llevar el mensafono. Miro la hora. En estos momentos estaria volando por el Medio Oeste, pero como la transmision se hacia via satelite, el mensafono recibiria la llamada sin inconvenientes. Sin embargo, el no podria responder a la llamada desde el telefono del avion porque el 737 en el que viajaba ella no estaba equipado con la tecnologia adecuada. Asi que dejo el numero de la oficina. Esperaria diez minutos y llamaria a la secretaria.
Pasaron los diez minutos y llamo a la oficina. La secretaria cogio el telefono a la segunda llamada. No, su esposo no habia llamado. Ante la insistencia de Sidney, la secretaria comprobo el buzon de voz. Tampoco habia ningun mensaje. La secretaria no estaba enterada de ningun accidente aereo. Sidney se pregunto si George Beard no habria interpretado mal la conversacion de los pilotos. Probablemente el hombre se habia imaginado todo tipo de catastrofes, pero ella necesitaba estar segura. Se esforzo hasta recordar el nombre de la compania en la que volaba su marido. Llamo a informacion y consiguio el numero de United Airlines. Por fin consiguio hablar con una empleada que le confirmo que la compania tenia un vuelo matutino de Dulles a Los Angeles pero que no tenia informacion sobre ningun accidente aereo. La mujer parecia estar poco dispuesta a discutir el tema por telefono y Sidney colgo llena de nuevas dudas. Despues llamo a American y, luego, a Western Airlines. No consiguio hablar con ninguna de las dos companias. Las lineas estaban permanentemente ocupadas. Lo intento otra vez, con el mismo resultado. Noto un entumecimiento por todo el cuerpo. George Beard le toco el brazo.
– Sidney… senora, ?esta bien?
Sidney no contesto. Continuo con la mirada perdida en el vacio, ajena a todo excepto al pensamiento obsesivo de salir la primera del avion en cuanto aterrizaran.
Capitulo 6
Jason Archer miro el mensafono SkyWord y el numero que aparecia en la pequena pantalla. Se rasco la barbilla, y despues se quito las gafas y las limpio con la servilleta de papel de la comida. Era el numero del telefono directo de la oficina de su esposa. Al igual que el avion de Sidney, el DC-10 en el que viajaba el tenia telefonos instalados en los respaldos de los asientos. Tendio la mano para coger el auricular pero se detuvo. Sabia que Sidney estaba en las oficinas que su bufete tenia en Nueva York, y, por lo tanto, le intrigaba que ella le hubiese dejado el numero de su oficina en Washington. Por un instante terrible, penso en que algo le habia pasado a Amy. Volvio a mirar el numero en el mensafono. La llamada se habia recibido a las nueve y media, hora del Este. En estos momentos, su esposa estaba a medio camino de Nueva York. Por lo tanto, no podia ser nada relacionado con Amy. La pequena estaba en la guarderia desde antes de las ocho. ?Le habia llamado para disculparse por haberle colgado antes? Decidio que era poco probable. Aquello habia sido algo sin ninguna importancia. Esto no tenia sentido. ?Por que diablos le llamaba desde el avion y le dejaba el numero de la oficina donde el sabia que no estaba?
De pronto se puso palido. A menos que no fuera su esposa la que habia llamado. A la vista de las circunstancias tan extranas, Jason llego a la conclusion de que Sidney no habia hecho la llamada. En un gesto instintivo miro a su alrededor. La mayoria de los pasajeros miraban la pelicula.
Se arrellano en el asiento y removio el cafe con la cucharilla de plastico. Las azafatas estaban retirando las bandejas de la comida y ofrecian almohadas y mantas. La mano de Jason se cerro protectora alrededor del asa de la cartera. Echo una ojeada al ordenador portatil metido debajo del asiento. Quiza habian cancelado el viaje; sin embargo, Gamble ya estaba en Nueva York y Jason sabia que nadie cancelaba una reunion con Nathan Gamble. Ademas, el trato con CyberCom pasaba por un momento critico.
Se apreto todavia mas contra el asiento, sin dejar de jugar con el mensafono como si fuese una bola de plastilina. ?Que pasaria si llamaba a la oficina de su esposa? ?Desviarian la llamada a Nueva York? ?Tenia que llamar a casa y escuchar los mensajes? En este momento, para concretar cualquiera de las opciones necesitaba utilizar el telefono movil. En la cartera llevaba un modelo nuevo con los ultimos adelantos en materia de seguridad y codificacion; sin embargo, los reglamentos aereos le prohibian utilizarlo. Tendria que emplear uno suministrado por la compania aerea, en cuyo caso deberia usar la tarjeta de credito o la de telefonos. Y esta no era una linea segura porque habria la posibilidad, por remota que fuera, de localizarlo. Por lo menos, dejaria un rastro. Se suponia que el viajaba a Los Angeles y, en cambio, se encontraba a diez mil metros de altura sobre Denver, Colorado, camino de la costa noroeste. Este tropiezo inesperado ponia en peligro todo lo planeado. Esperaba que no fuese un anticipo de males futuros.
Jason volvio a mirar el mensafono. El SkyWord ofrecia un servicio de titulares y noticias de ultima hora varias veces al dia. La informacion politica y financiera que aparecia en estos momentos en la pantalla no le interesaba en lo mas minimo. Volvio a darle vueltas al tema de la llamada durante unos minutos mas hasta que, finalmente, borro el mensaje y se coloco los audifonos. Sin embargo, su atencion estaba muy lejos de lo que pasaba en la pantalla.
Sidney cruzo a la carrera la atestada terminal de La Guardia, con las dos maletas golpeando contra sus piernas. No vio al joven hasta que casi choco contra ella.
– ?Sidney Archer? -Tenia unos veintitantos anos. Vestia un traje negro y corbata, y una gorra de chofer cubria el pelo castano ondulado. Ella se detuvo y le miro con los ojos opacos, con el miedo oprimiendole la garganta mientras esperaba que el le diera la terrible noticia. Entonces vio el cartel que el llevaba en la mano y se le aflojaron todos los musculos. El bufete habia enviado un coche para llevarla a las oficinas de Manhattan. Lo habia olvidado. Asintio lentamente mientras la sangre volvia a circular por sus venas.
El joven cogio una de las maletas y la guio hacia la salida.
– Me dieron su descripcion en la oficina. Es lo mejor, porque a veces la gente no ve el cartel. Todo el mundo se mueve deprisa por aqui, preocupados, ya sabe. Hace falta tener toda la informacion posible. El coche esta aparcado aqui mismo. Sera mejor que se abroche bien el abrigo, hace mucho frio.
Sidney vacilo al pasar por delante del mostrador de embarque. Largas colas salian de los mostradores de las companias mientras los viajeros nerviosos intentaban valientemente mantenerse un paso por delante de las exigencias de un mundo que parecia superar cada vez mas las capacidades humanas. Echo un rapido vistazo a la terminal en busca de algun empleado de linea aerea. Lo unico que vio fue a los mozos que empujaban tranquilamente los carretones cargados con las maletas ajenos a la histeria de los pasajeros. Era caotico, pero era un caos normal. Eso era una buena senal, ?no? El chofer la miro.
– ?Todo en orden, senora Archer? ?Se encuentra bien? -La palidez de Sidney habia aumentado en los ultimos segundos-. Tengo Tylenol en la limusina. Se recuperara de inmediato. Yo tambien me mareo en los aviones. Todo ese aire reciclado. En cuanto respire un poco de aire fresco se le pasara. Eso si se puede llamar fresco al aire de Nueva York.
Sonrio, pero su sonrisa desaparecio en el acto cuando Sidney se alejo a la carrera.
– ?Senora Archer? -Fue tras ella.
Sidney habia abordado a una mujer de uniforme cuyas placas e insignias la identificaban como empleada de American Airlines, y solo tardo unos segundos en formularle sus preguntas. La joven le miro asombrada.
– No tengo ninguna noticia -respondio la empleada en voz baja para no alarmar a los transeuntes-. ?Quien se lo dijo? -La mujer sonrio al escuchar la respuesta de Sidney. El chofer se habia reunido con ellas-. Acabo de salir de una reunion informativa, senora. Si algo asi le hubiera ocurrido a uno de nuestros aparatos, lo sabriamos. Confie en mi.
– Pero ?y si acabara de pasar? Quiero decir… -La voz de Sidney comenzo a subir de tono.
– Senora, no ha pasado nada. De verdad. No hay nada de que preocuparse. Volar es la forma mas segura de viajar.
La mujer estrecho con fuerza la mano de Sidney, miro al chofer con una sonrisa de animo y se marcho.
Sidney se quedo quieta durante unos momentos con la mirada puesta en la mujer que se alejaba. Despues inspiro con fuerza, echo una ojeada a su alrededor y sacudio la cabeza desconsolada. Camino una vez mas hacia la salida al tiempo que miraba al chofer como si le viera por primera vez.
– ?Como se llama?
– Tom, Tom Richards. La gente me llama Tommy.
– Tommy, ?hace mucho que esta aqui?
– Una media hora. Me gusta llegar temprano. Los pasajeros no quieren tener problemas de transporte y yo se lo evito si puedo.