—Desde luego —dijo sorprendido el medico.
—Y se han seguido al pie de la letra mis instrucciones de mantenerle drogado?
Ahora, Grevard parecio ofendido.
— Si sugieres que yo...
—Sumo Iniciado. —La voz de la Hermana Erminet interrumpio la irritada replica de Grevard, y Keridil se volvio y vio que la mujer se habia erguido y le estaba mirando, con los brazos en jarras, como una maestra enojada—. El Adepto Tarod yace en este momento en su celda, sin saber nada del mundo que le rodea. Le administre el narcotico con mis manos y vi como lo bebia.
Keridil, perplejo, hizo un ademan apaciguador.
—Disculpame, Hermana; no quise acusar a nadie de negligencia. Disculpame tambien tu, Grevard.
El medico sacudio la cabeza.
Erminet hablo de nuevo.
—Desde luego, hay otra posibilidad —dijo con indiferencia. Ambos hombres la miraron y ella prosiguio—: Puede no ser una quemadura. La piedra de las paredes es tosca; si la muchacha queria realmente suicidarse, tal vez trato de frotar la muneca en ella hasta romperse la arteria. — Sonrio, compasiva—. Desde luego, no podria lograrlo, pero ?quien puede imaginar el razonamiento de los que estan desesperados? Y si froto con fuerza bastante, pudo producirse una senal muy parecida a una quemadura.
Grevard parecio esceptico, pero, para Keridil, la teoria de la vieja era tan verosimil como cualquier otra.
— Gracias, Hermana — dijo—. Tal vez has resuelto nuestro problema... , pero permanece la cuestion de como podemos evitar que vuelva a lesionarse. No puede ser vigilada constantemente, ya que no tenemos bastantes criados.
— Tal vez yo podria serte util, Sumo Iniciado — dijo Erminet, como si acabase de ocurrirsele la idea—. Grevard me necesita poco, ahora que ya no hay casos urgentes, aunque sigue bastante atareado. Podria repartir mi tiempo entre los dos pacientes. —Sonrio ingenuamente—. Creo que podria asegurar que la joven no tendra oportunidad de hacer mas travesuras.
— No se. — A Keridil no le entusiasmaba la idea; Sashka le habia contagiado su antipatia por la severa Erminet, aunque tenia que confesar que no habia encontrado ningun defecto en su trabajo—. Creo que ya hemos abusado bastante de tus buenos oficios, Hermana, al entretenerte tanto tiempo en el Castillo. Seguramente tienes cosas mas vitales que hacer en vuestra Residencia.
—Nada que no pueda esperar —dijo vivamente Erminet—. Si he de serte sincera, senor, me satisface en gran manera estar en un lugar donde puedo usar mis conocimientos en vez de ensenarlos simplemente. Creo que mi ayuda es practica
Sonrio satisfecha.
Keridil, atrapado, miro al medico.
— ?Grevard?
Grevard y Erminet se habian compenetrado mientras trabajaban juntos, y el medico sentia respeto por la vieja.
— Si la buena Hermana esta dispuesta a quedarse, confieso que le agradecere su ayuda. Especialmente con Tarod... — Su rostro se contrajo perceptiblemente—. No me interpretes mal; comparto la opinion de todo el Circulo en lo que a el concierne. Sin embargo no es facil enfrentarse a un hombre y prepararle para la ejecucion cuando le habia tenido como amigo.
El semblante de Keridil permanecio impasible, aunque las palabras del medico le habian herido en lo mas hondo.
— Esta bien — dijo, disimulando sus sentimientos—. Si la Hermana Erminet esta dispuesta a hacerse responsable de nuestros dos prisioneros, sea como ella desea. — Hizo una reverencia a la anciana—. Gracias, Hermana. Ella bajo modestamente los ojos.
— Es un honor para mi, Sumo Iniciado.
Grevard dio unas palmadas en el hombro de Keridil.
— Y ahora puedes volver a tus tediosos negocios, interrumpidos por este pequeno drama.
Enfurecido por la situacion de Cyllan, casi lo habia olvidado... Una amplia sonrisa se pinto en el rostro de Keridil.
—?Te aseguro que no tenian nada de tediosos!
— ?Ah! — Interpretando mal aquella declaracion, Grevard se echo a reir—. ?Hubiese debido pensarlo! ?Tienes las mejillas rojas como una puesta de sol, amigo mio! ?Presenta mis disculpas a la dama!
Keridil levanto ambas manos.
—Grevard, ?tu mente es como un pozo negro! —Entonces su expresion se hizo grave, aunque seguia sonriendo—. Este suceso interrumpio una celebracion.., y no me importa que seais los primeros en saber la noticia, aparte de los de su clan, ya que se hara publica manana por la manana. Sashka Veyyil y yo vamos a casarnos.
La Hermana Erminet alzo bruscamente la cabeza y, despues, volvio a bajarla hacia su paciente con la misma rapidez. Grevard miro a Keridil con sorprendida satisfaccion durante unos momentos, antes de dar un punetazo al hombro del Sumo Iniciado, que casi le hizo caer al suelo.
—?Conque al fin se lo has pedido! Bien hecho, Keridil, ?bien hecho! ?La celebracion debera ser tan grande como la de la Investidura!
Keridil enrojecio de nuevo.
—Gracias. Aprecio tus buenos deseos.
—Tendras los buenos deseos de todo el mundo, amigo mio, puedes estar seguro de ello. Una hermosa muchacha; muy hermosa... , y una justa recompensa para los dos despues de todo lo que ha sucedido. Tu padre se habria sentido feliz.
Los dos hombres se encaminaron a la puerta, sin dejar de hablar, y Erminet les observo mientras salian. Sus ojillos de pajaro eran inescrutables, pero la comisura de sus labios se torcio en una expresion ligeramente despectiva.
CAPITULO 13
Cuando Cyllan empezo a sudar y agitarse en su delirio, y a gritar un nombre que parecia extrano, la Hermana Erminet hizo salir de la habitacion a la criada que le habian enviado para ayudarla, tranquilizandola con la seguridad de que aquello era corriente en casos semejantes y que podia resolverlo perfectamente. Una vez a solas con su paciente, se volvio a su coleccion de hierbas y preparo un brebaje mientras escuchaba atentamente las temerosas divagaciones de la muchacha medio consciente.
Yandros... Habia oido este nombre en alguna parte y recordo que guardaba relacion con el Adepto condenado. Y esto confirmaba sus sospechas concernientes a otro descubrimiento aparentemente insignificante que habia hecho en esta habitacion.
Un cuenco de frutas que habian sido abiertas y machacadas sin motivo aparente, y los huesos de las frutas desparramados de cualquier manera en el suelo. Sabia que la lectura de piedras era una forma de geomancia peculiar del Este, por lo que parecia que la joven habia estado jugando con fuego y se habia quemado, en el sentido literal de la palabra.
El parloteo de Cyllan habia degenerado ahora en murmullos incoherentes y, cuando Erminet la miro de nuevo, sus parpados se agitaban espasmodicamente. Estaba recobrando el conocimiento. La anciana llevo a la cama el brebaje que habia preparado, se sento y levanto la cabeza a Cyllan.
—Toma. Bebe esto; relajara tus musculos y calmara tu mente. — Arrimo la copa a los labios de la muchacha y observo, con satisfaccion, como tragaba un buen sorbo—. Asi... ?Oh, que Aeoris nos ampare, nina! ?Mira como lo estas ensuciando todo!
La bebida habia producido nauseas a Cyllan, pero la reprimenda involuntariamente viva de Erminet parecio abrir un claro en su nublada mente. Rechazo debilmente la copa y despues abrio los ojos con dificultad.
Se miraron las dos; Erminet, curiosa; Cyllan, hostil y cautelosa. Habia tenido suenos monstruosos, en los que aparecian una y otra vez la cara friamente sarcastica de Yandros, y la impresion de encontrarse frente a una Hermana de Aeoris al despertar la espantaba.