imagino que habria encontrado al Sumo Iniciado con un cuchillo clavado en el corazon.
Tarod cerro los ojos.
—Entonces esta viva y bien... Pensaba que Keridil no cumpliria nuestro pacto...
Erminet le miro, con ojos brillantes.
— ?Vuestro pacto? ?Que tiene que ver con esto la muchacha? Tarod la miro a su vez, sopesandola para decidir si debia o no decirle algo mas. La vieja se habia mostrado una vez amable con el, a su manera peculiar; y a pesar del desprecio que sentia por el Circulo y la Hermandad, Tarod simpatizaba con ella y, aunque las dos mujeres habian sido polos opuestos en muchos aspectos, algo en el caracter de Erminet le recordaba a Themila Gan Lin.
—Cyllan es el quid de nuestro pacto, Hermana. Es un rehen que garantiza mi buen comportamiento. Si yo luchase contra la suerte que me impone el Circulo, Keridil la haria ejecutar en cuanto yo estuviese muerto.
Erminet estaba claramente impresionada y su acritud normal dio subitamente paso a un sentimiento humanidad — si no es mas que una nina! Seguramente el Sumo Iniciado no...
— Ella se alio conmigo. Cualquier Margrave provincial la ahorcaria por menos.
Esto era verdad... Ahora nadie dudaba de la verdadera naturaleza de Tarod, aunque, en la soledad de la mazmorra, a Erminet le costaba creer que estaba hablando con un demonio del Caos. Hubiese debido sentir miedo de el, pero no lo sentia. A ella le parecia mas bien una victima de las circunstancias.., y esta era una condicion que comprendia demasiado, aunque el recuerdo se remontase a cuarenta anos atras.
— Entonces estas dispuesto a morir para salvarle la vida...—dijo.
— Si.
Dioses, penso, ?se estaba repitiendo una actitud propia de tiempos remotos? Se paso la lengua por los secos labios.
—?Y cuando te hayas ido? —pregunto.
— Keridil me prometio que la dejaria en libertad. — Los ojos de Tarod se nublaron—. No tengo mas remedio que confiar en el. Asi tendra ella al menos una oportunidad.
Erminet dudo de que fuese prudente expresar lo que estaba pensando, pero no pudo romper su costumbre de toda la vida de ser brutalmente sincera.
— ?Estas seguro de que tu sacrificio vale la pena, Tarod? Ya te traicionaron una vez...
Por un momento, penso que el iba a pegarle, pero la colera se extinguio en sus ojos y solamente dijo:
— No sere traicionado por segunda vez, Hermana Erminet. No por Cyllan.
No... Recordando de nuevo lo que habia oido, Erminet le dio la razon. Se sento, olvidando sus pocimas, y su cara se contrajo subitamente con una incomoda mezcla de confusion y dolor. El amor de Tarod por aquella extrana y pequena criatura forastera, su resolucion de perder la vida para salvar la de ella, la conmovia profundamente, despertando emociones que creia haber olvidado.
Permanecio sentada inmovil durante lo que parecio un largo rato, atormentada por sus pensamientos, y solo levanto la mirada cuando Tarod le toco un brazo.
Estaba sonriendo, debil pero amablemente.
—Has dicho cuarenta anos atras, Hermana; pero no has olvidado lo que es amar, ?verdad?
La cara del joven, sin duda envejecida y marchita ahora como la de ella, que la habia desdenado y sido causa de que tratase de suicidarse por amor, aparecio de pronto claramente en la vision interior de la Hermana Erminet. El gato se levanto y corrio hacia ella, tratando de subir a su falda y lanzando debiles maullidos de pesar. Tarod le acaricio la cabeza.
—Lo siento. No debi decir esto.
—Tonterias. —Erminet obligo a su voz a volver a su antigua brusquedad—. Los fantasmas no pueden danar a nadie... —Rio, y su risa era seca, forzada—. No he llorado desde que entre en la Hermandad y no voy a empezar a hacerlo ahora; en todo caso, no por mi. — Le miro, con ojos brillantes—. Pero esto no impide que desee poder hacer algo por ti y esa muchacha.
Tarod apoyo la espalda en la pared.
—Podrias hacer algo por mi —dijo—. Si quieres.
—?Que es?
— Cuidar de que ella siga viva y bien.
Erminet pestaneo.
— ?Por que no habria de ser asi?
— Ella juro que se quitaria la vida. Ya lo intento una vez, cuando fuimos capturados, para impedir que se cerrase aquel trato. Creo que lo intentara de nuevo y no confio en que Keridil lo impida. — Vacilo—. Si puedes hacerme este favor, Hermana, te lo agradecere toda la vida... — Se interrumpio, riendose de la ironia de sus palabras —. No, esto valdria muy poco. Di mas bien que te dare las gracias.
Era una peticion bastante modesta, y si el Sumo Iniciado o su propia Superiora, Kael Amion, lo desaprobaban, podian hacer lo que quisieran. Este pensamiento produjo en Erminet un escalofrio casi agradable.
—No necesito que me des las gracias —dijo a Tarod—. Hare lo que me pides, porque no quiero que se pierdan dos vidas cuando una puede ser suficiente. —De pronto, sonrio—. Bueno, he aqui una vieja cascarrabias tratando de consolarte.
—No eres tan cascarrabias como te gusta fingir.
— Solo has visto mis puntos flacos. Pero veras la fuerza que tengo si no bebes esto. —Se agacho y tomo la pocima que habia estado mezclando—. Grevard dice que es bastante para sumirte en la inconsciencia, de manera que todos nosotros podamos dormir esta noche tranquilamente en nuestras camas.
El sueno seria una bendicion... El olvido era con mucho preferible a las largas horas en soledad, a la angustia de esperar dando vueltas a las ideas. Tarod tomo la pequena copa de plata.
— Entonces, ?trato hecho, Hermana Erminet?
— Eres demasiado aficionado a hacer tratos para tu propio bien
— dijo ella, en un intento de sarcastica ironia—. Pero, si; cumplire mi promesa.
Le observo mientras el bebia el contenido de la copa; despues dijo:
— Hablare con la muchacha. Le dire que aun estas vivo..., aunque no puedo predecir si ella confiara en mi. Si yo estuviera en su lugar, no creeria nada de lo me dijesen.
Tarod miro reflexivamente al vacio durante unos momentos; despues sonrio maliciosamente.
—Dale un mensaje de mi parte, Hermana. Preguntale si recuerda su primera visita a la torre... y recuerdale que no tome nada que ella no quisiera dar. — Sus ojos verdes se fijaron en los de Erminet—. Ella comprendera.
Su mirada hizo que la anciana sintiese algo que casi era verguenza. Asintio con la cabeza, con aire defensivo.
—Se lo dire.
Tarod se inclino hacia delante y la beso en la frente.
— Gracias.
Erminet sonrio debilmente.
—Nunca me habia imaginado que seria besada por un demonio del Caos. Seria una buena historia para contarla a mis nietos, si los tuviese.
Diablillo, silencioso como una sombra, salio con ella de la mazmorra. Tarod oyo que la llave chirriaba en la enmohecida cerradura; despues trato de ponerse lo mas comodo posible mientras esperaba que la droga surgiese efecto. Aunque el sotano estaba casi totalmente a oscuras sin la linterna de la Hermana Erminet, podia ver en la oscuridad, aunque, en realidad, no habia alli ningun panorama digno de atencion...
Se tumbo de espaldas, sin hacer caso del rayo de esperanza irracional que parecia brillar en su interior. Esperar era un ejercicio inutil.
Una anciana, por muy buenas que fuesen sus intenciones, nada podia hacer mas que llevar un mensaje; y durante los aniquiladores dias transcurridos desde su captura, Tarod habia resuelto conscientemente resignarse a lo que el destino habia decretado para el. Habia apagado las llamas de odio y colera y venganza, sofocando deliberadamente todo sentimiento y todo pensamiento sobre el futuro. Si Cyllan tenia que sobrevivir, era cuanto el podia hacer.
Tenia los parpados pesados y se pregunto si sonaria. En ese caso, lo mas probable era que fuesen suenos fragmentados, sin sentido; como si todo lo demas careciese ahora de significado. Tarod cerro los ojos. Brevemente,