– Cuando miras al resto de los pacientes -susurro-, ?que ves?
– No lo se -respondio tras vacilar un instante-. Es un poco como
– Pero has visto todas las clases de locos que hay aqui, ?verdad?
Peter dudo y vio a Lucy acercarse por el pasillo. Espero a que llegase a su lado y dijo:
– Pajarillo ha visto algo. ?De que se trata?
– El hombre que buscamos no esta mas loco que tu -susurro Francis-. Pero finge ser otra cosa.
– Continua -lo animo Peter.
– Toda su locura, al menos la locura asesina y la locura de cortar dedos, no es como las locuras habituales que tenemos en el hospital. Planifica. Piensa. Se trata de la encarnacion del mal, como insistia Larguirucho. No es que oiga voces, tenga delirios ni nada de eso. Pero sabe aparentarlo para que todos vean en el a un loco mas, en lugar de ver un ser malvado…
Francis sacudio la cabeza.
– ?Que estas diciendo, Pajarillo? -Peter bajo la voz-. Explicate.
– Lo que estoy diciendo es que examinamos todos esos formularios de ingreso e hicimos todos esos interrogatorios en busca de algo que relacione a alguien de aqui con el mundo exterior. ?Que buscabais Lucy y tu? Hombres con antecedentes de violencia. Psicopatas. Hombres con una rabia latente. Hombres fichados por la policia. Hombres que oyen voces que les ordenan hacer cosas malas a las mujeres. Quereis encontrar un criminal loco, ?verdad?
– Es el unico enfoque logico… -Lucy hablo por fin.
– Pero aqui todo el mundo tiene algun impulso demente. Y muchos podrian ser asesinos, ?verdad? Aqui la linea que separa ambas cosas es muy sutil.
– Si, pero… -Lucy estaba asimilando lo que Francis decia.
– ?No crees que el angel tambien sabe eso? -repuso el joven.
La fiscal no respondio.
– El angel es alguien que carece de antecedentes que puedan llamar la atencion de nadie -afirmo Francis tras inspirar hondo-. En el exterior, es una persona. Aqui, es otra. Como un camaleon que cambia de color segun su entorno. Y es alguien al que nunca se nos ocurriria investigar. De esa manera, esta a salvo y puede hacer lo que quiere.
Peter parecia esceptico, y Lucy parecia necesitar que la convencieran mas. Ella fue la primera en hablar.
– ?De modo que crees que el angel finge su enfermedad mental? -dijo con lentitud, como si con la palabra «fingir» hubiera sugerido que eso era imposible.
Francis sacudio la cabeza y asintio. Las contradicciones que a el le resultaban tan claras no lo eran para los otros dos.
– No puede fingir voces. No puede fingir delirios. No puede fingir ser… -Inspiro antes de continuar-: No puede fingir ser como yo. Los medicos se darian cuenta. Hasta el senor del Mal lo detectaria enseguida.
– ?Entonces? -pregunto Peter.
– Mirad alrededor -contesto Francis. Senalo al otro lado del pasillo, donde el hombreton retrasado que habia llegado de Williams estaba apoyado contra la pared, acunando a su muneco y canturreandole suavemente. Vio a un
–
– No tenemos tiempo -dijo Lucy. Examinaba los expedientes que tenia esparcidos por la mesa de su despacho provisional, donde se centraba su investigacion provisional.
Peter se paseaba intentando ordenar toda clase de ideas contradictorias. Cuando la fiscal hablo, la miro con la cabeza ladeada.
– ?Por que? -pregunto.
– Tendre que marcharme. Puede que en los proximos dias. He hablado con mi jefe y cree que solo estoy perdiendo el tiempo. Mi idea nunca le gusto, pero como insisti, cedio. Eso esta a punto de acabarse…
– Yo tampoco estare aqui mucho mas -repuso Peter-. Por lo menos, no lo creo asi. -No dio detalles, pero anadio-: Pero Francis se quedara aqui.
– No solo Francis -le recordo Lucy.
– Exacto. No solo Francis. -Peter vacilo-. ?Crees que tiene razon? Sobre el angel, quiero decir. Sobre eso de que es alguien al que no investigariamos…
Lucy inspiro hondo. Se apretaba las manos y se las soltaba casi al ritmo de su respiracion, como alguien a punto de explotar que intenta controlar sus emociones. Esa era una actitud extrana en el hospital, donde la gente daba rienda suelta a sus emociones de una forma casi constante. La contencion, mas alla de la que provocaban los medicamentos antipsicoticos, era casi imposible. Pero Lucy parecia ocultar algo en sus ojos, y cuando los dirigio hacia Peter, este pudo detectar una gran inquietud.
– No lo soporto -musito.
Peter no respondio, porque sabia que se explicaria en unos instantes.
Lucy se dejo caer en la silla y, con la misma rapidez, volvio a levantarse. Se inclino para sujetar con las manos los bordes del escritorio como si eso le sirviera para soportar el azote de los vientos de su agitacion. Cuando miro a Peter, este no estuvo seguro de si sus ojos reflejaban una dureza asesina u otra cosa.
– La idea de dejar a un violador y un asesino aqui me resulta inaceptable. Aunque el angel y el hombre que asesino a las otras mujeres no sean la misma persona, dejarlo aqui impune me pone los pelos de punta.
De nuevo, Peter no dijo nada.