que los pasajeros de nuestro avion-doble. ?Por que? Tratemos de resolver este problema. En Karachi, usted lo recuerda muy bien, yo afirme que los pasajeros de nuestro avion no fueron copiados en toda su complejidad biologica, sino solamente en sus funciones especificas. Toda la compleja vida psiquica del hombre se echo a un lado, se rechazo, por la sencilla razon de que los creadores de las copias no la necesitaban. Empero, los pasajeros de nuestro avion no eran simplemente pasajeros, como otros cualesquiera. ?Acaso su unica relacion social era la de viajar en un mismo avion? No. Entre ellos existia algo mas: el ano vivido en conjunto, el trabajo, amistad o aversion para con los vecinos, los planes futuros, los suenos de encontrarse con personas amadas y parientes. Estas circunstancias ampliaban y complicaban su funcion de pasajeros. He ahi la razon por la cual los creadores de las copias no podian limitarse a una simple funcion y se vieron obligados a complicarla, conservando algunas celulas de la memoria y determinados procesos mentales. Yo creo que la vida en el avion-doble transcurria similarmente a la nuestra.

– Es decir, ?que se repetia como una grabacion magnetofonica? -le dije.

– Pienso que no. Recuerde que ellos crean copias y no patrones. Ni en la ciudad de Martin la vida repetia todo lo que sucedia en la Sand City real. Le puedo dar un ejemplo: la persecucion policial. Pero preste atencion a un dato muy curioso: la gente de la ciudad copiada se diferencia mas aun de las personas reales. Las copias encarnan una funcion como tal: el transeunte camina, el que pasea, pasea, el chofer solo conduce el automovil, el vendedor vende u ofrece mercancias, el comprador las compra o rechaza. Y nada mas. Sin embargo, pese a esa actividad tan limitada, ellos no son munecos. Pueden razonar, pensar y actuar, aunque solo dentro de los limites de sus funciones. Si usted le dijese a la camarera de una cafeteria de la ciudad-copia que no le agradan las salchichas, esta le contestaria que las salchichas conservadas no se estropean, que la lata fue abierta un cuarto de hora antes, pero que, si usted insiste, ella le puede traer en cambio un bistec asado o un bistec con sangre, como lo desee. Puede coquetear con usted, y, si ella es aguda, hasta podria contarle un chiste. ?Por que? Porque todo esto entra dentro de su funcion profesional. He ahi la razon por la cual no recordo a Martin: el no estaba asociado con su trabajo.

– Pero, ?por que los policias lo recordaron? -inquirio Irina-. El, pues, no asalto ningun banco, no atento contra los bolsillos de persona alguna y no anduvo como un boxeador borracho boxeando por las calles. ?Donde esta la relacion con la funcion?

– ?Recuerda usted el recorte del periodico? Durante la niebla, en Sand City fue golpeado un abogado neoyorquino, y la policia, lamentablemente, no pudo encontrar a los malhechores. ?Le ha prestado atencion a ese 'lamentablemente'? La policia sabia naturalmente quienes habian sido los autores del hecho, pero no se disponia a buscarlos. Pero, ?por que no encontrar a alguien que ocupara el lugar de los verdaderos culpables, a un borracho o a cualquier vagabundo? Estos eran los propositos de la policia en aquel momento. En la Sand City real ella no pudo encontrar a nadie; en cambio, en la copiada se le vinieron a mano Martin y sus amigos.

– Yo hubiera querido estar en su lugar -dije con envidia.

– ?Y recibir un balazo en la frente? ?Cree que sus balas no eran reales?

– Si, pero las de Martin tambien eran reales. ?No piensa que el probablemente fallo el tiro?

– No, no pienso eso -repuso Zernov-. Posiblemente los traumas peligrosos para el hombre no lo son para estos biorrobots. Es muy probable que sus cuerpos no sean afines a los del hombre normal.

– ?Y sus ojos? Ellos vieron a Martin.

– Esto es como un crucigrama -dijo Irina riendose-. Al poner la palabra en los cuadritos, te das cuenta de que es otra: unas letras coinciden y otras no.

– Ciertamente, esto es como un crucigrama -respondio alegre Zernov-. ?Y que otra cosa puede ser? Si colocaramos a aquel policia en la mesa de operaciones y le abrieramos el vientre, sabriamos si tiene o no tiene estomago e intestinos. Pero, ?que tenemos para resolver este problema? ?Una regla de calculo? No. ?Un microscopio? No. ?Rayos X? Tampoco. Resulta comico, pero hasta ahora no poseemos nada, excepto nuestra logica. Anojin, ni sus palabras ni sus ojos son iguales a los nuestros -afirmo, respondiendo a mi replica-. Ellos podian ver a Martin, pero eran incapaces de notar el sol. Sus ojos no eran los nuestros, porque estaban programados para existir solamente dentro de los limites de cierta hora copiada; hasta el tiempo habia sido copiado. Los automoviles que corrian por la carretera habian sido creados en movimiento, dentro de los limites del mismo intervalo de tiempo y del mismo sector del espacio. A ello se debe que surgieran de la nada y desaparecieran en la nada. A decir verdad, esto es realmente un crucigrama -concluyo riendose.

– Mas bien un camuflaje -especifique-. Un camuflaje tal como sus casas, cuyas paredes exteriores eran reales y cuyo interior estaba vacio, solo existia la nada negra. Sin embargo, hubiera deseado verlo -dije suspirando-. Nos dirigimos al Congreso como testigos oculares, pero, ?que hemos visto? Podemos afirmar que no hemos visto casi nada.

– No se preocupe -repuso Zernov misteriosamente-. Veremos aun muchas cosas. Tanto tu, como Martin y yo estamos marcados. Nos mostraran todavia algo nuevo, quizas accidental o tal vez premeditadamente. Temo que sea asi.

– ?Tiene miedo? -inquiri asombrado.

– Si, tengo miedo -respondio Zernov e hizo mutis.

El avion cruzo una nube y empezo a descender al encuentro de la ciudad distante, oculta en una niebla color lila en donde se notaba la perforada Torre Eiffel, familiar desde la infancia. Desde lejos, parecia un obelisco tejido del mas fino hilo de nylon.

Tercera parte: Julieta y los espectros

Capitulo 17 – Conferencia de prensa en el hotel 'Au Monde'

Debido a la proxima apertura del Congreso, Paris estaba abarrotado de turistas. Nuestra delegacion se alojo en el hotel 'Au Monde', un pequeno establecimiento no de primera, pero orgulloso, posiblemente, por lo vetusto de su construccion. Sus escaleras de madera crujientes, sus cortinas aterciopeladas y polvorientas y sus candelabros arcaicos y suntuosos nos retrotraian a los dias de Balzac. Las velas ardian por doquier: en las mesas, en las peanas, en las lapidas marmoreas de las chimeneas; pero ardian, no como un tributo a la moda, sino como unos competidores testarudos de la electricidad que aqui soportaban a desgana. A los norteamericanos les agradaba todo esto y a nosotros nos tenia sin cuidado, tal vez porque apenas permanecimos diez minutos dentro de la habitacion. Irina y yo, aprovechando las dos horas libres que teniamos antes de la apertura de la conferencia de prensa, hicimos un pequeno recorrido por la ciudad eterna. Yo abria la boca de admiracion, al observar las maravillas de la arquitectura, en tanto que ella me explicaba condescendientemente cuando y en honor a quien fue construido uno u otro edificio.

– ?Por que conoces Paris tan bien? -pregunte intrigado.

– Es la tercera vez que visito esta ciudad. Ademas, yo naci en Paris. Aqui, por estas calles, me pasearon en el coche para ninos. Te hablare de ello algun dia -dijo enigmatica y, de repente, se echo a reir-: Hasta el portero del hotel me recibio como a una vieja conocida.

– ?Cuando?

– Cuando le pagabas al chofer del taxi. En ese mismo momento Zernov y yo entrabamos en el hall. El portero -con aspecto de un lord calvo- nos miro con su indiferencia profesional y luego, repentinamente, abrio los ojos desmesuradamente, dio un paso atras y fijo la mirada en mi.

– ?Que le sucede?' -le pregunte asombrada. Pero el siguio inmovil y sin articular palabra. A poco, Zernov inquirio: '?Ha reconocido usted, tal vez, a la senorita?'.

– 'No, no -respondio, volviendo en si-. Es que la senorita se parece mucho a una de nuestras huespedes'. Pese a sus palabras, yo tenia la impresion de que el me conocia, aunque yo nunca habia estado en este hotel. Es muy extrano, ?verdad?

Cuando regresamos al hotel, el portero ni siquiera miro a Irina; en cambio, me sonrio y me dijo, que ya me estaban esperando: 'Vaya directamente al tablado'.

La conferencia iba a empezar justamente en el hall del restaurante del hotel. Ya nos aguardaban. Los norteamericanos habian llegado y ocupado una gran parte del tablado de variedades. Los operadores de la television hacian girar sus fantasticos aparatos negros. Los reporteros, armados de camaras fotograficas, camaras

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