contrabandistas pudieron penetrar en el monasterio y asesinar a Singleton.
– Esta tratando de confundiros, senor. Scarnsea tiene una larga historia de contrabando de telas, que se transportan por la marisma y se depositan en barcos de pesca con destino a Francia. Pero ?por que iba a matar uno de esos hombres al comisionado del rey? No estaba aqui para investigar el contrabando, ?verdad?
La mirada del juez Copynger traslucia una subita inquietud. -No. Ni yo tampoco, a menos que esas actividades tengan alguna relacion con el asesinato de Singleton. Me inclino a pensar que el asesino es alguien del monasterio.
– Si los propietarios pudieran disponer de tierras para criar ovejas -dijo Copynger con evidente alivio-, la ciudad prosperaria y la gente no tendria que dedicarse al contrabando. Hay demasiados pequenos granjeros reconvertidos en tejedores.
– Aparte del contrabando, ?es leal la ciudad? ?No hay sectarios extremistas, por ejemplo, ni practicantes de brujeria? ?Sabiais que profanaron el monasterio?
– No, aqui no hay nada de eso -respondio el juez negando con la cabeza-; de lo contrario, me habria enterado: tengo cinco informadores a sueldo. Hay mucha gente a la que no le gustan los cambios, pero se aguantan. El asunto que mas protestas ha provocado ha sido la abolicion de los dias consagrados a los santos, pero solo porque eran festivos. Y nunca he oido hablar de que se practique la brujeria en los alrededores.
– ?Tampoco hay evangelistas exaltados? ?Nadie que haya leido la Biblia y descubierto alguna misteriosa profecia que solo el puede interpretar?
– ?Como esos anabaptistas alemanes que matarian a los ricos para repartir sus bienes? Habria que quemarlos a todos. Pero aqui no hay gente asi. El ano pasado, a un aprendiz de herrero le dio por predicar que habia llegado el Dia del Juicio, pero lo metimos en el cepo y luego lo echamos de la ciudad. Ahora esta en prision, que es donde debe estar. Una cosa es predicar en ingles y otra poner la Biblia en manos de estupidos criados y campesinos, para que Inglaterra se llene de iluminados.
– ?Sois de los que opinan que solo deberia permitirse leer la Biblia a los cabezas de familia? -le pregunte arqueando las cejas.
– Es un punto de vista muy razonable, senor.
– En fin, los papistas no se lo permitirian a nadie. Pero, volviendo al asunto del monasterio, he leido que en el pasado algunos monjes se entregaron a practicas nefandas. Que hubo casos de sodomia.
– Y se siguen entregando, estoy seguro -respondio Copynger con una mueca de asco-. El hermano Gabriel, el sacristan, era uno de los sodomitas, y continua alli.
– ?Habia alguien de la ciudad implicado?
– No. Pero en el monasterio, ademas de invertidos, hay fornicadores. Mas de una criada de Scarnsea ha sido victima de sus bajas pasiones. Ninguna mujer menor de treinta anos esta dispuesta a trabajar alli, sobre todo desde que desaparecio una muchacha.
– ?Una muchacha?
– Una huerfana del hospicio que fue a trabajar para el enfermero. Sucedio hace dos anos. Venia de visita a la ciudad de vez en cuando, pero de pronto dejo de venir. Cuando preguntamos por ella, el abad dijo que habia huido del monasterio llevandose unas copas de oro. Joan Stumpe, la gobernanta del hospicio, estaba convencida de que le habia ocurrido algo. Pero es una vieja metomentodo, y no habia ninguna prueba.
– ?Trabajaba para el enfermero? -tercio Mark con una nota de inquietud en la voz.
– Si, para el duende negro, como lo llamamos aqui. Cualquiera diria que no hay ingleses para hacer ese trabajo.
– ?Podria hablar con la senora Stumpe? -pregunte tras reflexionar unos instantes.
– No tomeis todo lo que os diga al pie de la letra. Pero si, ahora mismo debe de estar en el hospicio. Manana es dia de limosna en el monasterio; estara preparandolo todo.
– Entonces, aprovecharemos la ocasion -dije poniendome en pie.
Copynger llamo a un criado para que nos trajera las capas.
– Senor -dijo Mark volviendose hacia el juez mientras esperabamos-, en la actualidad hay otra joven trabajando para el enfermero. Se llama Alice Fewterer.
– ?Ah, si, la recuerdo!
– Creo que tuvo que ponerse a trabajar porque la parcela de su familia fue cercada para criar ovejas. Se que los jueces supervisan las leyes sobre cercados. Me preguntaba si todo se llevo a cabo legalmente… y si podria hacerse algo por ella.
Copynger miro a Mark con el entrecejo fruncido.
– Puedo aseguraros que todo se hizo legalmente, joven, puesto que la tierra es mia y fui yo quien la cerco. La familia de esa chica tenia una antigua enfiteusis que expiro al morir la madre. Si queria sacar algun provecho, tenia que derribar la casa y dedicar el terreno a pastos.
– Estoy seguro de que todo fue perfectamente legal, senor juez -tercie lanzando una mirada de advertencia a Mark.
– Lo que beneficiaria a la gente de esta ciudad -dijo Copynger mirando a Mark con frialdad- seria cerrar el monasterio, echarlos a todos a la calle y derribar esos edificios llenos de idolos. Y, si bien es cierto que los criados se quedarian sin trabajo y la ciudad tendria una carga extra de pobres a los que mantener, estoy seguro de que lord Cromwell aprobaria que parte de las tierras del monasterio pasara a manos de ciudadanos prominentes.
– Hablando de lord Cromwell, Su Senoria ha insistido en la importancia de mantener lo ocurrido en secreto, por el momento.
– Yo no se lo he contado a nadie, senor comisionado, y ninguno de los monjes ha venido a la ciudad.
– Bien. El abad tambien sabe que debe guardar silencio. Sin embargo, supongo que algunos de los criados del monasterio tendran relaciones en Scarnsea… Copynger nego con la cabeza. -Muy pocos. Se mantienen alejados; aqui se les quiere tan poco como a los monjes.
– No obstante, acabara sabiendose. Es inevitable.
– Estoy seguro de que no tardareis en resolver este asunto. -El juez sonrio, y sus mejillas se tineron de rojo-. Permitidme que os diga cuanto me honra conocer a alguien que ha hablado personalmente con lord Cromwell. Decidme, senor, ?como es en persona? Tengo entendido que es un hombre de caracter fuerte, a pesar de sus origenes humildes.
– Efectivamente, senor juez, es un hombre energico de palabra y de obra. ?Ah, aqui esta vuestro criado con nuestras capas! -exclame, ansioso de poner fin a sus untuosos halagos.
El hospicio estaba situado en las afueras de la ciudad. Era un edificio bajo y alargado que necesitaba reparaciones urgentes. En sus inmediaciones, vimos a un grupo de jovenes que retiraban la nieve de las calles a las ordenes de un hombre. Vestian batas grises que llevaban cosido el escudo de la ciudad y eran demasiado finas para aquel tiempo. Cuando pasamos cerca de ellos se inclinaron ante Copynger.
– ?Pobres acogidos! -comento el juez-. El encargado del hospicio sabe como mantenerlos ocupados.
Entramos en el edificio, que carecia de calefaccion y era tan humedo que el yeso de las paredes estaba lleno de desconchones. En el vestibulo, un grupo de mujeres sentadas en corro cosian o hilaban con ruecas, mientras en una esquina una matrona de mediana edad ordenaba un enorme monton de malolientes harapos ayudada por un punado de escualidos ninos. Copynger se acerco a hablar con la mujer, que nos condujo a un pequeno pero pulcro despacho, donde se presento como Joan Stumpe, la gobernanta de los ninos.
– ?En que puedo ayudaros, senores?
Su arrugado rostro era tan amable como penetrantes sus ojos castanos.
– El doctor Shardlake esta investigando ciertos asuntos relacionados con el monasterio -le dijo Copynger-. Esta interesado en la suerte de la joven Orphan Stonegarden.
La mujer solto un suspiro.
– ?Pobre Orphan!
– ?La conociais? -le pregunte.
– La crie yo. La abandonaron en el patio de este edificio hace diecinueve anos. Recien nacida. ?Pobre Orphan! - repitio la gobernanta.
– ?Como se llamaba?