– ?Que pasa?

– Eso es justamente lo que quiero saber -contesto Ryan-. ?Que pasa en ese numero exactamente?, ?que tienes planeado?

– Es una fuga, ya te lo he dicho -respondio el mientras se ponia la camisa.

– Necesito algo mas concreto, Pierce. El espectaculo sera dentro de diez dias.

– Estoy perfeccionandolo.

Ryan percibio el tono hermetico e intransigente de Pierce y dio un paso al frente para plantarle cara.

– No, este no es uno de tus espectaculos, en los que vas por libre. Aqui la productora soy yo, Pierce. Tu mismo lo pediste. Pues bien, puedo pasar por alto algunas de tus exigencias sobre el personal. -arranco Ryan y siguio sin darle ocasion de contestar-. Pero tengo que saber exactamente que vamos a emitir en directo. No puedes mantenerme en la ignorancia a falta de menos de dos semanas para la grabacion.

– Voy a salir de una caja fuerte -contesto el sin mas al tiempo que le acercaba un zapato a Ryan.

– Vas a salir de una caja fuerte -repitio ella-. Hay algo mas, Pierce. No soy tonta -anadio mientras se ponia el zapato.

– Tendre las manos y los pies atados.

Ryan se agacho a recoger el otro zapato. La reticencia de Pierce a hablar del numero la estaba poniendo nerviosa. Pero no queria que se le notara el miedo, asi que espero unos instantes antes de hablar de nuevo.

– ?Que mas, Pierce?

Este no dijo nada hasta que se hubo abotonado la camisa.

– Es como un juego de munecas rusas. Estare en una caja dentro de una caja dentro de una caja. Nada nuevo.

– ?Tres cajas? -pregunto Ryan con aprension-. ?Una dentro de otra?

– Exacto. Cada una mas grande que la otra.

– ?Tienen las cajas algun agujero para respirar? -pregunto asustada.

– No.

Ryan se quedo helada.

– No me gusta.

– No tiene por que gustarte, Ryan -dijo el tratando de calmarla con la mirada-; pero tampoco tienes por que preocuparte.

Ryan trago saliva. Sabia que no podia perder la cabeza.

– Todavia hay mas, ?verdad? No me lo has contado todo.

– La ultima caja es pequena -contesto el sin mas.

– ?Pequena? -Ryan sintio un escalofrio-. ?Como de pequena?

– No habra problemas. Ya lo he hecho otras veces.

– Pero es peligroso. No puedes hacerlo.

– Puedo -afirmo Pierce con rotundidad-. Llevo meses ensayando y calculando el tiempo.

– ?Tiempo?

– Tengo oxigeno para tres minutos.

?Tres minutos! Ryan respiro profundo. No podia perder el control.

– ?Y cuanto necesitas para fugarte?

– Ahora mismo, un poco mas de tres minutos. Bastaria con agotar el oxigeno y aguantar sin respiracion unos segundos.

– Es una locura -dijo ella-. ?Y si sale algo mal?

– No saldra nada mal. Lo he repasado muchas veces.

Ryan se dio la vuelta, pero se giro hacia Pierce de nuevo.

– No voy a permitirlo. Se acabo. Utiliza el numero de la pantera para cerrar; pero esto no. Me niego.

– Voy a usar la fuga -replico el con tanta calma como rotundidad.

– ?No! -Ryan lo agarro por los brazos, presa del panico-. No voy a dejarte. Este numero se queda fuera, Pierce. Utiliza otro o inventate uno nuevo, pero olvidate de este.

– No puedes quitarlo -repuso Pierce sin alterarse-. Yo tengo la ultima palabra. Lee el contrato.

Ryan se puso blanca y dio un paso atras.

– ?Maldito seas! Me importa un rabano el contrato. Se perfectamente lo que dice. ?Lo he redactado yo!

– Entonces recordaras que no puedes quitar la fuga -insistio Pierce inexorable.

– No voy a dejarte -repitio Ryan. Los ojos se le poblaron de lagrimas, pero pestaneo para que no llegaran a saltarsele-. No puedes hacerlo.

– Lo siento, Ryan.

– Encontrare una manera de suspender el espectaculo -lo amenazo con una mezcla de rabia, temor e impotencia-. Seguro que encuentro algun modo de romper el contrato.

– Es posible -Pierce le puso las manos sobre los hombros-. Pero aun asi, hare la fuga. Si no para el especial, el mes que viene, en Nueva York.

– ?Por favor, Pierce! -Ryan lo abrazo desesperada-. Podrias morirte. No merece la pena. ?Por que tienes que intentar algo asi?

– Porque puedo hacerlo. Ryan, tienes que entenderlo: este es mi trabajo.

– Yo lo que entiendo es que te quiero. ?Es que eso no importa?

– Sabes que si -contesto Pierce con vehemencia-. Sabes lo mucho que me importa.

– No, no se cuanto te importa -Ryan le dio un empujon enojada-. Lo unico que se es que vas a hacer esta locura por mucho que te suplique que no la hagas. Pretendes que me quede ahi de pie, mirando como arriesgas la vida a cambio de unos aplausos o una resena en un periodico.

– Esto no tiene nada que ver con aplausos ni resenas -replico el. Empezaba a enfurecerse por momentos-. Deberias saberlo a estas alturas.

– No, no se nada. No te conozco -dijo desquiciada-. ?Como quieres que entienda que te empenes en hacer algo asi? No es necesario para el espectaculo ni para tu carrera.

Pierce se obligo a mantener la serenidad.

– Es necesario para mi -contesto.

– ?Por que? -pregunto furiosa Ryan-. ?Por que necesitas arriesgar la vida?

– Ese es tu punto de vista, Ryan; no el mio. Para mi, esto es parte de mi trabajo, parte de lo que soy -Pierce hizo una pausa, pero no se acerco a ella-. Tendras que aceptarlo si me aceptas a mi.

– No es justo.

– Puede que no -convino el-. Lo siento.

Ryan trago saliva. No queria romper a llorar.

– ?En que situacion nos deja esto?

Pierce la miro a los ojos.

– Eso depende de ti.

– No pienso mirar. ?Me niego! No pienso pasarme la vida esperando el momento en que vayas demasiado lejos y te equivoques. No puedo -Ryan se dio la vuelta y corrio hacia la puerta. Las lagrimas resbalaban por su mejilla cuando descorrio el cerrojo-. ?Maldita sea tu magia! -se despidio sollozando.

Capitulo XV

Nada mas dejar a Pierce, fue al despacho de su padre. Por primera vez en su vida, Ryan entro sin llamar antes a la puerta. Swan, molesto por la irrupcion, interrumpio lo que estaba diciendo y la miro con el ceno fruncido. Nunca habia visto a Ryan tan descompuesta: palida, temblando, con los ojos brillantes a punto de romper a llorar.

– Luego te llamo -murmuro y colgo el telefono. Ryan seguia de pie en la puerta y Swan se encontro en la extrana situacion de no saber que decir-. ?Que pasa? -pregunto -con tono imperativo y se aclaro la garganta a continuacion.

Ryan se apoyo contra la puerta hasta que estuvo segura de que las piernas tenian suficiente firmeza para

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