– ?Es usted periodista? -pregunto el doctor Ingram.

– Buena pregunta, doctor. -El hombre de los anteojos se sonrio.- Algunas veces mi editor dice que no, aunque me parece que hoy no opinara asi, y menos, cuando reciba esta pequena joya obtenida en mis vacaciones.

– ?De que diario? -pregunto Peter. Esperaba que se tratara de uno insignificante.

– New York Herald Trib.

– Bien -el presidente de los dentistas asintio con aprobacion-. Ellos haran el trabajo importante. Espero que haya visto lo que ocurrio.

– Puedo asegurarle que lo vi todo -dijo el periodista-. Necesitare que me de algunos detalles; asi podre escribir correctamente los nombres. Primero, creo, me gustaria otra instantanea fuera… usted y el otro doctor, juntos.

El doctor Ingram tomo del brazo a su colega negro.

– Es la forma de luchar contra estas cosas, Jim. Sacaremos a relucir el nombre de este hotel en todos los diarios del pais.

– Esta en lo cierto -convino el periodista-. Los servicios telegraficos se encargaran de eso; mis fotografias tambien, me imagino.

El doctor Nicholas asintio con lentitud.

No habia nada que hacer, penso Peter, cenudo. Absolutamente nada que hacer. Advirtio que Curtis O'Keefe habia desaparecido.

Mientras los otros se alejaban, el doctor Ingram decia: -Me gustaria hacer esto muy rapido. Tan pronto tenga las fotografias, tratare de sacar nuestra convencion de este hotel. La unica manera es golpear a la gente donde lo siente mas… financieramente… -Su voz clara y franca se alejo por el vestibulo.

6

La duquesa de Croydon pregunto:

– ?Ha habido alguna novedad? ?Sabe algo mas la Policia?

Eran cerca de las once de la manana. Otra vez en la intimidad de la Presidential Suite, la duquesa y su marido, ansiosos, se encontraron con el detective del hotel. El obeso cuerpo de Ogilvie desbordaba de la silla que habia elegido para sentarse, y esta crujia a cada movimiento de su ocupante.

Estaban en la espaciosa sala llena de sol, con las puertas cerradas. Como el dia anterior, la duquesa habia despachado a su secretario y a la camarera a hacer recados innecesarios. Ogilvie considero la pregunta de la duquesa, antes de responder.

– Ya han inspeccionado muchos lugares donde no esta el coche que buscan. Por lo que he podido enterarme, han estado trabajando en los alrededores y en los suburbios, utilizando todos los hombres de que disponen. Todavia tienen otras zonas que cubrir, aun cuando creo que manana comenzaran a buscar en lugares mas centricos.

Habia habido un cambio sutil desde el dia anterior en la relacion entre los Croydon y Ogilvie. Antes habian sido antagonistas. Ahora eran conspiradores, aunque con cierta inseguridad, como buscando su camino hacia una alianza que todavia no estaba bien definida.

– Si hay tan poco tiempo -dijo la duquesa-, lo estamos desperdiciando.

Los ojos del detective se endurecieron.

– ?Se imagina que voy a sacar el coche ahora? ?En pleno dia? ?Que lo estacione en Canal Street?

Insospechadamente, el duque de Croydon hablo por primera vez.

– Mi esposa ha estado bajo una tension terrible. No es necesario ser grosero con ella.

La expresion de escepticismo se mantuvo en el rostro de Ogilvie.

Tomo un cigarro del bolsillo de su chaqueta, lo miro y luego, subitamente, volvio a ponerlo en el bolsillo.

– Creo que todos estamos un poco tensos; y seguiremos asi hasta que todo haya terminado.

La duquesa no podia reprimir su impaciencia.

– Eso no importa. Tengo mas interes en lo que esta sucediendo ahora. ?La policia sabe ya que busca un «Jaguar»?

La enorme cabeza, con papada, se movio despacio de un lado a otro:

– Cuando lo sepan, no tardaremos en enterarnos. Como le dije, siendo el coche de ustedes extranjero, puede llevarles unos dias el identificarlo.

– ?No hay alguna senal… de que esten ahora menos interesados? Sucede a veces que cuando se presta mucha atencion a algo, despues de uno o dos dias sin que suceda nada, la gente pierde interes.

– ?Esta usted loca? -Habia sorpresa en la cara del gordo.- ?Ha leido usted el diario de la manana?

– Si -respondio la duquesa-. Lo vi. Y supongo que mi pregunta era solo una expresion de deseos.

– Nada ha cambiado -declaro Ogilvie-, excepto que tal vez la Policia este mas decidida. Hay muchas reputaciones pendientes de la solucion de este caso, y los policias saben que si no la logran, habra una conmocion empezando por los de arriba. El alcalde esta muy interesado, de modo que tambien esta metida la politica.

– ?Quiere decir que sacar el coche de la ciudad, sin ser visto, sera mas dificil que nunca?

– Digamoslo asi, duquesa. Hasta el ultimo de los policias sabe que si descubre el automovil que buscan, su automovil, significa que se coseran unos galones en su manga una hora despues. Tienen las pupilas aguzadas. Va a ser dificil.

Hubo un silencio durante el cual no se oyo mas que la pesada respiracion de Ogilvie. Era evidente cual iba a ser la proxima pregunta. Pero parecia haber cierta reticencia en formularla, como si la respuesta pudiera ser una liberacion o una esperanza frustrada.

– ?Cuando se propone partir? -dijo, por ultimo, la duquesa de Croydon-. ?Cuando conducira el coche hacia el Norte?

– Esta noche -respondio Ogilvie-. Por eso he venido a verlos.

Se oyo un suspiro de alivio del duque.

– ?Como se las arreglara -pregunto la duquesa-, para que no lo vean?

– No aseguro que lo logre. Pero tengo algunas ideas.

– Continue.

– Me imagino que el mejor momento para salir es alrededor de la una.

– ?De la madrugada?

– A esa hora no hay mucho trabajo -respondio Ogilvie, asintiendo-. El transito esta tranquilo. No demasiado.

– i Pero podran verlo!

– Me pueden ver en cualquier momento. Tenemos que correr el albur de tener suerte.

– Si logra salir… ?hasta donde llegara?

– A las seis ya habra luz. Supongo que estare en Mississippi, y con mucha probabilidad, en los alrededores de Macon.

– Eso no es muy lejos -protesto la duquesa-. Solo en la mitad del Mississippi. Ni siquiera una cuarta parte del camino a Chicago.

El gordo se movio en la silla, que crujio.

– ?Cree usted que voy a conducir a toda velocidad, superando records? ?Tal vez asi me eche encima un patrullero que me detenga!

– No, no creo eso. Solo me interesa que lleve el coche lo mas lejos posible de Nueva Orleans. ?Que hara durante el dia?

– Me detendre y me ocultare. Hay muchos lugares en Mississippi.

– ?Y luego?

– Pronto oscurece. Continuare. Seguire a traves de Alabama, Tennessee, Kentucky e Indiana.

– Pero, ?cuando considera usted que no habra ya peligro, ningun peligro?

– Supongo que en Indiana.

– Creo que si.

– ?De manera que llegara el sabado a Chicago?

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