criado con escolta que le traia la comida y volvia al cabo de un rato para llevarse el plato intacto, y habia pasado la mayor parte del tiempo sentada junto a la ventana de su habitacion, mirando el patio con la vana esperanza de descubrir algo sobre el paradero de Tarod.
Tenia que confesar, aunque le doliese, que sus carceleros habian observado escrupulosamente el trato de respetar su vida. Nadie habia intentado molestarla; en realidad, la habian tratado con exquisita cortesia, incluso amablemente. Ella habia rechazado tercamente sus esfuerzos, haciendo caso omiso de las golosinas enviadas para tentarla y negandose a responder a cualquier intento de conversacion. Pero sabia que la situacion no podia durar eternamente. Keridil Toln habia previsto e impedido cualquier tentativa que pudiese hacer para matarse; a menos que encontrase otra manera de romper el punto muerto, el terrible pacto seria cumplido y Tarod moriria mientras ella continuaba en su condicion de rehen impotente. Y quedaba poco tiempo...
Habia tratado de establecer contacto mental con Tarod, pero todos sus esfuerzos habian fracasado, y se imaginaba que el Circulo habia tomado precauciones, tal vez drogandole o tal vez empleando medios magicos, para evitar toda comunicacion. Y asi, al ver cerrados todos los caminos en que podia pensar, Cyllan habia llegado a la conclusion de que solo le quedaba una alternativa: suplicar al Sumo Iniciado por la vida de Tarod.
Conociendo como conocia la enemistad existente entre Keridil Toln y Tarod, y los motivos que la provocaban, sentia que un raton entre los dientes de un gato tendria mas probabilidades de sobrevivir que ella de convencer al Sumo Iniciado de que atendiese su suplica. Pero cuando, en la tercera manana de su cautiverio, llegaron dos Iniciados para conferenciar con sus guardianes y anunciaron despues que iba a ser llevada ante Keridil para una entrevista, sintio un rayo de esperanza. Nada tenia que perder al suplicarle, salvo su amor propio, y este no contaba para nada.
Y asi les acompano de buen grado, y su corazon palpito nerviosamente cuando al fin se detuvieron ante la puerta de los apartamentos del Sumo Iniciado.
—Adelante —dijo Keridil vivamente, respondiendo a la llamada, y Cyllan fue introducida en la estancia.
Todas las paredes estaban cubiertas de estantes llenos de papeles y habia en el centro una mesa grande detras de la cual se hallaba sentado Keridil Toln. Cyllan se desanimo al darse cuenta de que, contrariamente a lo que esperaba, el no estaba solo. Dos ancianos le acompanaban, uno de ellos manoseando un pergamino, y el otro mirandola con una expresion que parecia de repugnancia. Grevard, el medico del Castillo, estaba de pie junto a la ventana y, en un sillon proximo a el, se sentaba una muchacha aproximadamente de la misma edad de Cyllan; una joven hermosa y de aire noble, de ojos frios y cabellera de color castano. Por la descripcion que de ella habia hecho Tarod, Cyllan reconocio inmediatamente a Sashka Veyyil y sofoco su reaccion al ver a la mujer que le habia traicionado mas que nadie.
— Cyllan. — La voz pausada del Sumo Iniciado interrumpio sus irritados pensamientos, y ella se volvio, aturdida, para mirarle. El le dirigio una sonrisa tranquilizadora—. Sientate, por favor. No tienes nada que temer.
Ella le dirigio una mirada fulminante y se sento en el sillon que el le indicaba.
Keridil cruzo las manos y apoyo en ellas el menton.
— Queremos darte la oportunidad de contar tu version de esta triste historia — dijo—. Y espero que no nos consideres como enemigos, sino como amigos. Hay muchas cosas que ignoras acerca de los acontecimientos que han conducido a la actual situacion, y es justo que las conozcas plenamente.
Cyllan le miro.
—?Donde esta Tarod?
Sashka Veyyil tosio delicadamente y el regocijo se pinto en sus
ojos.
—Tarod todavia vive —dijo Keridil—. Y ha cumplido su parte en el trato que hicimos. Espero que podamos persuadirte de que hagas lo mismo.
Ella hizo caso omiso de la observacion.
— Quiero verle.
— Lo siento, pero esto es imposible. Como te he explicado antes...
—Keridil... —Sashka se levanto graciosamente y se le acerco por detras, apoyando ligeramente las manos en sus hombros—. Permiteme que interceda en favor de esta muchacha. Dadas las circunstancias, ?no crees que debes permitirle que vea a Tarod por ultima vez antes de que el muera?
Miro a Cyllan con ojos maliciosos.
— Eres muy bondadosa, amor mio.
Saltaba a la vista que el Sumo Iniciado no veia ningun motivo oculto en la actitud de Sashka, y Cyllan se pregunto como podia estar tan ciego al doble juego de ella. Pero si la joven noble esperaba alguna reaccion de Cyllan a su deliberado recordatorio de la suerte inminente de Tarod, debio sentirse contrariada. Cyllan permanecio impavida. Pero, interiormente, aquella provocacion fue como una cuchillada... y comprendio que no podia pedir la vida de Tarod en presencia de semejante publico. La burla disimulada de Sashka, la fria hostilidad de los dos viejos, la mirada de ave de presa del medico.., le decian que no podia hacerlo; las palabras se secarian en su lengua, pues su causa estaria perdida de antemano.
Keridil miro a Sashka, que volvio a sentarse.
—Veremos lo que se puede hacer.,., pero hay tiempo sobrado para eso. Quiero oir tu relato, Cyllan, y quiero que comprendas que los del Circulo no somos enemigos tuyos. Queremos ayudarte en todo lo que podamos.
La mirada que recibio por su bienintencionada observacion fue tan desdenosa que hizo que se ruborizase involuntariamente. Reponiendose, insistio:
— Tal vez podrias empezar diciendonos como llegaste al Castillo. Desde luego, hemos oido la version de Drachea, pero...
— Entonces no necesitais la mia — dijo Cyllan.
— Si que la necesitamos. Si hay que hacer justicia...
— ?Justicia? — Rio roncamente y anadio—: No tengo nada que decirte.
Uno de los viejos Consejeros se inclino, hizo bocina con una mano y dijo al oido de Keridil:
— Si esa muchacha quiere mostrarse dificil, Sumo Iniciado, me parece inutil perder tiempo con ella. ?No nos ha dado el joven Tannak toda la informacion que necesitabamos? Y debo anadir que las pruebas que ella nos presentase solo podrian considerarse, en el mejor de los casos, como... dudosas.
Keridil miro de soslayo a Cyllan, que guardaba un silencio desafiante, sentada frente a el. A pesar de su lealtad a Tarod, sentia simpatia hacia ella y no podia dejar de admirar por tanto su firmeza. Creia, y no consideraba esto como una presuncion infundada, que si podia persuadirla a hablar, diria la verdad. Y queria oir lo que ella tuviese que decir.
Bajo la voz y murmuro.
—Comprendo tu punto de vista, Consejero Fosker, pero sospecho que la reticencia de esa muchacha se debe mas a miedo que a hostilidad, lo cual no es de extranar. Con el debido respeto, creo que tendriamos mas posibilidades de exito si yo la interrogase en privado.
El viejo Iniciado miro a su colega Consejero, el cual habia oido tambien las palabras de Keridil y gruno:
— Si el Sumo Iniciado lo cree prudente...
—Asi es...
Fosker asintio con la cabeza.
—Esta bien. Aunque debo decir que tengo poca fe en esta idea, Keridil.
Keridil sonrio debilmente.
—Confio en poder demostrar que te equivocas.
Cyllan observo cautelosamente como escoltaban los dos viejos a Sashka hasta la puerta. Habia percibido un destello de resentimiento en los ojos de la joven cuando Keridil pidio que saliese, pero Sashka no protesto abiertamente. Cuando los otros hubieron salido, Grevard, que estaba apoyado en la pared, se separo de esta.
—?Quieres que salga yo tambien? —pregunto.
Keridil asintio con la cabeza.
—Te lo agradeceria, Grevard.
El medico se detuvo al llegar a la altura de Cyllan y la observo con ojos criticos, entornando los parpados.
— Quiero verte de nuevo dentro de poco — le dijo severamente; despues miro al Sumo Iniciado—. No ha comido nada. Tendremos que hacer algo para remediarlo, si debe conservar la salud. En cuanto haya podido dormir