Ahora la sala parecia mas pequena.
– ?Que paso entre Jack y tu?
– No soy yo quien debe contarlo.
– Y una mierda.
Sandra cambio de posicion en la silla.
– ?Has dicho que ha desaparecido?
– Si.
– ?Y Jack no te ha llamado?
– Pues de hecho, si.
Eso la desconcerto.
– Y al llamar, ?que ha dicho?
– Que necesitaba espacio. Pero no queria decir eso. Era en clave.
Sandra hizo una mueca. Grace saco la foto y la puso en la mesa. La sala parecio quedarse sin aire. Sandra Koval bajo la mirada y Grace advirtio que daba un respingo.
– ?Y esto que cono es?
– ?Que curioso! -exclamo Grace.
– ?Que?
– Jack dijo exactamente lo mismo cuando la vio.
Sandra seguia mirando la foto.
– Es el, ?no? -pregunto Grace-. ?En medio, con barba?
– No lo se.
– Claro que lo sabes. ?Quien es la rubia que esta a su lado?
Grace puso la foto ampliada de la joven en la mesa. Sandra Koval alzo la vista.
– ?De donde las has sacado?
– De Photomat -se apresuro a responder Grace. A Sandra Koval se le ensombrecio el rostro. No se lo creyo-. Es Jack, ?si o no?
– La verdad es que no lo se. Nunca lo he visto con barba.
– ?Por que te llamo justo despues de ver esta foto?
– No lo se, Grace.
– Mientes.
Sandra Koval se puso en pie con un esfuerzo.
– Tengo una reunion.
– ?Que le ha pasado a Jack?
– ?Por que estas tan segura de que no se ha fugado?
– Estamos casados. Tenemos dos hijos. Sandra, tienes una sobrina y un sobrino.
– Tambien tenia un hermano -replico ella-. Tal vez ninguna de las dos lo conozcamos bien.
– ?Lo quieres?
Sandra se quedo inmovil, con los hombros encorvados.
– Dejalo estar, Grace.
– No puedo.
Meneando la cabeza, Sandra se dirigio hacia la puerta.
– Pienso encontrarlo -dijo Grace.
– No cuentes con ello.
Y salio.
10
«Vamos -penso Charlaine-, no te metas donde no te llaman.»
Corrio las cortinas y volvio a ponerse los vaqueros y el jersey. Guardo el camison en el fondo del cajon despues de doblarlo parsimoniosamente, con mucho cuidado, sin saber muy bien por que. Como si Freddy fuera a darse cuenta de que estaba arrugado.
Cogio una botella de agua con gas y la mezclo con un poco de zumo Twister de su hijo. Charlaine se sento en un taburete junto a la encimera de marmol. Se quedo mirando el vaso. Trazo curvas con el dedo en la superficie empanada. Echo un vistazo a la nevera empotrada, el nuevo modelo 690 con puerta de acero inoxidable. No habia nada en ella: ningun dibujo de los ninos, ninguna foto de la familia, ni manchas de dedos, ni siquiera imanes. Cuando tenian la vieja Westinghouse amarilla, la puerta estaba cubierta de cosas. Habia vitalidad y color. La cocina reformada, la que tanto habia anhelado, ahora se le antojaba esteril, mortecina.
?Quien era el asiatico al volante del coche de Freddy?
No es que lo tuviese vigilado, pero desde luego Freddy recibia muy pocas visitas. De hecho, no recordaba haber visto nunca a nadie. Eso no significaba que no recibiera ninguna, claro. Ella no se pasaba todo el dia atenta a lo que ocurria en la otra casa. No obstante, un barrio tenia su propia rutina. Unas determinadas vibraciones, por asi decirlo. Un barrio era una entidad, un cuerpo, y cuando habia algo fuera de lugar, se notaba.
El hielo de su bebida se fundia. Charlaine aun no habia tomado siquiera un sorbo. Debia ir al supermercado. Las camisas de Mike estarian listas para recoger en la lavanderia. Habia quedado a comer con su amiga Myrna en el Baumgart's de Franklin Avenue. Clay tenia karate con el maestro Kim despues de la escuela.
Penso en la lista de tareas pendientes e intento fijarse un orden. Todo trivialidades. ?Le daria tiempo de ir al supermercado y volver a casa antes de comer? Seguramente no. Y los congelados no podian quedarse en el coche. Eso tendria que esperar.
Dejo de darle vueltas a eso. Ya estaba bien.
A esas horas Freddy ya debia de estar en el trabajo.
Siempre habia sido asi. Su perverso baile duraba desde las diez hasta las diez y media mas o menos. A las once menos cuarto, Charlaine oia abrirse la puerta del garaje y veia salir el Honda Accord. Freddy trabajaba, como Charlaine sabia, en H amp;R Block. La oficina se hallaba en el mismo centro comercial que el Blockbuster donde ella alquilaba los DVD. Tenia el escritorio junto a la ventana. Ella evitaba pasar por delante, pero a veces, cuando aparcaba, veia a Freddy mirar por la ventana, abstraido, con un lapiz apoyado en los labios.
Charlaine encontro las paginas amarillas y busco el numero de telefono. Un hombre que se identifico como el supervisor dijo que el senor Sykes no habia llegado pero lo esperaban de un momento a otro. Ella fingio decepcion.
– Me dijo que estaria a esta hora. ?No suele llegar a las once?
El supervisor reconocio que si.
– ?Y donde esta? Realmente necesito esas cifras.
El supervisor se disculpo y le aseguro que el senor Sykes la llamaria en cuanto llegara a la oficina. Charlaine colgo.
?Y ahora que?
Presentia aun que alli ocurria algo raro.
Pero ?que mas daba? En todo caso, ?que significaba Freddy Sykes para ella? Nada. En cierto modo, menos que nada. Era un recordatorio de sus fracasos. Era un sintoma de lo patetica que se habia vuelto. No le debia nada. Ademas, ?y si por curiosear acababan descubriendola? ?Si de algun modo la verdad salia a la luz?
Charlaine miro hacia la casa de Freddy. Si la verdad saliera a la luz…
Por alguna razon, eso ya no le preocupaba tanto.
Cogio su abrigo y se dirigio hacia la casa de Freddy.
11
Eric Wu habia visto a la mujer en camison junto a la ventana.