fueran los acontecimientos, los oficios se sucedian inexorablemente.

Pense en lord Cromwell, que esperaba respuestas en Londres. Procuraria mandarle un mensaje cuanto antes, aunque no fuera mas que para decirle que, en lugar de respuestas, tenia otros dos asesinatos que resolver. Me imagine su expresion colerica, sus juramentos, sus renovadas dudas sobre mi lealtad. No obstante, si Copynger confirmaba las ventas de tierras, podria detener al hermano Edwig por fraude. Me vi interrogando al tesorero, cargado de cadenas en alguna oscura mazmorra de Scarnsea, y descubri que la idea me agradaba. Turbado, me dije que la antipatia hacia un hombre y la perspectiva de ejercer el poder sobre el lleva a la mente por caminos torcidos. Embargado por el sentimiento de culpa, volvi a pensar en Mark y Alice. ?Hasta que punto eran puros mis motivos en lo tocante a su relacion? Todo lo que le habia dicho a Mark sobre las diferencias de posicion que lo separaban de la muchacha y sobre el deber de prosperar que tenia hacia su familia era cierto. No obstante, sabia que el gusano de los celos me roia por dentro. Volvi a verlos abrazandose en la cocina y cerre los ojos con fuerza; poco a poco, en el fondo de mi mente, la imagen fue transformandose en otra muy distinta: la de Alice abrazandome a mi. En medio de mis cavilaciones, oia la pausada respiracion de Mark, que dormia profundamente.

Rece para que Dios guiara mis acciones por un camino recto y justo; el camino que habria seguido Cristo. Luego debi de quedarme dormido, porque lo siguiente que recuerdo es que di un respingo en el sillon y vi que los troncos se habian consumido. Debian de haber pasado horas; me dolia la espalda y estaba aterido. Me levante del sillon, me desnude y me deje caer en la cama.

Me dormi enseguida, y cuando me desperte, a la manana siguiente, estaba mas descansado que ningun otro dia de aquella semana. La infusion del hermano Guy hacia su efecto. Despues de desayunar, escribi una carta al juez Copynger y se la entregue a Mark.

– Llevasela de inmediato y preguntale si podria enviarme la respuesta manana.

– Creia que queriais verlo personalmente.

– Quiero ir a la marisma antes de que el tiempo empeore -respondi mirando al cielo, que un dia mas estaba cubierto de negros nubarrones-. Dile al abad que no limpien la tumba de Singleton hasta que hayas regresado. ?Esta todo dispuesto para drenar el estanque?

– Hay un pozo al que pueden desviar las aguas sucias. Al parecer, quitan el limo cada diez anos, mas o menos.

– ?Cuando lo hicieron por ultima vez?

– Hace tres.

– Asi que el cuerpo habria seguido hundido en el cieno unos cuantos anos mas…, aunque no eternamente.

– Puede que el asesino necesitara deshacerse de el de inmediato.

– Si. Y resultaria dificil que el cadaver volviera a salir.

– Ya no hace falta que registremos la iglesia.

– No, de momento drenaremos el estanque. Vas a tener un dia muy ajetreado -anadi tratando de ser amable; pero tuve la sensacion de que mi esfuerzo conseguia justo el efecto contrario al que pretendia.

– Si, senor -murmuro Mark con frialdad antes de abandonar la habitacion.

Lei otro fajo de correspondencia rutinaria que me habia entregado el mayordomo del abad y fui en busca de Alice. La idea de volver a verla me producia una mezcla de nerviosismo y excitacion mas propia de un jovenzuelo que de alguien como yo. El hermano Guy me dijo que la muchacha se encontraba colgando hierbas en el secadero, pero que enseguida estaria libre, de modo que sali al patio para echarle un vistazo al cielo. Las nubes estaban altas, y aunque el frio me hizo tiritar, no presagiaban una nevada inminente.

De pronto oi voces destempladas. Desvie la mirada hacia el porton y vi a dos figuras que forcejeaban, una vestida de negro y otra de blanco. Eche a correr hacia ellas. El prior Mortimus zarandeaba a Jerome, que tenia un brazo levantado para impedir que le quitara un papel. A pesar de sus achaques, el cartujo se defendia con vigor. Junto a ellos, Bugge sujetaba a un rapaz por el cuello de la camisa.

– ?Dame eso, hijo de mala madre! -farfullo el prior. Jerome intento meterse el papel en la boca, pero el prior le puso una zancadilla, haciendolo caer de espaldas sobre la nieve. Sin darle tiempo a reaccionar, se inclino hacia el, le arranco el papel de la mano y volvio a erguirse respirando pesadamente.

– ?Que es este escandalo? -le pregunte.

Antes de que el prior pudiera responder, Jerome se incorporo sobre un codo y le lanzo un escupitajo, que aterrizo en su habito. Mortimus profirio una exclamacion de asco y le propino una patada en las costillas. El anciano solto un grito y volvio a derrumbarse sobre la sucia nieve.

– ?Os dais cuenta, comisionado? ?Lo he sorprendido intentando pasar subrepticiamente esta carta!

Cogi el pliego de papel y lei el nombre del destinatario.

– ?Va dirigida a sir Thomas Seymour!

– ?No es uno de los consejeros del rey?

– En efecto, y hermano de la difunta reina. Me volvi hacia el cartujo, que nos miraba desde el suelo con la ferocidad de un animal salvaje, y abri el pliego. En cuanto empece a leer, un escalofrio me recorrio la espina dorsal. El cartujo llamaba a Seymour «primo», le hablaba de su encierro en un monasterio corrupto en el que habian asesinado a un comisionado del rey y anunciaba que queria contarle una historia sobre las felonias de lord Cromwell. A continuacion, relataba su encuentro en prision con Mark Smeaton y persistia en afirmar que Cromwell habia torturado al musico.

Ahora estoy confinado aqui por otro comisionado de Cromwell, un jorobado de cara agria. Os cuento esta historia con la esperanza de que podais utilizarla contra Cromwell, ese instrumento del Anticristo. El pueblo lo odia y aun lo odiara mas cuando se sepa esto.

– ?Como ha conseguido salir? -le pregunte al prior haciendo un rebujo con la carta.

– Ha desaparecido despues de prima, e inmediatamente me he puesto a buscarlo. Entretanto, este muchacho del hospicio se ha presentado ante nuestro buen Bugge diciendo que venia a recoger un mensaje de un monje. A Bugge le ha parecido sospechoso y no lo ha dejado entrar.

El portero asintio satisfecho y aferro con mas fuerza al huerfano, que habia dejado de forcejear y miraba al cartujo con los ojos desorbitados por el terror.

– ?Quien te ha enviado? -le pregunte.

– Un criado trajo una nota, senor -contesto el chico con voz temblorosa-. En ella me pedian que viniera a recoger una carta para el correo de Londres.

– Llevaba esto encima-dijo Bugge abriendo la mano libre y ensenandonos un anillo de oro.

– ?Es vuestro? -le pregunte a Jerome, pero el cartujo miro a otro lado-. ?Que criado te lo dio, muchacho? Contesta, estas metido en un buen lio.

– El senor Grindstaff, senor, de la cocina. El anillo era para pagarme a mi y al cochero del correo.

– ?Grindstaff! -rezongo el prior-. Es quien lleva la comida a Jerome. Siempre se ha opuesto a los cambios. Lo pondre de patitas en la calle esta misma noche, a no ser que querais tomar medidas mas severas, comisionado…

Negue con la cabeza.

– Aseguraos de que Jerome permanece cerrado con llave en su celda las veinticuatro horas del dia. No debisteis dejarlo salir para asistir a los oficios. Ya veis el resultado -dije, y me volvi hacia Bugge-. Deja que el chico se vaya.

El portero arrastro al huerfano hasta la entrada y lo arrojo al camino con un coscorron.

– ?Y vos, levantaos! -le grito el prior a Jerome.

El anciano intento incorporarse, pero le fallaron las fuerzas.

– No puedo, bruto inhumano.

– Ayudalo -le ordene a Bugge-. Y encierralo en su celda.

El portero levanto al cartujo por las axilas y se lo llevo sin contemplaciones.

– ?Cromwell tiene muchos enemigos! -me grito Jerome sobre el hombro de Bugge-. ?Su justo final esta cerca!

– ?Hay algun despacho en el que podamos hablar en privado? -le pregunte al prior.

Cruzamos el patio del claustro y entramos en una habitacion en cuya chimenea ardia un buen fuego. Sobre un

Вы читаете El gallo negro
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату