y esperaba. Supongo que librarse de un adolescente era tan facil como vender un coche sin ruedas. Los padres de acogida siempre quieren a los mas pequenos.

– ?Alguna vez se escapo del orfanato?

– Un par de veces. Siempre me encontraban en Hollywood.

– Si colocar a los adolescentes era tan dificil, ?como es que le ocurrio a usted la tercera vez, cuando ya tenia dieciseis?

Bosch rio falsamente y nego con la cabeza.

– Le va a encantar. Ese tipo y su mujer me eligieron porque era zurdo.

– ?Zurdo? No entiendo.

– Era zurdo y podia lanzar una buena bola rapida.

– ?A que se refiere?

– Ah, Dios, era… Vera, Sandy Koufax jugaba entonces en los Dodgers. Era zurdo y supongo que le pagaban tropecientos pavos al ano por lanzar. Ese tipo, el padre de acogida, Earl Morse se llamaba, habia jugado a beisbol semiprofesional y nunca llego a tener exito. Asi que queria crear una promesa zurda para la Major League. Supongo que entonces los zurdos eran bastante raros. O eso penso el. El caso es que eran un valor apreciado. Earl penso que elegiria a algun chico con potencial, lo entrenaria y despues seria su manager o su agente o algo asi, cuando llegara el momento del contrato. Lo veia como su forma de volver al beisbol. Era una locura. Pero supongo que habia visto su propio sueno deportivo destrozado y quemado. Asi que fue a McClaren, eligio a unos cuantos chicos y nos puso en el campo. Teniamos un equipo, jugabamos contra otros orfanatos, a veces algunas escuelas del valle tambien nos dejaban jugar contra ellos. La cuestion es que Earl nos eligio para que lanzaramos la bola. Era una prueba, aunque entonces ninguno de nosotros lo sabia. Ni siquiera se me ocurrio pensar en lo que estaba ocurriendo hasta mas tarde. El caso es que me eligio cuando vio que era zurdo y que sabia lanzar. Se olvido de los otros como si fueran un programa de la temporada pasada. -Bosch volvio a sacudir la cabeza al recordarlo.

– ?Que ocurrio? ?Se fue con el?

– Si, me fui con el. Tambien estaba la mujer. Ella nunca decia gran cosa, ni a el ni a mi. Earl me hacia lanzar un centenar de bolas cada dia a un neumatico que estaba colgado en el patio de atras. Despues, cada noche tenia esas sesiones de entrenamiento. Lo soporte durante un ano, y luego me largue.

– ?Se escapo?

– Mas o menos. Me aliste en el ejercito. Aunque hacia falta que Earl firmara. Al principio no queria. Tenia para mi planes de la Major League. Pero entonces le dije que no iba a volver a lanzar una bola de beisbol mientras viviera. Firmo. Despues el y su mujer siguieron cobrando los cheques de la DSSP mientras yo estaba en Vietnam. Supongo que el dinero extra le ayudo a superarlo.

Hinojos se quedo en silencio un buen rato. A Bosch le parecio que ella estaba leyendo sus notas, pero no la habia visto escribir nada durante la sesion.

– ?Sabe? -dijo Bosch en el silencio-. Unos diez anos despues, cuando yo estaba en la patrulla, detuve a un conductor borracho que salia de la autovia de Hollywood en Sunset. Estaba como una cuba. Cuando finalmente lo saque del coche y lo puse en la ventanilla, me doble para mirar y era Earl. Era domingo. Venia de ver a los Dodgers. Vi el programa en el asiento.

Hinojos lo miro, pero no dijo nada. Bosch seguia contemplando aquella diapositiva de su memoria.

– Supongo que nunca encontro al zurdo que estaba buscando… El caso es que estaba tan borracho que no me reconocio.

– ?Que hizo usted?

– Le quite las llaves y llame a su mujer… Supongo que fue lo unico que le di nunca al tipo.

Hinojos volvio a mirar la libreta mientras formulaba la siguiente pregunta.

– ?Y su padre real?

– ?Que?

– ?Alguna vez supo quien era su padre? ?Tuvo alguna relacion con el?

– Lo encontre una vez. Nunca tuve curiosidad por el hasta que volvi de Vietnam. Entonces lo busque. Resulto que era el abogado de mi madre. Tenia familia y todo eso. Estaba muriendose cuando yo lo conoci, parecia un esqueleto… Asi que no llegue a conocerlo realmente.

– ?Se llamaba Bosch?

– No. Mi apellido es solo algo que se le ocurrio a mi madre. Es por el pintor. Ella pensaba que Los Angeles se parecia mucho a sus pinturas. Toda la paranoia, el miedo. Una vez me regalo un libro de pinturas suyas.

Se produjo otro silencio mientras la psiquiatra pensaba tambien en esta ultima frase.

– Estas historias, Harry -dijo ella finalmente-, estas historias que me cuenta son desgarradoras. Me hace ver al chico que se convirtio en un hombre. Me hace ver la profundidad del agujero que dejo la muerte de su madre. ?Sabe?, tendria mucho por lo que culparla a ella, y nadie le culparia a usted por hacerlo.

Bosch la miro a los ojos mientras componia una respuesta.

– Yo no la culpo a ella por nada. Culpo al hombre que me la arrebato. Lo que le he contado son historias sobre mi. No sobre ella. No puede entenderla a ella. No puede conocerla como yo. Lo unico que se es que ella hizo todo lo que pudo para sacarme de alli. Nunca paro de decirme eso. Nunca dejo de intentarlo. Simplemente se le acabo el tiempo.

Hinojos asintio, aceptando su respuesta. Pasaron unos segundos.

– ?Llego el momento en que ella le conto como… se ganaba la vida?

– No.

– ?Como lo supo?

– No lo recuerdo. Creo que nunca supe a ciencia cierta lo que hacia hasta que ella habia muerto y yo era mayor. Yo tenia diez anos cuando se me llevaron. No sabia por que.

– ?Habia hombres que se quedaban con ella cuando vivian juntos?

– No, eso nunca ocurrio.

– Pero usted debia de tener alguna idea acerca de la vida que ella estaba llevando, que los dos llevaban.

– Mi madre me decia que era camarera. Trabajaba por las noches. Solia dejarme con una senora que tenia una habitacion en el hotel. La senora De Torre. Cuidaba de cuatro o cinco ninos cuyas madres estaban haciendo lo mismo. Ninguno de nosotros lo sabia.

Bosch termino, pero Hinojos no dijo nada y Harry sabia que esperaba que continuara el.

– Una noche yo sali cuando la senora se durmio y me fui caminando por el bulevar hasta la cafeteria donde ella decia que trabajaba. No estaba alli. Pregunte y no sabian de que estaba hablando…

– ?Le pregunto a su madre por eso?

– No… La noche siguiente la segui. Ella se dejo el uniforme de camarera en casa y yo la segui. Fue a casa de su mejor amiga, que vivia en el piso de arriba. Meredith Roman. Cuando salieron las dos llevaban los vestidos, el maquillaje, todo. Entonces se fueron en un taxi y yo no pude continuar siguiendolas.

– Pero lo supo.

– Sabia algo. Pero yo tenia unos nueve anos. ?Cuanto podia saber?

– ?Y que me dice de la charada que ella representaba, la de vestirse cada noche de camarera? ?No le molestaba?

– No, al contrario. Pensaba que eso era… No lo se, habia algo noble en el hecho de que hiciera eso por mi. En cierto modo me estaba protegiendo.

Hinojos asintio con la cabeza para mostrar que entendia su punto de vista.

– Cierre los ojos.

– ?Que cierre los ojos?

– Si, quiero que cierre los ojos y piense en cuando era un nino. Adelante.

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