manga, un quepis aleman y unas botas lustrosas hasta lo inconcebible. En conclusion, el era un policia de la elite de Himmler.

– Etienne -dijo el en voz baja-, tu me decias que eran dos. Yo veo tres.

Etienne, con el rostro blanco como empolvado a guisa de payaso, salto de su asiento y se puso rigido.

– El tercero es de otro tiempo, Herr Ober… Herr Haupt… perdone… Herr Sturmbahnfuhrer.

Lange arrugo el entrecejo:

– Puedes llamarme senor Lange. Te lo permito. Respecto a este tercero, puedo decirte que se tanto como tu de donde es el. La memoria del futuro me lo dice. Mas, ahora esta aqui y esto me conviene. Te felicito, Etienne. ?Y estos dos?

– Son pilotos ingleses, senor Lange.

– Miente -replique sin levantarme-. Yo soy ruso y mi camarada es norteamericano.

– ?Cual es su profesion? -le pregunto Lange a Martin en ingles.

– Soy piloto -respondio Martin poniendose firme por habito.

– Pero no es ingles -aclare yo.

Lange, con una risita burlona, dijo:

– ?Cual es la diferencia, Inglaterra o Norteamerica? Nosotros estamos luchando contra ambos paises.

Por un momento, olvidando el peligro que nos amenazaba, trate de poner en su lugar a este espectro del pasado. No pensaba si el podria comprenderme y simplemente le dije:

– La guerra termino hace tiempo, senor Lange. Nosotros somos de otro tiempo y usted tambien. Treinta minutos atras usted y nosotros cenamos en el hotel Parisiense 'Au Monde'. Usted llevaba un traje corriente de civil, senor abogado turista, y no este uniforme brillante de teatro.

Lange no se ofendio, por el contrario, hasta se sonrio. Su sonrisa seguia dibujandose en sus labios en los momentos en que desaparecia envuelto por una neblina roja:

– Asi es como nuestro querido Etienne me recuerda. El me idealiza y se idealiza. En realidad, todo ocurrio de un modo completamente diferente.

La neblina rojo-obscura lo cubrio por completo, y, de pronto, se disipo. Todo ocurrio en medio minuto. Empero, de la niebla emergio otro Lange, muy diferente al primero, no tan alto, mas ordinario y rechoncho, con las botas sucias y llevando sobre los hombros una larga capa negra. Era un soldadote exhausto, con los ojos inflamados por las noches sin dormir. Sostenia sus guantes en la mano como si se los fuese a poner, pero no se los puso y agitandolos se acerco a la oficina de Etienne:

– Etienne, ?donde estan? ?Sigues sin saberlo?

– Senor Lange, ya no me creen.

– No trates de enganarme. Tu eres una figura demasiado prominente dentro de la Resistencia local para que no se fien de ti. Quizas no te creeran en el futuro, mas no ahora. La razon es simple: tu temes a tus amigos de la clandestinidad.

Agito los guantes y golpeo una y otra vez el rostro del portero. Etienne balanceaba la cabeza de un lado a otro y se encogia. La espalda de su sueter se arrugo como las plumas de un gorrion bajo la lluvia.

– Me temeras mas que a tus amigos de la clandestinidad -siguio diciendo Lange sin levantar la voz y poniendose los guantes-. ?Sera asi, Etienne? ?Verdad?

– Si, senor Lange.

El gestapista se dio la vuelta y otra vez lo vimos transfigurado por el terror de Etienne, en un ser omnipotente. Ya no era una persona, sino un Nibelungo:

– Etienne no habia cumplido su palabra, pues, efectivamente, no confiaban en el -afirmo-. Sin embargo, ?como se esforzaba, como queria traicionar! ?Y traiciono a la mujer que adoraba, a la mujer que amaba sin ser correspondido! ?Como lo lamento! Pero, no lamento la traicion que le hizo a ella, sino su propia incapacidad para traicionar a aquellos dos hombres que se escaparon. Bien, Etienne, enmendemos el pasado. Tenemos una buena oportunidad ahora. Yo fusilare al ruso y al norteamericano en lugar de los pilotos escapados. Al otro ruso, simplemente, lo ahorcare. ?Llevenselos rapido a la Gestapo! ?Patrulla! -grito.

Tuve la impresion de que el hall polvoriento y oscuro estaba repleto de soldados. Me rodearon, ataron mis manos y me arrojaron de un puntapie a la oscuridad. Cai, haciendome dano en una pierna y durante largo rato permaneci en el suelo sin poder levantarme. Mis ojos no veian nada, pero lentamente se iban habituando a la semioscuridad roja que los rayos de la lampara apenas podian disipar. Los tres yaciamos en el suelo de una camara estrecha desprovista de ventanas, o quizas, en una celda de castigo. La celda empezo a moverse, tirandonos de un lado a otro en las curvas, por lo que deduje que nos conducian en el furgon carcelario.

Martin fue el primero en sentarse. Yo flexionaba y extendia mi pierna magullada: por suerte no se habia fracturado ni dislocado. Zernov yacia boca abajo con la cabeza descansando sobre sus manos.

– Boris Arkadievich, ?no se ha golpeado?

– Hasta este momento no me ha sucedido nada -respondio laconico.

– ?Como podria usted explicarnos todo este espectaculo?

– Esto es mas bien una pelicula -afirmo sonriente, y callo de nuevo como si no quisiera seguir hablando.

Pero yo no podia guardar silencio:

– Se esta copiando el pasado de alguien -segui diciendo-. Estamos en este pasado por pura coincidencia. Ahora bien, ?por que en este pasado nos tenian preparado este furgon?

– El pudo haber estado estacionado cerca de la puerta. Es muy probable que en el hayan venido los soldados -observo Zernov.

– ?Y donde estan ahora?

– Los de la escolta estaran ahora, probablemente, en la cabina del conductor. El resto se encuentra en el hotel esperando las ordenes de Lange.

Tal vez los necesitaba tambien en aquel entonces, puesto que solo muy poco corrige el pasado.

– ?Piensa usted que este es su pasado?

– ?Y que piensa usted?

– A juzgar por nuestras vicisitudes, este es tambien el pasado de Etienne. Etienne y Lange se estan corrigiendo mutuamente. Aunque no acierto a comprender, ?para que los directores de esta pelicula necesitan todo esto?

– Amigos, ustedes se han olvidado de mi -interrumpio Martin-. No entiendo nada de ruso.

– Perdonenos, Martin -se excuso Zernov pasando al ingles-. Realmente le hemos olvidado. Eso no debimos hacerlo, no solo por los sentimientos de camaraderia, sino por algo mas poderoso que nos une con enorme fuerza. ?Saben ustedes en lo que siempre pienso? -continuo el, levantandose un poco y apoyandose en los codos sobre el piso sucio del furgon-. Pienso, ?es accidental o no lo es todo lo que nos ocurre? A mi mente llega la carta que usted, Martin, le remitio a Anojin, y, particularmente, la expresion suya: 'marcados'. Con lo que dejaba entrever que hemos sido marcados por los visitantes del cosmos. Y tal vez por eso nos permiten adentrarnos sin obstaculos hasta las entranas mismas de su creacion. Ahora bien, ?es todo eso accidental o no lo es? ?Por que no fue copiado un aeroplano cualquiera de la ruta Melbourne-Jakarta-Bombay, en vez de nuestro avion 'IL' que llevaba a bordo a todos los 'marcados'? ?Es todo eso accidental o no lo es? Supongamos que las 'nubes', yendo hacia el norte, se hayan interesado por la vida provincial de Norteamerica. Admitamoslo como posible. Mas, ?por que eligieron justamente la ciudad relacionada con la vida de Martin, y en el preciso momento en que este tenia que visitarla? ?Es eso coincidencia o no lo es? ?Y por que de los cientos de hoteles baratos de Paris eligieron para sus experimentos de turno el nuestro 'Au Monde'? ?Por que? ?No habitan acaso en los hoteles de Paris y las casas Parisienses individuos con pasados interesantes? Entonces, ?por que se copia el pasado de individuos que viven junto con nosotros bajo un mismo techo? ?Por que? Repito de nuevo la misma pregunta: ?Es coincidencia o no lo es? ?Acaso esta todo esto calculado de antemano con un objetivo determinado que hasta ahora desconocemos?

Me parecia que Zernov estaba loco. Si bien es cierto que la imposibilidad de explicar todo lo ocurrido, la realidad y la ilusion de estas traslaciones en el tiempo y en el espacio, el mundo mistico de Kafka, que para nosotros era realidad, podian aterrar a cualquier ser humano, no es menos cierto que ninguno de nosotros habia perdido el control de si mismo ni la claridad habitual del pensamiento. Martin y yo nos mirabamos mutuamente en la semioscuridad, pero no cambiamos ninguna palabra.

Zernov se echo a reir:

– ?Creen que me he vuelto loco? ?Conocen ustedes la hipotesis de Bohr que cataloga a la locura como una

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