– Eso es muy poco probable.
– Veremos. -De una delgada cartera, el banquero extrajo algunas hojas de papel rayado cubiertas con anotaciones hechas a lapiz.- Entiendo que usted ha recibido una oferta de la «O'Keefe Corporation», por este hotel.
– No se necesita del FBI para poder saber eso.
El banquero sonrio.
– ?Querria decirme cuales han sido los terminos ofrecidos?
– ?Por que habria de hacerlo?
– Porque estoy aqui -respondio Emile Dumaire con cautela-, para hacer una oferta.
– Si ese es el caso, razon de mas para no hacerlo. Lo que le dire es que he quedado en dar la respuesta a la gente de O'Keefe a las doce de hoy.
– Eso es. Mi informacion era esa: razon de mi subita aparicion aqui. De paso, disculpeme por no haber venido antes, pero necesite algun tiempo para reunir informacion e instrucciones.
La noticia de una oferta a las once de la manana (por lo menos de esta fuente) no alegro demasiado a Warren Trent. Supuso que un grupo local de inversores de los que Dumaire era el portavoz, se habia combinado en un intento para comprar barato y luego vender con ganancias. Cualesquiera que fueran los terminos que sugiriesen, era dificil que pudieran competir con la oferta de O'Keefe. Tampoco era probable que la posicion de Warren Trent fuera mejorada.
– Entiendo que los terminos ofrecidos por la «O'Keefe Corporation» es un precio de compra de cuatro millones -el banquero consultaba sus anotaciones hechas a lapiz-. De estos, dos millones serian aplicados a cubrir la hipoteca existente; del resto, un millon en efectivo y otro millon de dolares a invertir en una nueva emision de acciones de la «O'Keefe Corp.». Hay tambien otro rumor: de que a usted, personalmente, se le daria una especie de posesion vitalicia de sus aposentos en el hotel.
El rostro de Warren Trent se puso rojo de colera. Dio un golpe sobre el escritorio.
– ?Al diablo, Emile! ?No juegue al gato y al raton conmigo! -Si le parece eso, lo lamento.
– ?Por el amor de Dios! Si conoce los detalles, ?por que me los pregunta?
– Francamente, esperaba la confirmacion que acaba de darme. Ademas, la oferta que estoy autorizado a hacerle, es algo mejor. Warren Trent comprendio que habia caido en una vieja trampa elemental. Pero estaba indignado de que Dumaire lo hubiera considerado oportuno.
Tambien era obvio que O'Keefe tenia, tal vez, un traidor en su propia organizacion, alguien en su cuartel general que tenia acceso a la politica de alto nivel. En cierta forma, habia una ironica justicia en el hecho de que Curtis O'Keefe (que utilizaba el espionaje como herramienta de trabajo) fuera espiado a su vez.
– ?Cuanto mejoran los terminos? ?Y quien los ofrece?
– No estoy autorizado, por el momento, a contestar a la segunda pregunta.
– Hago negocios con personas que puedo ver, no con fantasmas.
– Yo no soy un fantasma -le recordo Dumaire-. Aun mas, tiene la garantia del Banco, de que la oferta que estoy autorizado a hacerle es de buena fe, y que las partes que el Banco representa tienen antecedentes impecables.
Todavia fastidiado por la estratagema de unos minutos antes, el propietario del hotel reflexiono al instante.
– Vayamos al grano.
– Estaba para hacerlo -el banquero miro sus notas-. Basicamente, la valuacion que mis clientes le hacen por el hotel, es identica a las de «O'Keefe Corporation».
– No es muy sorprendente, teniendo las cifras de O'Keefe.
– Sin embargo, en otros aspectos, hay diferencias importantes.
Por primera vez desde el comienzo de la entrevista, Warren Trent tuvo conciencia de su creciente interes en lo que tenia que decir el banquero.
– Primero, mis clientes no desean eliminar su conexion personal con el «St. Gregory Hotel», ni que se divorcie de su estructura financiera. Segundo, su intencion seria (en lo que comercialmente sea posible) mantener la independencia del hotel y su caracteristica existente.
Warren Trent se aferro a los brazos de su sillon con fuerza. Miro el reloj de pared que tenia a su derecha. Indicaba las doce menos cuarto.
– Sin embargo -prosiguio Dumaire-, insistirian en adquirir la mayoria de las acciones ordinarias, requerimiento logico, dadas las circunstancias, para disponer de un control administrativo efectivo. Usted mismo conservaria el
Warren Trent lleno un vaso de la jarra-termo que tenia a su lado.
– Que es lo que pretenden… ?que me convierta en un mandadero? ?O quizas en ayudante de portero?
– Eso no -Emile Dumaire bebio del vaso; luego lo miro-. Siempre me ha sorprendido que nuestro barroso Mississippi se convierta en agua tan agradable al paladar.
– ?Continue con eso!
El banquero volvio a sonreir.
– Mis clientes proponen que en cuanto haya renunciado se le nombre presidente de la junta, inicialmente por un termino de dos anos.
– ?Mera figura, supongo!
– Tal vez. Pero me parece que hay cosas peores. O quizas usted prefiera que la figura sea mister Curtis O'Keefe.
El propietario del hotel guardo silencio.
– Ademas tengo instrucciones de informarle que mis clientes igualaran cualquier oferta de caracter personal relativa a su estancia aqui, en el hotel, que haya recibido de la «O'Keefe Corporation». Ahora, en cuanto a la transferencia de acciones y refinanciacion, me gustaria entrar en algunos detalles.
A medida que el banquero hablaba, consultando con cuidado sus notas, Warren Trent tenia una sensacion de cansancio e irrealidad. Recordo un incidente ocurrido mucho tiempo atras. Cierta vez, siendo nino, habia ido a una fiesta campestre, con un punado de monedas para gastar en los juegos. Se habia arriesgado a subir a uno… al
Era un tipo de diversion que habia pasado al limbo hacia mucho tiempo. Lo recordaba como una plataforma con un piso con multiples goznes articulados que se movia constantemente: para arriba, para abajo, hacia delante, hacia atras, adelante… de manera que la perspectiva nunca estaba a nivel, y por el precio de unos centimos se tenia la inminente oportunidad de caer antes de llegar al otro extremo. Al principio resultaba divertido, pero recordaba que cerca ya del final del
Las semanas pasadas habian sido como un
Ahora, de improviso, el
Sabia que mas tarde sus sentimientos cambiarian, reviviria su interes personal en el hotel, como siempre habia sucedido. Pero por el momento, solo tenia conciencia del alivio que significaba que, de una u otra forma, se liberaba de la responsabilidad. Juntamente con el alivio, sentia curiosidad.
?Quien, entre los lideres de los negocios en la ciudad, estaba detras de Emile Dumaire? ?A quien le podia interesar tanto, como para correr los riesgos financieros de mantener al «St. Gregory» como un hotel tradicional e independiente? ?Mark Preyscott, quiza? ?Podria el dueno de las grandes tiendas estar buscando ampliar sus ya extendidos intereses? Warren Trent recordaba que hacia algunos dias, alguien le habia dicho que Mark Preyscott estaba en Roma. Eso podria ser la razon de la forma de acercamiento indirecto. Bien, quienquiera que fuese, suponia que pronto se enteraria.
La transaccion de acciones que el banquero estaba detallando, era justa. Comparado con el ofrecimiento de O'Keefe, el dinero que recibiria Warren Trent en forma personal, seria menos, pero compensado por un subsistente interes financiero en el hotel. En cambio, las condiciones de O'Keefe lo mantendrian al margen de los asuntos del