un detective, pero Bosch no lo reconocio. El hombre abrio el expediente encima del mostrador, copio el numero de caso y relleno un formulario. Despues fue a la ventanilla. No habia rastro de Charlie. Al cabo de un rato, el detective se volvio hacia Bosch.

– ?Hay alguien trabajando alli atras?

– Si, un tipo ha ido a buscarme una caja. Le dijo a otro que vigilara. No se donde esta.

– Mierda.

El detective golpeo con fuerza con los nudillos en el mostrador. Al cabo de un minuto otro policia de uniforme se acerco a la ventanilla. Era perro viejo, con el pelo blanco y forma de pera. Bosch supuso que llevaria anos trabajando en el sotano. Tenia la piel tan blanca como la de un vampiro. Cogio el formulario de pruebas del otro caso y desaparecio, dejando tanto a Bosch como al otro detective esperando. Bosch sabia que el otro tipo habia empezado a mirarle, pero no se dio por aludido.

– Tu eres Bosch, ?no? -pregunto al fin-. De Hollywood.

Bosch asintio. El otro hombre le tendio la mano y sonrio.

– Tom North, de Pacific. No nos conociamos.

– No.

Bosch le tendio la mano, pero no actuo de manera entusiasta ante la presentacion.

– No nos conociamos, pero escucha, trabaje seis anos en robos de Devonshire antes de conseguir mi puesto de homicidios en Pacifico ?Sabes quien era mi jefe alli entonces?

Bosch nego con la cabeza. No lo sabia y no le importaba, pero North no parecia darse cuenta de eso.

– Pounds. El teniente Harvey Pounds. El cabron. Era mi jefe. Bueno, da igual, he oido que le hiciste romper la ventana con la puta cara. Joder, tio, es genial. ?Bien hecho! Me parti el culo cuando lo oi.

– Bueno, me alegro de haberte entretenido.

– No, en serio, se que te ha caido un puro por eso. Lo he oido. Pero solo queria que supieras que me alegraste el dia y que hay un monton de gente que te apoya, tio.

– Gracias.

– Entonces, ?que estas haciendo aqui? He oido que te tenian en la lista Cincuenta y uno cincuenta.

A Bosch le molesto darse cuenta de que habia hombres en el departamento a los que ni siquiera conocia que sabian lo que le habia ocurrido y cual era su situacion. Trato de mantener la calma.

– Escucha, yo…

– Bosch. ?Tienes tu caja!

Era el viajero del tiempo, Nelson. Estaba en la ventanilla pasando una cajita azul a traves de la abertura. Era de tamano similar a una caja de botas y estaba cerrada con cinta roja resquebrajada por los anos. Parecia que la caja estaba cubierta de polvo. Bosch no se molesto en terminar la frase. Se despidio de North con un gesto y se acerco a la caja.

– Firma aqui -dijo Nelson.

Le paso una tarjeta amarilla encima de la caja. Al hacerlo, se levanto una pequena nube de polvo, que Nelson disipo con la mano. Bosch firmo el papel y cogio la caja con las dos manos.

Se volvio y vio que North lo estaba mirando. North lo saludo con la cabeza. Al parecer se habia dado cuenta de que no era el momento adecuado para hacer preguntas. Bosch le devolvio el saludo y se dirigio a la puerta.

– Ah, Bosch -dijo North-. No queria decir nada con eso de la lista. No te lo tomes a mal, ?vale?

Bosch lo miro mientras empujaba la puerta con la espalda, pero no dijo nada. Despues recorrio el pasillo sosteniendo la caja con las dos manos, como si contuviera un tesoro.

Carmen Hinojos estaba en la sala de espera cuando Bosch llego cinco minutos tarde. La psiquiatra le hizo una sena para que pasara y rechazo sus disculpas por llegar tarde como si fueran innecesarias. Llevaba un vestido azul oscuro y cuando Bosch paso a su lado en el umbral olio una fragancia como de jabon. Bosch ocupo la silla situada a la derecha del escritorio, de nuevo cerca de la ventana.

Hinojos sonrio y Bosch se pregunto por el motivo de la sonrisa. Habia dos sillas en el lado opuesto de la mesa del que ocupaba ella. Por el momento, en tres sesiones, Bosch siempre habia elegido la misma, la mas proxima a la ventana. Se pregunto si la psiquiatra habia tomado nota del detalle, y si significaba alguna cosa.

– ?Esta cansado? -pregunto Hinojos-. No parece que haya dormido mucho esta noche.

– Supongo que no he dormido demasiado. Pero estoy bien.

– ?Ha cambiado de opinion acerca de algo de lo que discutimos ayer?

– No, la verdad es que no.

– ?Esta continuando con esa investigacion privada?

– Por el momento.

Por la manera en que la psiquiatra asintio con la cabeza, Bosch supuso que ya esperaba esa respuesta.

– Queria que hablara de su madre hoy.

– ?Por que? No tiene nada que ver con el motivo de que yo este aqui, ni con que yo este de baja.

– Creo que es importante. Creo que nos ayudara a llegar a lo que esta ocurriendo con usted, lo que ha hecho que aborde esta investigacion privada suya. Podria explicar sus acciones recientes.

– Lo dudo. ?Que quiere saber?

– Cuando hablo ayer, hizo varias referencias a su estilo de vida, pero en ningun momento dijo lo que ella hacia o era. Pensando en eso despues de la sesion, me estaba preguntando si usted tenia problemas en aceptar lo que ella era. Hasta el punto de no ser capaz de decir que ella…

– ?Era una prostituta? Ya esta, ya lo he dicho. Era una prostituta. Soy un hombre adulto, doctora. Acepto la verdad. Acepto la verdad en cualquier cosa siempre que sea la verdad. Creo que se ha equivocado por mucho esta vez.

– Quiza. ?Que siente por ella ahora?

– ?A que se refiere?

– ?Furia? ?Odio? ?Amor?

– No he pensado en eso. Ciertamente odio no. En su momento la queria mucho. Y su muerte no cambio eso.

– ?Y abandono?

– Soy demasiado mayor para eso.

– ?Y entonces? Cuando ella murio.

Bosch reflexiono un momento.

– Estoy seguro de que habia algo de eso. Su estilo de vida, su trabajo, la mato. Y yo me quede al otro lado de la valla. Supongo que estaba furioso por eso y me sentia abandonado. Tambien estaba herido. La herida era la peor parte. Ella me amaba.

– ?A que se refiere con que lo dejo al otro lado de la valla?

– Se lo dije ayer. Yo estaba en McClaren, en el orfanato.

– Si, ?asi que su muerte impidio que saliera de alli?

– Durante un tiempo.

– ?Cuanto?

– Estuve entrando y saliendo hasta que cumpli dieciseis. Vivi unos pocos meses con padres de acogida en dos ocasiones diferentes, pero siempre me devolvian. Luego, cuando cumpli dieciseis, me eligio otra pareja. Estuve con ellos hasta los diecisiete. Mas tarde descubri que siguieron cobrando el cheque del DSSP durante un ano despues de que yo me fuera.

– ?DSSP?

– Departamento de Servicios Sociales Publicos. Ahora lo llaman Division de Servicios Juveniles. El caso es que cuando una pareja acoge a un nino, cobra un pago mensual de apoyo. Mucha gente acoge ninos solo por esos cheques. No estoy diciendo que esa gente lo hiciera, pero nunca le dijeron a la DSSP que ya no estaba en su casa despues de que me fui.

– Entiendo. ?Adonde fue?

– A Vietnam.

– Espere un momento. Retrocedamos. Ha dicho que dos veces antes de eso vivio con padres de acogida, pero las dos veces lo devolvieron. ?Que ocurrio? ?Por que lo devolvian?

– No lo se. No les gustaba. Decian que no estaba funcionando. Volvia a los barracones del otro lado de la valla

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