etiqueta con su nombre y la direccion en el maletin. Soy muy bueno leyendo las cosas al reves. No tarde mucho en averiguar donde trabajaba, lo que hacia para ganarse la vida y muchas mas cosas de las necesarias. Tambien averigue lo mismo de usted. Entonces fue cuando comence a seguirla. Le sere honesto, no sabia si usted corria peligro o no. -Su tono era inexpresivo, pero a Sidney se le helo la sangre al enterarse de esta repentina intrusion en su vida privada.

»Entonces, mientras hablaba con un amigo mio en la jefatura de Fairfax llego una orden de busca y captura con la foto de su marido. A partir de ese momento comence a seguirla. Creia que quiza me llevaria hasta el.

– Ah. -Sidney se arrellano en la butaca. Entonces se le ocurrio una pregunta-. ?Como es que me siguio a Nueva Orleans?

– Lo primero que hice fue pinchar su telefono. -No hizo caso de la expresion de asombro de Sidney-. Necesitaba saber sin mas demoras donde iba a ir. Escuche la conversacion con su marido. Me parecio muy reservado.

El avion continuaba su viaje por el cielo nocturno. Sidney toco la manga de la camisa del hombre.

– Dice que no es del FBI. ?Quien es usted? ?Por que esta metido en esto?

El hombre asomo la cabeza al pasillo y miro en ambas direcciones antes de responder. Miro a Sidney y exhalo un suspiro.

– Soy un investigador privado, senora Archer. El caso que me ocupa la jornada completa es su marido.

– ?Quien le ha contratado?

– Nadie. -El hombre volvio a asomar la cabeza-. Creia que su marido quiza se pondria en contacto con usted. Y lo hizo. Por eso estoy aqui. Pero me parece que lo de Nueva Orleans fue un fracaso. Hablo con el desde el telefono publico, ?no? El limpiabotas le paso un mensaje, ?no es asi?

Sidney vacilo un momento y acabo por asentir.

– ?Le dio su marido alguna pista sobre su paradero?

– Dijo que se pondria en contacto conmigo mas adelante. Cuando fuera mas seguro.

– Eso podria ser dentro de mucho tiempo -replico el hombre con un tono casi burlon-. Muchisimo tiempo, senora Archer. -El avion comenzo la maniobra de descenso para aterrizar en el aeropuerto de Washington-. Un par de cosas mas, senora Archer. Cuando escuchaba la grabacion de usted y su marido hablando por telefono, habia un ruido de fondo. Como si hubieran dejado un grifo abierto. No estoy seguro, pero creo que habia alguien escuchando por otra linea. -En el rostro de Sidney aparecio una expresion de desconcierto-. Senora Archer, hagase a la idea de que los federales saben que Jason esta vivo.

Unos cinco minutos mas tarde, el avion toco tierra y reino el bullicio en la cabina.

– Dijo que queria decir dos cosas. ?Cual es la segunda?

El hombre se inclino para recoger un pequeno maletin de debajo del asiento que tenia delante. Despues, se acomodo en el asiento y la miro a los ojos.

– La gente capaz de derribar un avion puede hacer cualquier cosa. No confie en nadie, senora Archer. Y tenga mas cuidado que nunca. Incluso eso puede no ser suficiente. Lamento si el consejo no le parece gran cosa, pero es el unico que le puedo dar.

El hombre se levanto y desaparecio entre los pasajeros que desembarcaban. Sidney fue una de las ultimas en salir del avion. A esas horas no habia tanta gente en el aeropuerto. Camino hacia la parada de taxis. No olvido el consejo del hombre y procuro en todo momento mantener la vigilancia sin llamar demasiado la atencion. El unico consuelo era que entre los individuos que la seguian, al menos algunos pertenecian al FBI.

El hombre, despues de dejar a Sidney, cogio el autobus interior que le llevo hasta el aparcamiento. Eran casi las diez de la noche. La zona estaba desierta. Llevaba una maleta con una etiqueta color naranja que indicaba que en el equipaje habia un arma de fuego descargada. En cuanto llego al coche, un Gran Marquis ultimo modelo, abrio la maleta para sacar la pistola y cargarla antes de meterla en la cartuchera.

La hoja del punal le atraveso el pulmon derecho, y luego el mismo proceso se repitio con el pulmon izquierdo para evitar cualquier posibilidad de que lanzara un grito. A continuacion, la hoja le rebano el lado derecho del cuello. La maleta y la pistola, ahora inutil para su dueno, cayeron al suelo. Un segundo despues, el hombre se desplomo con los ojos vidriosos en una ultima mirada a su asesino.

Aparecio una furgoneta y Kenneth Scales se sento en el asiento del pasajero. Un segundo mas tarde, el hombre muerto estaba solo.

Capitulo 38

Lee Sawyer estaba sentado en la sala del SIOC en el edificio del FBI. Sobre la mesa habia una multitud de informes. Se paso una mano por el pelo revuelto, inclino la silla para atras y puso los pies sobre la mesa, absorto en el analisis de los ultimos hechos. El informe de la autopsia de Riker consignaba que llevaba muerto unas cuarenta y ocho horas cuando encontraron el cadaver. Pero Sawyer sabia que al ser la temperatura de la habitacion cercana a los cero grados, el calculo del tiempo desde que se iniciara el proceso de putrefaccion no podia tener la misma precision.

El agente miro las fotos de la pistola Sig P229 que habian recuperado en la escena del crimen. Los numeros de serie habian sido limados y despues acabados de borrar con una broca. A continuacion, contemplo las fotos de los proyectiles de punta hueca extraidos del cadaver. Riker habia recibido once balas ademas, de la que lo habia matado. El numero de disparos tenia desconcertados a los agentes del FBI. El asesinato de Riker tenia todas las caracteristicas de un asesino profesional, y estos nunca necesitaban mas de un disparo. En este caso, senalaba el dictamen del forense, el primer disparo habia provocado la muerte al instante. El corazon habia dejado de latir cuando los restantes proyectiles le atravesaron el cuerpo.

Las manchas de sangre en la mesa, la silla y el espejo senalaban que a Riker le habian disparado por la espalda mientras estaba sentado. Al parecer, el asesino habia sacado a Riker de la silla, lo habia arrojado boca abajo en el rincon del dormitorio y despues le habia vaciado el cargador del arma de pie y desde una distancia de un metro. Pero ?por que? Sawyer no podia contestar a esa pregunta por el momento. Penso en otra cosa.

A pesar de las numerosas investigaciones y posibles pistas, no habian averiguado nada sobre los movimientos de Riker en los ultimos dieciocho meses. No tenia direccion, amigos, trabajos o tarjetas de credito. Nada. Mientras tanto, la Operacion Rapida procesaba millones de datos al dia sobre la tragedia aerea, sin sacar nada en limpio. Sabia como se habia producido, tenian el cadaver del desgraciado responsable de la catastrofe, pero todo acababa con el cuerpo.

Frustrado, Sawyer bajo los pies de la mesa y cogio otro informe. Riker habia sido sometido a una infinidad de operaciones plasticas. Las fotos tomadas a Riker en la ultima detencion no se parecia en nada con el hombre al que habian asesinado en un discreto apartamento de Virginia.

Sawyer hizo una mueca. Su corazonada sobre Riker habia sido correcta. No habia suplantado a otra persona. Sinclair habia sido creado con cuatro datos de ordenador y poco mas, con el resultado de que Robert Sinclair habia sido contratado como una persona viva con excelentes recomendaciones para trabajar de gasolinera en una reputada compania de combustibles que tenia contratos con varias de las principales lineas aereas que operaban en el aeropuerto Dulles, incluida la Western. Sin embargo, Vector habia cometido algunos errores en la comprobacion de los antecedentes. No habian verificado los numeros de telefono de los anteriores patrones de Riker, sino que habian utilizado los telefonos que les habia suministrado el propio Riker, alias Sinclair. Todas las referencias entregadas por el muerto correspondian a pequenas empresas de combustibles que operaban en el estado de Washington, en el sur de California y una en Alaska. En realidad, ninguna de estas companias habia existido. Cuando los agentes de Sawyer las investigaron, descubrieron que los telefonos habian sido desconectados. Las direcciones de sus lugares de trabajo tambien resultaron falsas. En cambio, cuando verificaron el numero de la Seguridad Social encontraron que era valido.

Tambien habian pasado sus huellas digitales por el AFIS de la policia de Virginia. Riker habia cumplido condena en una prision del estado y se suponia que sus huellas aparecerian en los archivos, pero no estaban. Esto solo podia significar una cosa. Alguien habia entrado en las bases de datos de la administracion de la Seguridad Social y de la policia de Virginia. Quiza habian quemado todo el sistema. Ahora, ?como podian estar seguros de nada? Sin una seguridad absoluta, los sistemas se convertian en inservibles. Y si alguien podia hacer eso con los ficheros de la Seguridad Social y de la policia, ?quien estaba a salvo? Sawyer aparto los informes con un gesto de

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