veintiseis. Eso lleva a la Carretera Diecisiete y… diablos, es la que yo tomo para ir a los Poconos. Si calculamos diez minutos mas o menos, cabe suponer que su marido fue derecho alli en cuanto salio de casa. Y de alli, en fin, ?quien sabe adonde fue? La Interestatal Ochenta esta a cincuenta kilometros. Desde alli uno se puede ir a California.

Grace permanecio inmovil.

– Asi que saque sus propias conclusiones, senora Lawson. Su marido se marcha de casa. Usted lo llama de inmediato. El no contesta. Al cabo de mas o menos media hora, segun sabemos, viaja en coche por Nueva York. Si alguien lo hubiera atacado o si hubiera sufrido un accidente… bueno, es imposible que lo secuestrasen y luego empleasen su tac en un plazo tan breve de tiempo. ?Entiende lo que quiero decir?

Grace le devolvio la mirada.

– Que soy una histerica abandonada por su marido.

– No es eso ni mucho menos. Solo que… Bueno, ya no podemos seguir investigando. A no ser… -Se acerco un poco mas-. Senora Lawson, ?hay algo mas que, a su juicio, podria servirnos de ayuda?

Grace procuro no mostrarse abochornada. Echo una ojeada detras de ella. El agente Daley no se habia movido. Tenia una copia de la foto extrana en su bolso. Se acordo de Josh el Pelusilla y de que la tienda no habia abierto. Habia llegado el momento de contarlo. En realidad, tenia que haberselo contado a Daley cuando fue a su casa.

– No se si viene al caso -empezo a decir mientras cogia el bolso. Saco una copia de la foto y se la entrego a Perlmutter.

El capitan cogio unas gafas de leer, las limpio con el faldon de la camisa y se las puso. Daley se acerco y se inclino por encima de su hombro. Grace les explico que habia encontrado la foto entre las demas. Los dos policias la miraron como si hubiera sacado una navaja y hubiera empezado a afeitarse la cabeza.

Cuando Grace acabo, el capitan Perlmutter senalo la foto y pregunto:

– ?Y esta segura de que ese es su marido?

– Eso creo.

– Pero ?no esta segura?

– Estoy bastante segura.

El asintio como hace uno cuando cree estar hablando con un loco.

– ?Y las otras personas de la foto? ?La joven con la cara tachada?

– No las conozco.

– Pero su marido… Dijo que no era el, ?no?

– Si.

– Asi que si no es el…, bueno, esta foto seria intrascendente. Y si es el… -Perlmutter se quito las gafas-. Pues le mintio. ?No es asi, senora Lawson?

Sono el movil. Grace lo cogio en el acto y miro el numero.

Era Jack.

Por un momento no se movio. Grace queria disculparse, pero Perlmutter y Daley la observaban. Dadas las circunstancias, no podia pedir que la dejaran sola. Pulso el boton para responder y se acerco el telefono al oido.

– ?Jack?

– ?Que tal?

Al oir su voz, deberia haber sentido un profundo alivio. Pero no fue asi.

– Te he llamado a casa. ?Donde estas? -pregunto Jack.

– ?Que donde estoy yo?

– Oye, no puedo hablar mucho tiempo. Siento haberme marchado asi.

Intentaba hablar con naturalidad, pero no lo conseguia.

– Necesito unos dias -dijo el.

– Pero ?que dices?

– ?Donde estas, Grace?

– En la comisaria.

– ?Has llamado a la policia?

Grace cruzo una mirada con Perlmutter. El le hizo una sena como si dijera: «Deme el telefono, senora. Ya me ocupare yo».

– Oye, Grace, solo te pido unos dias. Yo… -Jack callo. Y a continuacion dijo algo que aumento su pavor-. Necesito espacio.

– Espacio -repitio ella.

– Si, un poco de espacio. Eso es todo. Por favor, dile a la policia que me disculpe. Tengo que colgar. ?De acuerdo? Volvere pronto.

– ?Jack?

No contesto.

– Te quiero -dijo Grace.

Pero se habia cortado la comunicacion.

8

Espacio. Jack dijo que necesitaba espacio. Y eso significaba que algo iba mal.

Poco importaba que «necesitar espacio» fuera una de esas expresiones New Age pobres, empalagosas y cursis, vacias de significado, y que «necesitar espacio» fuera un eufemismo espantoso para decir «estoy taaaan harto». Eso habria podido ser una pista, pero en este caso iba mucho mas alla.

Grace ya estaba en su casa. Habia murmurado unas disculpas a Perlmutter y Daley. Los dos hombres la miraron con cara de pena y le dijeron que esas cosas formaban parte de su trabajo y que lo sentian. Grace movio la cabeza en un solemne gesto de asentimiento y se dirigio a la puerta.

Con esa llamada, habia averiguado algo crucial.

Jack tenia problemas.

Grace no habia exagerado. La desaparicion de Jack no se debia a que hubiera huido de ella o al miedo al compromiso. No habia sido algo planeado ni esperado. Tampoco habia ocurrido por casualidad. Ella habia recogido la foto en la tienda. Jack la habia visto y se habia ido corriendo.

Y ahora estaba en grave peligro.

Le habria sido imposible explicarselo a la policia. Para empezar, no la habrian creido. Le habrian dicho que deliraba o que era de una ingenuidad rayana en la deficiencia mental. Tal vez no a la cara. Tal vez le habrian seguido la corriente, y eso habria sido, ademas de irritante, una perdida de tiempo. Ya presuponian que Jack la habia abandonado antes de la llamada. Su explicacion no los habria hecho cambiar de opinion.

Y tal vez mejor asi.

Grace intento leer entre lineas. Jack mostro preocupacion cuando supo que habia intervenido la policia. Eso era evidente. Cuando ella dijo que estaba en la comisaria, el pesar en su voz fue real. No lo fingio.

Espacio.

Esa era la principal pista. Si el simplemente le hubiese dicho que iba a pasar unos dias fuera, porque necesitaba poner en orden sus ideas, o que se habia fugado con una cabaretera que habia conocido en el Satin Dolls, bueno, quiza no le hubiese creido, pero habria estado dentro de lo posible. Pero Jack no habia dicho eso. Habia dado razones especificas para su desaparicion. Incluso se habia repetido.

Jack necesitaba espacio.

Los codigos de parejas. Todas los tienen. La mayoria eran bastante absurdos. Por ejemplo, habia una escena de una pelicula de Billy Crystal, El showman de los sabados donde el comico al que interpretaba Crystal -Grace no se acordaba del nombre, apenas se acordaba de la pelicula- senalaba a un viejo con un peluquin espantoso y decia: «?Eso es un peluquin? Yo sin ir mas lejos creia que era su pelo autentico». Asi que ahora, cada vez que Jack y ella veian a un hombre que tal vez llevaba peluquin, uno se volvia hacia el otro y preguntaba: «?Yo sin ir mas lejos?». Y el otro coincidia o no. Grace y Jack empezaron a usar «Yo sin ir mas lejos»

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