pregunta: ?puedes ayudarme, o no?

Hestor y la Senora Silve cambiaron una mirada y, despues, la Superiora cruzo las manos y miro al suelo alfombrado mientras Hestor respondia:

— Margrave, lo unico que te he dicho es que no puedo prometerte nada. Existen complicaciones que...

Gant le interrumpio:

—Por lo que veo, Senor, la unica complicacion es la naturaleza misteriosa de la desaparicion de mi hijo. Seguramente, en este caso hay razones suficientes para informar al Sumo Iniciado de lo que ocurre. — Se paso la lengua por los labios—. Conozco a Keridil ToIn, como conoci a su padre Jehrek, y estoy seguro de que el desearia estar informado y ofrecerme la ayuda del Circulo. —Gant hizo una pausa, preguntandose si Hestor reaccionaria a la amenaza implicita en sus amables palabras; despues, al ver que el hombre se mostraba impasible, anadio—: Desde luego, si prefieres tomar la responsabilidad sobre tus hombros...

El Adepto sonrio reservadamente y sin entusiasmo.

— No quisiera mostrarme presuntuoso, Margrave. Naturalmente, me asegurare de que el mensaje llegue al Castillo; pero estas cosas requieren tiempo, y el tiempo puede no estar de nuestra parte.

Gant encogio tristemente los hombros.

— Sin embargo, parece ser nuestra unica esperanza, ya que todo lo demas ha fracasado. — Miro a su esposa—. He oido decir que se estan realizando experimentos para emplear aves de rapina como mensajeros en casos de emergencia. Si pudieramos usar este metodo, la noticia llegaria al Sumo Iniciado mucho antes de lo que tardaria en llevarla un buen jinete.

— He oido algo de esto — dijo precavidamente Hestor—. Los halconeros de la Provincia Vacia han estado empleando aves, y el procedimiento esta siendo tambien ensayado en Wishet. Pero en cuanto a su eficacia...

—?Maldita sea! ?Acaso no vale la pena intentarlo? —bufo Gant, y despues, haciendo un esfuerzo, domino su mal genio—. Disculpame, pero seguramente comprenderas mis sentimientos. La Margravina esta loca de preocupacion y de dolor, y si el Circulo no puede ayudarnos, ?nada podremos ya hacer!

De momento, Hestor desvio la mirada; despues parecio recobrar su aplomo y la fijo de nuevo en la del Margrave.

— Desde luego, Margrave, tienes razon, y te pido disculpas si he parecido vacilar o mostrarme reacio. No puedo saber como te ayudara el Circulo..., pero hare lo que este en mi mano. Te lo aseguro.

— Entonces, ?informaras al Sumo Iniciado?

—Con toda la rapidez posible.

La Margravina suspiro debilmente y su marido cruzo la estancia para palmearle el hombro con rigido afecto.

—Bueno, querida, ya has oido lo que ha dicho el Adepto. Podemos contar con la ayuda del Circulo. Si algun poder en el mundo pue de devolvernos a Drachea, es el del Circulo. — Miro de nuevo a Hestor —. Aunque la celebracion no sera tan alegre como en ocasiones anteriores, dadas las circunstancias, hoy daremos una pequena cena en familia para celebrar el cumpleanos de la Margravina. Sera para mi un honor si la Senora y tu quereis acompanarnos.

Hestor se inclino ligeramente.

— Gracias, Margrave, pero creo que descuidaria mi deber si no pusiese en marcha la investigacion del Circulo sin la menor dilacion. He prometido acompanar a la Senora Silve a su Residencia y despues emprendere el camino hacia el Norte.

En su fuero interno, Gant se sintio aliviado por la negativa. La cena de cumpleanos seria ya bastante triste sin que la presencia de extranos violentara todavia mas la situacion. Llamo a un criado para que trajese los caballos de los visitantes delante de la casa, y se despidio formalmente de ellos en la puerta. Les observo alejarse en direccion al camino, frunciendo los parpados contra el sol declinante y deseando poder identificar la nueva sensacion de inquietud que se agitaba dentro de el. Algo iba mal. Las seguridades que le habia dado el Adepto las habia obtenido con demasiada facilidad, y habia tenido la firme impresion de que los dos le ocultaban algo. No sabia si esto afectaba directamente a su hijo, pero el instinto le decia que era un mal presagio.

Los caballos y sus jinetes se perdieron de vista y una nube cubrio la cara del sol, proyectando una sombra triste sobre el suelo. Gant aflojo las manos, que habia mantenido inconscientemente rigidas, dio media vuelta y, encorvado como un viejo, volvio a entrar en la casa.

— Ojala no me hubiese visto obligado a mentirle. — Hestor retuvo su caballo para dejar pasar a una carreta por el estrecho camino— Sienta un mal precedente.

La senora Silve sacudio la cabeza.

— No tenias eleccion Hestor. —El raro defecto de pronunciacion de algunas palabras era una peculiaridad que tenia desde la infancia—. A fin de cuentas, no podiamos z-decirle la verdad.

El Adepto suspiro entre los dientes apretados.

— ?Que podia hacer, si no? ?Enviar a la Peninsula de la Estrella un mensaje que no podra ser entregado? Compadezco al Margrave, lamento lo que le ocurre, pues yo tambien tengo hijos, pero hay asuntos urgentes que requieren mi atencion mas que la desaparicion de un joven irresponsable que probablemente esta viviendo con alguna ramera a menos de medio dia de viaje de aqui.

Silve entrecerro los ojos.

— Este sentimiento no te -honra, Hestor.

—No... no; lo siento; fue una idea impertinente. Atribuyelo a mi preocupacion... No puedo dejar de pensar en mi propia familia que quedo en el Castillo y de preguntarme que habra sido de ella..., que habra sido de todos ellos.

—?Todavia no has recibido noticias? —pregunto ella.

El Adepto sacudio la cabeza.

—Nada, y cada dia que pasa aumenta mi temor de que algo terrible ha sucedido. He estado reflexionando sobre esto una y vez y no puedo encontrar una respuesta que tenga sentido. Si Keridil hubiera tenido intencion de aislar el Castillo del mundo, nosotros lo habriamos sabido. Aun en el caso de que no pudiese revelar su proposito, nos habria dado algun aviso. Pero esto... —y de nuevo sacudio con impotencia la cabeza.

—Los rumores circulan rapidamente —dijo Silve, en tono sombrio—. Al principio las especulaciones solo se hacian en las provincias del z-Norte, pero ahora se han extendido a z-todas partes. No pasara mucho tiempo antes de que lleguen a oidos del Margrave.

— Y mientras tanto, permanecemos sentados sin poder hacer nada y esperando saber algo de los que volvieron a la Peninsula. —Hestor, se estremecio—. Te confieso que en parte tengo miedo de oir las noticias que nos traigan.

Cabalgaron en silencio durante unos minutos, antes de que Silve dijese timidamente:

—Tienes alguna teoria personal, Hestor, sobre lo que pueda haber -ocurrido en el Castillo?

El Adepto no respondio en seguida y ella se pregunto si no habria oido la pregunta. Pero cuando iba a repetirla, el dijo subitamente:

—No, Senora, no tengo ninguna. O al menos... ninguna que me atreva a considerar.

Ella asintio e hizo la senal de Aeoris sobre el pecho.

— Debemos rezar para que Aeoris nos guie.

—?Nos guie? —repitio Hestor—. No estoy seguro, Senora, no estoy seguro. Tal vez seria mejor que rezasemos a Aeoris para que nos libere.

Cyllan yacia en la ancha cama de su habitacion, combatiendo el cansancio que estaba tratando de romper sus defensas. En este lugar sin tiempo, conceptos tales como el hambre y la sed y el cansancio eran, segun sabia, ilusorios; pero los sucesos estaban desgastando su energia y habria deseado poder cerrar simplemente los ojos y descansar con un sueno tranquilo y sin pesadillas.

Pero la verdad era que tenia miedo de dormir. Pensamientos inquietantes y no deseados se acumulaban en su mente, y por mucho que lo intentase, no podia desterrarlos de ella. A su regreso de la biblioteca, Drachea habia corrido a su propia habitacion con su preciosa carga de libros; ella habia deseado que se quedase, pero el, o no habia comprendido sus insinuaciones o habia preferido hacer caso omiso de ellas, y la habia dejado sola.

Cyllan no queria estar a solas con sus pensamientos. Necesitaba una distraccion para impedir que se apoderaran de ella y la sujetasen con sus garras; se sentia indefensa contra ellos y pensaba, desesperadamente, que incluso la compania de Tarod habria sido preferible a esta soledad.

Tarod...

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