furia y se sirvio otra taza de cafe. Despues inicio otro de sus tipicos paseos por la sala.
Jason Archer les llevaba muchisima ventaja. Solo habia habido una razon para que Sidney Archer viajara a Nueva Orleans. De hecho, podria haber ido a cualquier otra ciudad. Lo importante era que saliera de la ciudad. Y cuando lo hizo, el FBI se habia ido con ella. Su casa habia quedado sin vigilancia. El agente se habia enterado a traves de los vecinos de que los padres y la hija de Sidney se habian marchado poco despues que ella.
Sawyer cerro y abrio los punos. Una trampa. Y el habia caido como cualquier novato. No tenia ninguna prueba directa, pero sabia como que se llamaba Sawyer que alguien habia entrado en aquella casa y se habia llevado algo. Asumir semejante riesgo significaba que algo importantisimo se le habia escapado de entre los dedos.
No habia sido una buena manana y amenazaba con ser mucho peor. No estaba acostumbrado a que le dieran un puntapie en el culo en cada esquina. Habia informado a Frank Hardy de los resultados conseguidos hasta ahora. Su amigo estaba haciendo averiguaciones sobre Paul Brophy y Philip Goldman. Hardy, como era de esperar, se habia extranado al enterarse de la visita clandestina de Brophy a la habitacion de Sidney.
Sawyer cogio el periodico y leyo el titular. Calculo que en aquel momento, la mujer se sentiria dominada por el panico. A la vista de que Jason Archer estaba enterado de la persecucion, habian decidido hacer publicos sus presuntos delitos: espionaje industrial y malversacion de fondos de Triton Global. No se aludia a su participacion directa en la catastrofe aerea, pero si que aparecia en la lista de pasajeros aunque no habia llegado a embarcar. Cualquiera podia leer entre lineas lo que faltaba. Tambien se mencionaban con amplitud las recientes actividades de Sidney Archer. Miro su reloj. Se disponia a visitar a Sidney Archer por segunda vez. Y a pesar de su simpatia personal por la mujer, no pensaba marcharse de su casa hasta haber conseguido unas cuantas respuestas.
Henry Wharton permanecia delante de la ventana, con la barbilla apoyada en el pecho y la mirada puesta en el cielo cubierto de nubes. Sobre la mesa habia un ejemplar del
– En realidad, no veo que tengamos ninguna otra opcion, Henry -Goldman hizo una pausa y, por un momento, una expresion complacida aparecio en sus facciones habitualmente impasibles-. Comprendo que Nathan Gamble estuviese muy enfadado cuando llamo esta manana. ?Quien puede culparlo? Dicen por ahi que podria retirar toda la cuenta.
Wharton torcio el gesto al escuchar el comentario. Se volvio con la mirada baja. Era obvio que Wharton vacilaba. Goldman se echo un poco hacia delante, ansioso por aprovechar la ventaja.
– Es por el bien de la firma, Henry. Sera doloroso para mucha gente, y a pesar de mis diferencias con ella en el pasado, me incluyo en ese grupo, sobre todo porque es una profesional brillante. -Esta vez Goldman consiguio reprimir una sonrisa-. Pero el futuro de la firma, el futuro de centenares de personas, no se puede sacrificar en beneficio de una sola, Henry, y tu lo sabes. -Goldman se reclino en la silla y cruzo las manos sobre los muslos con una expresion placida. Exhalo un suspiro-. Yo hablare con ella, Henry, si lo prefieres. Se lo unidos que estabais.
Wharton alzo la mirada. Su asentimiento fue rapido, breve, como el descenso del hacha del verdugo. Goldman salio del despacho en silencio.
Sidney Archer salio a recoger el periodico cuando sono el telefono. Corrio hacia el interior de la casa con el
La voz de su padre sono como un trueno. ?Habia leido el periodico? ?De que demonios estaban hablando? Esas acusaciones… Su padre proclamo furioso que los demandaria. Los demandaria a todos, incluidos Triton y el FBI. Sidney consiguio apaciguarlo y abrio el periodico. El titular le quito la respiracion como si alguien le hubiera pisado el pecho. Se dejo caer sobre una silla en la penumbra de la cocina. Leyo de una ojeada el articulo de primera plana que implicaba a su marido en el robo y la venta de secretos de un valor incalculable y del fraude de centenares de millones de dolares a su empresa. Y como si esto fuera poco, Jason Archer era presunto sospechoso del sabotaje del avion, al parecer con la intencion de enganar a las autoridades simulando su muerte. Segun el FBI, estaba vivo y era un fugitivo.
Sidney sintio que iba a vomitar cuando leyo su propio nombre en el articulo. Ella habia viajado a Nueva Orleans, decia el periodico, poco despues del funeral de su marido, algo que resultaba muy sospechoso. Desde luego que era sospechoso. Cualquiera, incluida Sidney Archer, habria considerado ese viaje cargado de motivos dudosos. Toda una vida de escrupulosa honestidad acababa de ser destruida para siempre. Dominada por la angustia, le colgo el telefono a su padre. A duras penas consiguio llegar al fregadero. Las arcadas le producian mareo. Se mojo la nuca y la frente con agua fria.
Volvio a la silla y se echo a llorar. Jamas se habia sentido tan indefensa. Entonces la domino una emocion subita: una furia tremenda. Corrio al dormitorio, se vistio y un par de minutos despues abria la puerta del Ford. «Mierda.» La correspondencia cayo al suelo y, automaticamente, se agacho a recogerla. Comenzo a ordenar los sobres y se detuvo cuando cogio el paquete destinado a Jason Archer. Se tambaleo al reconocer la escritura de su marido en el sobre. Noto que habia algo plano en el interior. Miro el matasellos. Lo habian enviado desde Seattle el mismo dia en que Jason habia salido para el aeropuerto. Se estremecio. Su marido tenia muchos sobres como este en el estudio. Estaban disenados especificamente para enviar disquetes por correo. Pero ahora no tenia tiempo para pensar en este asunto. Dejo la correspondencia sobre el asiento, se sento al volante y arranco.
Media hora despues, Sidney Archer, hecha un basilisco, entro en el despacho de Nathan Gamble, escoltada por Richard Lucas. Detras de la pareja venia Quentin Rowe, con una expresion de asombro. Sidney se acerco a la enorme mesa de Gamble y le arrojo el ejemplar del
– Espero que tenga algunos abogados muy buenos en juicios por calumnias. -Estaba tan furiosa que Lucas se adelanto, pero Gamble le hizo retroceder con un gesto. El presidente de Triton cogio el periodico y les echo una ojeada a los titulares. Despues miro a Sidney.
– Yo no escribi esto.
– ?Y una mierda!
Gamble apago el cigarrillo y se puso de pie.
– Perdone, senora, pero o mucho me equivoco o aqui el cabreado tendria que ser yo.
– Aqui dice que mi marido saboteo a un avion, vendio secretos y le robo dinero. No es mas que una sarta de mentiras y usted lo sabe.
Gamble rodeo la mesa y se acerco a Sidney con una expresion feroz.
– Deje que le diga lo que se, senora. Me han robado una montana de dinero; eso es un hecho. Y su marido le dio a RTG todo lo que necesita para hundir mi compania. Eso es otro hecho. Que se supone que debo hacer, ?darle a usted una maldita medalla?
– No es verdad.
– ?Si que lo es! -Gamble le acerco una silla-. ?Sientese!
Gamble abrio un cajon de la mesa, saco una cinta de video y la arrojo a Lucas. Luego, apreto un boton de la consola y se deslizo un tabique de la pared para dejar a la vista un equipo de televisor y video. Mientras Lucas cargaba la cinta, Sidney se sento; le temblaban las piernas. Miro a Quentin Rowe, quieto como una estatua en un rincon del despacho. El joven no le quitaba la mirada de encima. Nerviosa, se paso la lengua por los labios resecos y volvio a centrar la mirada en la pantalla gigante del televisor.
El corazon le dio un vuelco al ver a su marido. Solo habia escuchado su voz desde aquel horrible dia, y era como si hubiese pasado una eternidad. Al principio, solo se fijo en los movimientos agiles que le eran tan conocidos. Despues se centro en el rostro y solto una exclamacion ahogada. Nunca le habia visto tan nervioso, sometido a tanta tension. La entrega del maletin, el estruendo del avion, las sonrisas de los hombres, la lectura de los documentos, todas esas cosas estaban en un segundo plano, mientras miraba a Jason. Sus ojos enfocaban de cuando en cuando la hora y la fecha que aparecian en una esquina de la imagen, y sufrio otra sacudida cuando comprendio el significado de los numeros. Se acabo la cinta y la pantalla del televisor quedo a oscuras. Sidney volvio la cabeza y descubrio que las miradas de todos los presentes estaban centradas en ella.
– El intercambio tuvo lugar en unos locales de RTG en Seattle mucho despues de que aquel avion se estrellara contra el suelo -manifesto Gamble detras de Sidney-. Si todavia quiere demandarme, adelante, hagalo. Pero le aviso que si perdemos CyberCom le costara cobrar la indemnizacion.
Sidney se levanto. Gamble busco algo detras de la mesa.
– Aqui tiene su periodico.