden con la mano. Francis paso veloz junto a ella para intentar seguir el ritmo rapido de Negro Chico.

Cuando entro en el dormitorio, el hombre retrasado estaba situado en la antigua cama de Larguirucho, mientras que a los otros dos se les habian asignado camas cercanas a la pared. Negro Chico los superviso mientras guardaban sus pertenencias, luego les enseno el lavabo, el poster con las normas del hospital, que Francis supuso iguales a las del dormitorio del que procedian, y les informo de que la cena se serviria en unos minutos. A continuacion, se encogio de hombros y se marcho, no sin detenerse junto a Francis.

– Di a la senorita Jones que hubo una buena pelea en Williams -le dijo-. El hombre al que ella cabreo fue directo hacia este grandullon. Fueron necesarios un par de auxiliares para separarlo; los otros dos tambien se vieron involucrados. El otro cabron estara un par de dias en una celda de observacion. Es probable que tambien lo inyecten para tranquilizarlo. Dile que salio como habia planeado, salvo que en Williams todo el mundo esta alterado y que puede que lleve un par de dias que las cosas se calmen.

Dicho esto, Negro Chico cruzo la puerta y lo dejo solo con los tres nuevos.

Francis vio como el retrasado se sentaba en el borde de la cama y abrazaba al muneco. Empezo a balancearse atras y adelante, con una media sonrisa en los labios, como si estuviera valorando su nuevo entorno. Bailarin hizo un pequeno giro y se acerco a la ventana para contemplar lo que quedaba de tarde.

Pero el tercer hombre, el fornido, miro a Francis y parecio ponerse tenso. Lo senalo de modo acusador y cruzo el dormitorio con rapidez, esquivando las camas.

– Tienes que ser tu -le espeto con rabia, pegado a la cara de Francis, y escupio. Su voz apenas era un susurro, pero reflejaba una colera terrible-. Tienes que ser tu. Eres el que me esta buscando, ?verdad?

Francis no respondio, sino que lo aparto de un empellon. El hombre blandio un puno delante del joven. Los ojos le destellaban con una furia que contradecia su voz siseante. Sus palabras sonaron como la advertencia de una serpiente de cascabel:

– Porque yo soy quien estas buscando.

Luego, con una sonrisa indiferente, salio al pasillo.

22

Pero yo lo sabia, ?no?

Quiza no en aquel instante, pero si poco despues. Al principio me senti sorprendido por la vehemencia de lo que me habian dicho. Senti un temblor interior, y todas mis voces gritaban advertencias contradictorias: que me escondiera, que le plantase cara, que me guiara por la sensatez. Y esta ultima indicaba que aquella no tenia sentido. ?Por que iba el angel a acercarse a mi para confesar, cuando habia hecho tanto para ocultar su identidad? Pero si el hombre fornido no era el angel, ?por que habia dicho eso?

Lleno de recelo, con un torbellino de preguntas y conflictos en mi interior, inspire hondo, me calme y deje solos a Bailarin y al retrasado en el dormitorio para seguir al hombre fornido por el pasillo. Observe como se detenia para encender un cigarrillo y examinar el nuevo mundo al que habia sido trasladado. El paisaje de cada edificio era diferente. Puede que la estructura fuera parecida, que los pasillos y las oficinas, la sala de estar comun, la cafeteria, los dormitorios, los trasteros, las escaleras y las celdas de aislamiento siguieran mas o menos la misma disposicion, acaso con pequenas diferencias. Pero ese no era el terreno real de cada unidad. Sus contornos y su topografia venian definidos por las diversas locuras que contenian. Y eso era lo que el hombre fornido estaba examinando. Parecia un hombre que soliese estar apunto de explotar, un hombre que controlaba poco las rabias que le recorrian la sangre enfrentadas al Haldol o al Prolixin que le administraban a diario. Nuestros cuerpos eran campos de batalla entre ejercitos de psicosis y narcoticos que luchaban por el control puerta a puerta, y aquel hombre fornido parecia tan atrapado como cualquiera de nosotros en esa guerra.

No creia que ese fuera el caso del angel.

El hombre fornido aparto de un empujon a un anciano senil, delgado y enfermizo, que se tambaleo y casi se cayo al suelo a punto de echarse a llorar. El otro siguio pasillo adelante y solo se detuvo para poner mala cara a dos mujeres que se balanceaban en un rincon mientras canturreaban nanas a munecas que acunaban en brazos. Cuando un cato con un pijama holgado y una larga bata suelta se cruzo de modo inofensivo en su camino, le grito que se apartara y continuo adelante, mas deprisa, como si sus pasos siguiesen el ritmo que marcaba su rabia. Y pense que cada paso lo distanciaba mas del hombre que estabamos buscando. No podria haber dicho exactamente por que, pero lo sabia con una certeza que fue aumentando a medida que lo seguia por el pasillo. Comprendi por que cuando estallo en Williams la pelea que Lucy habia organizado, el hombre fornido se habia enzarzado de inmediato en el intercambio de golpes, y por eso lo habian trasladado a Amherst. No era la clase de hombre que se cruza de brazos ante un conflicto, que retrocede hacia un rincon o se refugia contra la pared. Reaccionaria electricamente, saltaria de inmediato, con independencia de cual fuera la causa o de quien luchara con quien, o del porque de todo ello. Le gustaba pelear porque asi daba salida a los impulsos que lo atormentaban y se perdia en la colera confusa del intercambio de golpes. Y entonces, cuando se levantaba, ensangrentado, su locura no le dejaba preguntarse por que habia obrado de esa manera.

Comprendi que parte de su enfermedad consistia en llamar siempre la atencion.

Pero ?por que habia sido tan preciso acercando su cara a la mia? «Yo soy el hombre que estas buscando.»

En mi piso, apoye la frente contra la pared, sobre las palabras que habia escrito para hacer una pausa, sumido en los recuerdos. La presion me recordaba un poco una compresa fria aplicada en la frente para bajar la fiebre a un nino. Cerre los ojos con la esperanza de descansar un poco.

Pero un susurro rasgo el silencio. Siseo justo detras de mi.

– ?Creiste que te lo iba a poner facil?

No me volvi. Sabia que el angel estaba ahi y, a la vez, no estaba ahi.

– No -respondi-. No crei que me lo pondrias facil. Pero tarde cierto tiempo en averiguar la verdad.

Lucy vio a Francis salir del dormitorio para seguir a un hombre que no era el que ella le habia indicado. El chico estaba palido y le parecio que absorto en lo que estaba haciendo, casi ajeno al ajetreo que se producia antes de la cena en el concurrido pasillo. Empezo a acercarse a el, pero se detuvo. Sin duda Pajarillo tendria alguna razon para hacer eso.

Los vio entrar en la sala de estar y se dirigio hacia alli, cuando vio que Evans avanzaba a toda velocidad por el pasillo hacia ella. Tenia la expresion enfurecida de un perro al que acaban de quitarle un buen hueso.

– Bueno -solto enfadado-, supongo que estara contenta. Tengo a un auxiliar en urgencias con una muneca fracturada, y he tenido que trasladar a tres pacientes de Williams y poner a un cuarto en aislamiento por lo menos veinticuatro horas. Tengo una unidad alborotada y agitada, y es probable que uno de los trasladados corra mucho riesgo porque ha tenido que cambiar de ubicacion despues de varios anos, y no por culpa suya. Se vio atrapado en medio de la pelea por casualidad, pero termino siendo amenazado. ?Maldita sea! Espero que comprenda el contratiempo que esto supone, y lo peligroso que es, sobre todo para los pacientes que estan estabilizados y los

Вы читаете La Historia del Loco
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату