poderes adivinatorios, o tal vez no era mas que el efecto soporifero del fuego que la habia adormilado y le habia hecho perder la concentracion, pero se desperto de improviso con un sobresalto, a tiempo de escuchar los ecos de un sonido familiar que se desvanecian en el bosque. Frotandose el ojo derecho para aclararlo —el parche volvia a estar en su sitio—, Niahrin atisbo por el grueso cristal de la ventana, ahuecando la mano sobre el para ver mejor. La luna debia de haberse puesto, ya que el claro estaba a oscuras. Pero en algun lugar ahi afuera, silenciosos como la noche misma, ellos estaban despiertos y alerta. No los veria, a menos que quisieran mostrarse, pero sintio su presencia con fuerza y sin la menor duda. Los lobos del bosque eran viejos amigos y no los temia. Sin duda habian percibido la nueva presencia entre ellos, en su casa, y sentian curiosidad. O algo mas... A su espalda se escucho un movimiento y un ganido ahogado. La bruja volvio la cabeza y vio que la loba se agitaba en medio de su drogado sueno. Lamia el aire con la lengua, una de las patas delanteras se crispaba y la cola intentaba inutilmente golpear sobre el jergon.
—Chissst. —Niahrin alzo una mano y dibujo un signo en el aire—. Chisst, pequena; duerme. Sin suenos, sin dolor. El herido animal profirio un suspiro casi humano y volvio a relajarse. Niahrin lo observo unos segundos; luego se levanto y fue hasta la puerta. El aire nocturno susurro fresco contra su rostro y brazos desnudos; aguardo hasta que su ojo se hubo acostumbrado a la oscuridad y entonces avanzo hasta la puerta del jardin.
—No os inquieteis por ella —dijo en voz baja—. Esta a mi cuidado, y hare todo lo que pueda para ayudarla. Pronto regresara con vosotros, os lo prometo.
Los lobos, si es que escuchaban, no dieron ninguna respuesta. Solo se escucho el debil crujir de las ramas del bosque y el murmullo de una ligera brisa danzando por entre la vegetacion del jardin. Niahrin suspiro y regreso a la casa. Esta noche habia hecho todo lo que habia podido. Lo unico que deseaba ahora era dormir.
Tambien Grimya habia oido la llamada de los lobos del bosque, pero el sonido llego hasta ella en medio de una neblina de semiinconsciente confusion. En algun punto de su entumecida mente era consciente de que sentia dolor, aunque el dolor se encontraba en otro plano; sabia que estaba alli pero no lo sentia. Penso que habia dormido mucho tiempo, y habia sonado mucho; suenos extranos y desconcertantes en los que intentaba correr tras Indigo pero descubria que las patas traseras no querian obedecer y era incapaz de moverse. El sonido de la llamada de los lobos la entristecio y asusto, pero habia habido otra voz, una que no conocia, que le habia canturreado y habia hecho desaparecer sus temores. Cuando sentia sed, unas manos sostenian un cuenco con agua para que bebiera, y el agua tenia un curioso dulzor que la tranquilizaba y la sumia de nuevo en suenos. A otro nivel de conciencia percibio periodos de luz y de oscuridad, y luego por fin se produjo una sensacion de emerger, de forcejear hacia arriba a traves de nubes grises en direccion a un punto de luz, a medida que la autentica conciencia iba regresando poco a poco. Sintio dolor entonces; un abrasador dolor punzante que la atraveso como una lanza al rojo vivo, y lanzo un involuntario e incontrolado ganido borboteante. Al momento se escucho un movimiento a su espalda; luego una sombra cerro el paso a la luz que penetraba por la ventana de la casa, y una mujer se inclino sobre ella.
—?Estas despierta? —Una mano descendio ligeramente para tocar la parte superior de la cabeza de Grimya. —. Ah, si, ya veo que lo estas. Y ademas tienes dolor. Espera, espera un momento, y lo aliviare. —Se alejo; Grimya escucho unos ruiditos, y enseguida la mujer regreso con un cuenco de algo que parecia agua aunque no olia como ella. «?Puedes lamer? Intentalo, a ver si puedes beber. Yo te ayudare. —Con sumo cuidado ayudo a Grimya, a levantar la cabeza un poco, y la loba consiguio lamer el contenido del recipiente. El liquido tenia un gusto raro pero no desagradable, y casi al momento se produjo un alivio del dolor.
Niahrin sostuvo el cuenco hasta que ella hubo terminado; luego lo aparto.
—Muy bien, ya esta. No te muevas. Quedate quieta.
Acaricio el pelaje de Grimya para tranquilizarla, pero su mirada estaba alerta mientras contemplaba el rostro de la loba con furtivo interes. ?Comprendia la criatura lo que le decia? Era dificil estar segura; sus adivinaciones no habian sido concluyentes, y en los tres dias transcurridos desde entonces Niahrin habia empezado a preguntarse si no habria estado equivocada desde el principio y no habria confundido los gritos de dolor del animal con el habla humana. Pero, aunque los ambarinos ojos de la loba estaban todavia como aturdidos, existia tension y cautela en; su mirada; no simplemente la cautela propia de cualquier animal sino algo mas... inteligente. Bien, se dijo al fin Niahrin, solo habia una forma de asegurarse, y esta era desafiar directamente a la criatura. Si la intentona fracasaba; no habria hecho otra cosa mas que hacer el ridiculo, y, como alli no habia nadie para reirse de ella, ?que importaba?
En la piedra de la chimenea se mantenia caliente un puchero tapado; la mujer saco un plato de madera de un nicho en la pared y sirvio parte del contenido del puchero en el.
—Aqui tengo comida para ti. Son gachas, y, aunque a: lo mejor no te gustan demasiado, llevan hierbas y cebada y te haran bien. Cuando estes mas fuerte te dare
conejo y tal vez un poco de carne de venado.
Si, parecia probable que la criatura comprendiera, ya que : profirio un ruidito de aquiescencia como si diera su conformidad. Niahrin deposito el plato en el suelo frente al animal y retrocedio.
—Y, cuando hayas comido —dijo—, quiza podamos conversar.
La loba la miro con asombro y desazon, y las dudas de Niahrin desaparecieron al instante. Sonrio al tiempo que se agachaba en el suelo de modo que ambas quedaran a la misma altura.
—Mi nombre —anadio en voz baja— es Niahrin. Pero no se el tuyo, ni siquiera si tienes realmente un nombre. ?Me lo diras, querida? Porque creo que puedes hacerlo, si quieres.
Grimya le devolvio la mirada mientras su cerebro trabajaba a toda velocidad. No sabia que hacer, y con la incertidumbre llego el temor. ?Como es que aquella mujer conocia su secreto? ?Lo habia adivinado simplemente, o poseia algun poder que le permitia saber la verdad? Durante todos los anos pasados con Indigo, Grimya habia revelado su habilidad solo a muy pocos extranos y unicamente cuando circunstancias desesperadas no le habian dejado otra eleccion. No sabia nada de Niahrin, y no podia saber que podia hacer la bruja si ella capitulaba. Para muchas personas, un animal con el poder de hablar como los humanos seria un trofeo que querrian explotar, y Grimya temia que la mujer no quisiera mas que encarcelarla o bien exhibirla en una jaula o venderla a otra persona. Un lobo que hablara podia proporcionar a su captor una buena cantidad de dinero, y la mujer era a todas luces pobre, por lo que podria verse tentada con facilidad.
Niahrin, que observaba al animal con atencion, volvio a hablar:
—No tienes por que tener miedo de mi, querida. No quiero hacerte dano. —Hizo intencion de extender una mano, pero Grimya le mostro los dientes de improviso y la mano retrocedio—. Por favor —dijo la bruja—. Por favor; no tengo intencion de hacerte dano en ninguna forma.
Grimya, queria creerlo. Despues de todo, la mujer la habia acogido, alimentado y cuidado e incluso habia eliminado el dolor de su espalda y patas. Seguia sin poder mover las patas, y en un breve instante de temor se habia preguntado si no era cosa de la mujer, una forma de aprisionarla y dejarla indefensa. Pero, a medida que su mente se despejaba, regreso a su memoria el naufragio y con el el horrible recuerdo de haberse visto arrojada al mar; de su lucha por llegar a la orilla y su incapacidad para vencer la fuerte corriente que la arrastro fuera de la bahia, lejos de la tripulacion y de sus rescatadores, para finalmente lanzarla contra unas rocas ames de que acabara en aquella playa desierta como si se tratara de un pedazo de madera. Entonces habia sentido un terrible dolor, un dolor que la habia hecho aullar, y cuando intento incorporarse las patas le habian fallado y habia perdido el conocimiento. A partir de ese momento, sus recuerdos no eran mas que una nebulosa de roja agonia; habia habido voces infantiles, movimientos traqueteantes, murmullos y oscuridad y alguien que intentaba secarle el pelo, luego nada hasta el momento en que habia despertado en este lugar. No, esta mujer no le habia hecho dano sino que hacia todo lo que podia para ayudarla. Grimya deseaba
confiar, pero...
De repente se escucho un ruido fuera de la casa, un fuerte golpe y una voz que gritaba. Niahrin dio un respingo al escuchar que aullaban su nombre.
—?Niahrin! Bruja, ?estas ahi dentro? ?Sal, mujer; despierta, maldita sea, y ayudame a echarlos!
Niahrin maldijo en voz baja. Se incorporo de un salto y corrio a la puerta, que abrio de un tiron para precipitarse luego al exterior. Por que ahora, de todos los momentos que se podian elegir...
—?Perd! Perd, ?eres tu quien crea toda esta conmocion fuera de mi casa?
Con los labios apretados por la colera corrio hacia la puerta del jardin; al acercarse, los matorrales situados