En el entresuelo principal, fue otra vez Stanley Dixon quien marchaba delante, cuando salieron del ascensor. Se detuvieron frente a una puerta con paneles de vidrio, y una inscripcion suavemente iluminada: Oficinas de los ejecutivos, mientras Dixon, de mal humor, repetia lo que advirtiera anteriormente:

– ?Recordad…, sere yo quien hable!

Flora Yates los hizo entrar en la oficina de McDermott. Este, mirandolos con frialdad, hizo un ademan para que se sentaran.

– ?Cual de ustedes es Dixon?

– Soy yo.

– ?Dumaire?

Con menos confianza, Lyle Dumaire asintio.

– No conozco los otros dos nombres.

– ?Vaya… que lastima! -respondio Dixon-. Si lo hubieramos sabido, habriamos traido tarjetas de visita.

– Yo soy Gladwin -interrumpio el tercer joven-. Este es Joe Waloski -Dixon le disparo una mirada iracunda.

– Todos ustedes -declaro Peter- saben, sin duda, que tengo el informe de miss Marsha Preyscott sobre lo ocurrido el lunes por la noche. Si lo desean, estoy dispuesto a oir la version de ustedes.

Dixon hablo en seguida, para que nadie lo hiciera.

– Oiga… el venir aqui, fue idea suya y no de nosotros. No deseamos decirle nada. De manera que si tiene algo que decir, digalo.

Los musculos del rostro de Peter se endurecieron. Con un esfuerzo se controlo:

– Muy bien; sugiero que veamos los asuntos menos importantes primero. -Reviso los papeles; luego se dirigio a Dixon:- La suite 1126-7 fue registrada a su nombre. Cuando usted huyo (puso enfasis en las dos ultimas palabras) presumi que habia olvidado notificarlo, de manera que lo hice por usted. Hay una cuenta pendiente de setenta y cinco dolares y algunos centimos. Hay otra cuenta, por danos en la suite, de ciento diez dolares.

El que se habia presentado como Gladwin, silbo por lo bajo.

– Pagaremos los setenta y cinco -dijo Dixon-. Nada mas.

– Si discute la otra cuenta, es cosa suya -le informo Peter-. Pero le advierto que no pensamos dejar asi el asunto. Si es necesario, lo demandaremos.

– Escucha, Stan… -Era el cuarto joven, Joe Waloski. Dixon hizo un ademan, acallandolo.

A su lado, Lyle Dumaire se movio incomodo.

– Stan -le dijo en voz baja-, puede haber mucho alboroto. Si es necesario, lo podemos dividir en cuatro partes.-Se dirigio a Peter:- Si pagamos los ciento diez, podriamos tener dificultades para conseguir toda la suma en seguida. ?Podriamos pagarla en cuotas?

– Por supuesto. -No habia razon, decidio Peter, para no otorgarles las normales gentilezas del hotel.- Uno de ustedes, o todos, pueden ver a nuestro gerente de creditos, y el hara los arreglos necesarios. -Miro al grupo.- ?Debo considerar este aspecto solucionado?

Uno a uno, el cuarteto asintio.

– Eso deja pendiente el asunto del intento de violacion… de cuatro hombres contra una muchacha. -Peter no hizo esfuerzo alguno para ocultar el desprecio en su voz.

Waloski y Gladwin se sonrojaron. Lyle Dumaire evito los ojos de Peter. Solo Dixon mantuvo su arrogancia.

– Esa es su version. Podria ser que la nuestra fuera diferente.

– Ya les dije que estaba dispuesto a oirla.

– ?Tonterias!

– Entonces, no tengo mas alternativa que aceptar lo que dijo miss Preyscott.

– ?Acaso, no hubiera deseado estar alli tambien, gran hombre? O, tal vez, ?consiguio su tajada un poco mas tarde? -espeto Dixon.

– Calmate, Stan -susurro Waloski.

Peter apreto con fuerza los brazos del sillon. Tuvo que luchar con el impulso de correr desde detras del escritorio y golpear el rostro astuto y afectado que tenia frente a el. Pero sabia que si lo hacia, le daria ventaja a Dixon, cosa que probablemente estaba buscando. No dejaria que le hiciera perder el control.

– Presumo -dijo en tono helado-, que todos ustedes saben que se pueden formular cargos criminales.

– Si pensaran hacerlo -argumento Dixon-, ya alguien lo habria hecho. ?No nos venga con esas cosas!

– ?Estarian de acuerdo en repetir esas manifestaciones ante mister Mark Preyscott, si se le hace venir de Roma, despues de decirle lo que le ha pasado a su hija?

Lyle Dumaire levanto los ojos con rapidez y expresion de alarma. Por primera vez habia un atisbo de intranquilidad en los ojos de Dixon.

– ?Se lo han dicho? -pregunto Gladwin, con ansiedad.

– ?Callate! -interfirio Dixon-, es una treta. ?No te dejes atrapar! -Pero habia un matiz de menor confianza que un momento antes.

– Puede juzgar por usted mismo si es o no una treta. -Peter abrio un cajon de su escritorio y saco una carpeta.- Aqui tengo una declaracion firmada, redactada por mi, de lo que me informo miss Preyscott y de lo que yo mismo vi al llegar a la suite 1126-7, el lunes por la noche. No ha sido certificada por miss Preyscott, pero puede serlo, junto con cualquier otro detalle que ella quiera anadir. Hay otro informe redactado y firmado por Aloysius Royce, el empleado del hotel a quien ustedes acometieron, confirmando mi informe y describiendo lo que sucedio en seguida de su llegada.

La idea de obtener un informe de Royce se le habia ocurrido a Peter la tarde del dia anterior. Respondiendo a su requerimiento telefonico, el negro se lo habia entregado por la manana temprano. El documento, cuidadosamente escrito a maquina, era claro y con frases bien construidas, reflejando los conocimientos legales de Royce. Al mismo tiempo Aloysius habia prevenido a Peter: «Aun le digo que ningun tribunal de Luisiana tendra en cuenta la palabra de un negro, en un caso de violacion de una blanca.» Aunque irritado por la continua mordacidad de Royce, Peter le habia afirmado: «Estoy seguro de que no llegara al tribunal pero necesito armas.»

Tambien Sam Jakubiec resulto util. A solicitud de Peter el gerente de creditos habia hecho discretas averiguaciones sobre los dos jovenes. Stanley Dixon y Lyle Dumaire. Informo: «El padre de Dumaire, como sabe, es el presidente del Banco; el de Dixon es comerciante en automoviles; un buen negocio, una casa grande. Parece que ambos jovenes tienen mucha libertad, indulgencia paternal y, supongo, una buena cantidad de dinero, aun cuando no ilimitada. Por lo que he oido, ambos padres no estarian en completo desacuerdo en que sus hijos se acostaran con una o dos muchachas; como diciendo: 'yo hice lo mismo cuando joven…' Pero una tentativa de violacion es otra cosa, en particular si compromete a la muchacha Preyscott. Mark Preyscott tiene tanta influencia como el que mas en la ciudad. El y los otros dos hombres se mueven en el mismo circulo, aunque Preyscott ocupa una situacion social mas elevada. Es seguro que si Mark Preyscott persiguiera a los viejos Dixon y Dumaire, acusando a sus hijos por violar a su hija, o de intentar hacerlo, se les caeria el techo encima y los muchachos Dixon y Dumaire lo saben.» Peter le habia agradecido a Jakubiec, acumulando los datos para usarlos en caso de necesidad.

– Toda esa informacion -dijo Dixon-, no tiene el valor que usted quiere darle. Usted no llego sino despues, de manera que no sabe mas que lo que le dijeron.

– Eso quiza sea cierto -respondio Peter-. No soy abogado, de manera que no puedo decirlo. Pero tampoco lo descartaria enteramente. Pierdan o ganen no saldran del tribunal muy airosos, e imagino que sus familias pueden mostrarse severas con ustedes. -Por la mirada que intercambiaron Dixon y Dumaire, vio que habia dado en el clavo.

– ?Por Dios! -urgio Gladwin a los otros-, ?no queremos comparecer ante ningun tribunal!

– ?Que es lo que va usted a hacer? -pregunto cenudo Lyle Dumaire.

– Siempre que cooperen, no intento hacer nada mas. Por lo menos en cuanto se refiere a ustedes. Por otra parte, si continuan complicando las cosas, pienso telegrafiar hoy mismo a mister Preyscott a Roma y entregar esos papeles a su abogado de Nueva Orleans.

– ?Que es lo que significa «cooperar»? -pregunto Dixon con tono desagradable.

– Significa que ahora mismo cada uno de ustedes redactara y firmara una relacion completa de lo que sucedio la noche del lunes, incluyendo lo acaecido a primera hora de la noche, y si alguien del hotel esta o no complicado.

– ?Al demonio! -dijo Dixon-. No se puede hacer eso…

– ?Si se puede, Stan! -interrumpio con impaciencia Gladwin, y le pregunto a Peter-: Suponiendo que hagamos

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