– Lo siento.

– No importa, no lo sabias. Ni siquiera lo conociste y yo he sido durante mucho tiempo una persona diferente. ?Quieres tomar algo? ?Cafe o una copa?

Bosch penso que le habia escrito la postal en Navidades, poco despues de la muerte de su marido. Sintio otra punzada de culpa por no haber contestado.

– ?Harry?

– Oh, eh, no, gracias. Yo… ?Quieres que te llame por tu nuevo nombre?

Ella se echo a reir por lo ridiculo de la situacion y Bosch se unio a la risa.

– Llamame como quieras. -La mujer se rio con una risa infantil que Bosch recordaba desde hacia mucho tiempo-. Me alegro mucho de verte. Me alegro de como…

– ?De como he crecido?

Ella se rio otra vez.

– Si, supongo. ?Sabes? Me entere de que estabas en la policia porque lei tu nombre en algunos articulos de periodico.

– Ya se que lo sabias. Recibi la tarjeta que mandaste a la comisaria. Debio de ser justo despues de la muerte de tu marido. Yo, uf, siento no haberte escrito ni haberte visitado. Tendria que haberlo hecho.

– No importa, Harry. Se que estas ocupado con el trabajo. Me alegro de que recibieras mi postal. ?Tienes familia?

– Eh, no. ?Y tu? ?Tienes hijos?

– Oh, no. Ningun hijo. Estaras casado, ?no? Un hombre guapo como tu…

– No, ahora mismo estoy solo.

Katherine Register asintio, al parecer notando que el no habia venido a explicarle su vida. Por un momento ambos se limitaron a mirarse, y Bosch se pregunto que pensaba ella realmente de que fuera poli. La alegria inicial de verse el uno al otro estaba cayendo en la incomodidad que conlleva el hecho de que los viejos secretos se acerquen a la luz.

– Supongo… -No termino la frase. Sus dotes de investigador lo habian abandonado-. Si no es molestia tomaria un vaso de agua. -Fue lo unico que se le ocurrio.

– Ahora vuelvo. -Ella se levanto rapidamente y fue a la cocina.

Bosch oyo que sacaba hielo de una cubitera. Eso le dio tiempo para pensar. Habia tardado una hora en llegar a la casa, pero no habia pensado ni por un momento en como iria la entrevista ni en como abordaria lo que queria decir y preguntar. Katherine volvio al cabo de medio minuto con un vaso de agua con hielo. Le tendio el vaso y coloco un posavasos de corcho delante de el en la mesa de cafe.

– Si tienes hambre, puedo traerte unas tostadas y queso.

No se cuanto tiempo…

– No, esta bien. Muchas gracias.

La saludo con el vaso y se bebio la mitad del agua antes de volver a dejarlo en la mesa.

– Harry, usa el posavasos. Cuesta mucho quitar los cercos del vidrio.

Bosch miro lo que acababa de hacer.

– Oh, lo siento. -Corrigio la posicion del vaso.

– Eres detective.

– Si, trabajo en Hollywood ahora… Eh, pero ahora mismo no estoy trabajando. Mas o menos estoy de vacaciones.

– Ah, eso tiene que estar bien.

El animo de ella parecio levantarse, como si hubiera entrevisto una posibilidad de que Bosch no hubiera ido a verla por trabajo. Bosch sabia que era el momento de ir al grano.

– Mere…, eh, Katherine. Necesito preguntarte algo.

– ?Que es, Harry?

– Echo un vistazo y veo que tienes una casa muy bonita y un nombre diferente y una vida diferente. Ya no eres Meredith Roman y ya se que no necesitas que yo te lo diga. Tienes… Creo que lo que te estoy diciendo es que puede ser dificil hablar del pasado. Se que para mi lo es. Y, creeme, no quiero hacerte ningun dano.

– Has venido a hablar de tu madre.

Bosch asintio con la cabeza y fijo la vista en el vaso que habia en el posavasos de corcho.

– Tu madre era mi mejor amiga -dijo la senora Register-. A veces creo que tuve oportunidad de criarte tanto como ella. Hasta que se te llevaron, hasta que te alejaron de nosotras.

Bosch levanto la cabeza para mirada. Los ojos de la mujer estaban perdidos en recuerdos distantes y dolorosos.

– No creo que pase un solo dia sin que piense en ella. Eramos unas ninas pasandolo bien. Nunca creimos que ninguna de las dos pudiera resultar herida. -Se levanto de golpe-. Harry, ven aqui, quiero ensenarte algo.

Bosch la siguio a traves de un pasillo enmoquetado hasta un dormitorio. Habia una cama de cuatro postes con colchas de color azul palido, una mesa de escritorio de roble y mesillas de noche de la misma madera. Katherine Register senalo el escritorio. Habia varias fotos enmarcadas. La mayoria eran de Katherine y un hombre que parecia mucho mas viejo que ella en las imagenes. Bosch supuso que era su difunto marido. Sin embargo, ella le mostro la que estaba a la derecha. La foto era vieja, de aspecto descolorido. Era una imagen de dos mujeres jovenes con un nino de tres o cuatro anos.

– Siempre la he tenido aqui, Harry. Incluso cuando mi marido estaba vivo. El conocia mi pasado. Yo se lo conte. No le importaba. Pasamos veintitres magnificos anos juntos. Mira, el pasado es lo que tu haces de el. Puedes usarlo para hacer dano a otro o a ti mismo, o puedes usarlo para hacerte fuerte. Yo soy fuerte, Harry. Vamos, dime por que has venido a visitarme.

Bosch estiro el brazo hasta la foto enmarcada y la cogio.

– Quiero… -Levanto la mirada de la foto y miro a Katherine-. Voy a descubrir quien la mato.

Una mirada indescifrable quedo congelada en el rostro de la mujer durante un momento y despues, sin decir ni una palabra, cogio la foto enmarcada de las manos de Bosch y volvio a dejarla en el escritorio. A continuacion volvio a atraerlo a un fuerte abrazo y apoyo la cabeza en el pecho de el. Bosch podia verse a si mismo abrazandola en el espejo de encima del escritorio. Cuando Katherine se separo y lo miro, Bosch vio que las lagrimas ya le resbalaban por las mejillas. El labio inferior le temblaba ligeramente.

– Vamos a sentarnos -dijo Bosch.

Katherine saco dos panuelos de papel de una caja que habia encima del escritorio y el la acompano de nuevo a la silla de la sala de estar.

– ?Quieres que te traiga un poco de agua?

– No, estoy bien. Voy a parar de llorar, lo siento.

La mujer se enjugo las lagrimas con los panuelos. Bosch volvio a sentarse en el sofa.

– Soliamos decir que eramos las dos mosqueteras, una para las dos y las dos para una. Era una estupidez, pero lo deciamos porque eramos muy jovenes y muy amigas.

– Estoy empezando de cero en esto, Katherine. Saque los viejos informes de la investigacion. Era…

Ella hizo un sonido de desprecio y nego con la cabeza.

– No hubo investigacion. Fue una broma.

– Eso mismo creo yo, pero no entiendo por que.

– Mira, Harry, tu sabes lo que era tu madre.

Bosch asintio y Katherine continuo.

– Era una chica alegre. Las dos lo eramos. Estoy segura de que sabes que es la forma educada de decirlo. Y a los polis no les importaba que una de nosotras muriera. Se limitaron a olvidarse de todo el maldito asunto. Se que tu eres policia, pero entonces era asi. Simplemente ella no les importaba.

– Entiendo. Probablemente las cosas no son muy distintas ahora, lo creas o no. Pero tuvo que haber algo mas.

– Harry, no se cuanto quieres saber de tu madre.

Bosch la miro.

– El pasado me hizo fuerte a mi tambien. Podre soportarlo.

– Estoy segura de que el pasado te hizo fuerte. Recuerdo el sitio donde te pusieron. McEvoy o algo asi…

– McClaren.

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