visitado sencillamente la fortaleza en algun momento de su vida, tal vez para asistir a una reunion como la de hoy? Las posibilidades llenaban a Vinar de una desconcertante mezcla de esperanza y temor: la esperanza de que el rostro de Indigo fuera conocido y recordado en Carn Caille, unida al temor de cualquiera que fuera el secreto o la tragedia que la hubiera alejado de alli para buscar una nueva vida.
Se encontraban ya en medio de la muchedumbre, y la carretera habia desaparecido a excepcion de un sendero apenas senalado que conducia a las abiertas puertas de la fortaleza. A traves de estas puertas, Vinar pudo ver una apretujada multitud, y una especie de cola que parecia aguardar frente a unas puertas dobles que, presumiblemente, conducian al gran salon de Carn Caille y a presencia del rey. Indigo se habia desviado a un lado para examinar un puesto que vendia pieles curtidas y objetos de cuero; la vendedora, una mujer gorda, intentaba interesarla en un cinturon repujado y unos zapatos de piel blanda. Vinar fue tras ella y le toco el hombro.
—Indigo; hay mucha gente esperando para ver al rey. Sera mejor que no nos retrasemos si queremos tener nuestra oportunidad.
Ella se volvio, sonriendo, pero no demasiado interesada, penso el.
—No tardare. Solo quiero echar una mirada a esto.
Vinar sintio una cierta inquietud. Era como si ella no quisiera en realidad llevar a cabo esto.
Y eso habia dicho: «No quiero».
—Indigo. —Volvio a tocarle el hombro—. Quedate aqui. Espera un minuto o dos, ?de acuerdo? Ire a ver que hay que hacer, y volvere a buscarte.
—De acuerdo, si. —Se volvio inmediatamente hacia el puesto otra vez, y el no creyo que hubiera escuchado realmente sus palabras. Por un momento Vinar contemplo su espalda dubitativo, antes de alejarse a grandes zancadas en direccion a las puertas de Carn Caille.
La entrada tenia centinelas, pero parecia como si los hombres armados estuvieran alli solo para cubrir las apariencias, ya que la gente pasaba arriba y abajo sin que los detuvieran. Vinar aminoro el paso al acercarse, buscando a alguien que pudiera decirle que debia hacer quien deseara acudir a la audiencia publica, y seguia alli mirando a su alrededor indeciso cuando una voz junto a su codo lo sobresalto.
—?Patapim-patapam! —Algo le golpeo con suavidad el brazo y, cuando giro sobre si mismo, vio al bufon que danzaba a un paso de distancia. El payaso agito su baston cubierto de cintas y sonrio—. ?Y un dia feliz para ti, buen senor! —Luego abandono su comica expresion—. Pareces un alma en pena, si me permites que lo diga. ?Puedo servirte de ayuda?
Vinar se sosego y devolvio la sonrisa.
—Bueno... a lo mejor puedes, creo. Quiero ver al rey, pero no se como hacerlo.
El bufon enarco una pintarrajeada ceja.
—No eres el unico que lo desea. —Una pausa—. Eres scorvio, ?verdad?
—?Tan evidente es? —Vinar lanzo una carcajada—. Creia que habia conseguido pasar por isleno.
—?No con ese acento, te lo aseguro! Pero, hablando en serio, no es solo la voz. Poseo un talento para descubrir los origenes de las personas. Es util en mi autentico trabajo, y aqui recibimos visitantes de todas partes del mundo.
Vinar observo la utilizacion de las palabras «recibimos» y «aqui», y su interes se acrecento.
—?Vives en Carn Caille?
—Desde luego. —Con una profunda y burlona reverencia el bufon indico sus extravagantes ropas—. No te dejes enganar por mi traje, amigo; no voy por ahi haciendo payasadas para ganarme la vida. No es mas que un poco de diversion cuando no estoy de servicio los dias de audiencia, y, como poseo un cierto talento para hacer el payaso, disfruto anadiendo mi pequena contribucion a la diversion general. —Extendio una mano, con la palma hacia arriba—. Soy Jes Ragnarson, bardo por vocacion, y al servicio del rey Ryen.
Vinar poso la mano sobre la palma que se le ofrecia, a la que empequenecio con su gran tamano; Jes Ragnarson era un hombre menudo.
—Vinar Shillan. Marino veinticinco anos, oficial con experiencia. —Su sonrisa se endurecio ligeramente—. Estaba con el capitan Brek procedente de Scorva, en el
—?El reciente naufragio en Amberland? —El interes de Jes aumento—. Recibimos la noticia de que un buen numero sobrevivio, demos gracias a la Madre. Llego un informe desde Ranna hace unos dias, y decia...
—Ya, ya.
Vinar no queria parecer maleducado pero tampoco queria insistir en el tema de la perdida del
—?De modo que quieres presentar una peticion? Has llegado un poco tarde hoy; la sala de audiencias esta ya repleta de gente y todavia hay mas personas esperando en el patio, como puedes ver. Aunque, si es un asunto de gran importancia...
—Lo es —afirmo Vinar, categorico—. Para mi, lo es.
El bardo lo estudio con atencion durante unos instantes. Ya habia observado la presencia del forastero scorvio minutos antes, y tambien habia reparado en algo mas, algo que lo habia sobresaltado y a la vez despertado su curiosidad. Se mordisqueo el labio inferior.
—Bueno..., es posible que pueda ayudarte. —Y, en un tono que Vinar habria encontrado en exceso desenfadado si sus percepciones hubieran sido mas sutiles, anadio—: Pero pensaba que tenias una acompanante. ?No habia una joven contigo?
—Si. —Vinar confirmo con la cabeza y senalo en direccion al puesto de la vendedora de pieles curtidas—. Esta alli; le dije que vendria a ver que habia que hacer y regresaria. Es por ella que estamos aqui.
—Ah. —Jes siguio la direccion del gesto de Vinar hasta que su mirada fue a dar con Indigo. Su expresion se volvio pensativa—. ?Es tu esposa?
—Aun no. —Vinar hizo una mueca orgullosa—. Pero lo sera pronto, creo yo. Es por eso que hemos venido: a encontrar a su familia, a conseguir su bendicion.
?Era esa toda la verdad?, se pregunto Jes. ?O habia otras cosas en juego aqui? Las cuerdas del arpa de su cerebro —para utilizar una frase de su antiguo maestro bardo— estaban vibrando.
—Bien, bien —dijo en voz alta—. Una joven muy atractiva. Os felicito a ambos. ?Puedo preguntar su nombre?
—Se llama Indigo.
Jes volvio la cabeza violentamente.
—?Indigo? Ese es un... nombre poco corriente. No es precisamente el que yo habria pensado que un isleno escogeria para su hija. —Vinar, que a estas alturas ya estaba acostumbrado a esta reaccion, se encogio de hombros pero no hizo ningun comentario, y el bardo se apresuro a agregar—: No es que sea asunto mio, desde luego, y ?que es un nombre, despues de todo? Bueno, tal vez pueda ser de ayuda. Para unirte a los solicitantes debes estar en la lista del senescal.
—Pero ?si esta llena... ?
Jes hizo un gesto negativo.
—Puede que aun haya sitio para vosotros. No prometo nada, pero vere que puedo hacer.
Vinar vacilo, preguntandose por que un completo extrano se mostraria tan dispuesto a hacerle un favor.
—No deseo crearte molestias... —empezo.
—No es ninguna molestia. —Jes le dedico una sonrisa y esquivo cualquier necesidad de explicar sus motivos anadiendo—: Ve a buscar a tu dama y traela al patio. Regresare en unos minutos y me reunire con vosotros aqui.
La expresion del bardo era meditabunda mientras contemplaba como Vinar se dirigia hacia el puesto de venta. Durante unos cinco o seis segundos permanecio inmovil,
absorto en sus pensamientos. Luego, bruscamente, se dio la vuelta y corrio hacia la multitud reunida en el patio.
Ryen podia haber perdido toda esperanza con respecto a Brythere, pero no asi la reina viuda Moragh, y cuando ella decidia ejercer su voluntad existian pocas personas entre los muros de Carn Caille capaces de oponersele. Brythere carecia de la fuerza y la decision para intentarlo siquiera, y asi pues, bajo la firme supervision de la reina viuda, se habia levantado por la manana y, tras comer un nutritivo desayuno que no queria, se habia preparado para aparecer en la audiencia publica. En estos momentos se encontraba sentada junto a Ryen en el gran salon, muy tiesa en su trono situado sobre la elevada plataforma y ataviada con las ropas que el protocolo indicaba y una pequena corona de plata sobre el inmaculado peinado. No sin cierta sorpresa por su parte, y a pesar