Tengo entendido que buscais a una familia de las islas y que habeis venido a pedir la ayuda de esta corte.
Indigo no dijo una palabra. Observaba al rey y la reina de forma muy parecida a como Brythere la habia contemplado a ella. Su frente aparecia levemente fruncida, y daba la impresion de que se esforzaba por recordar algo. Vinar, desconcertado por su silencio, realizo una precipitada e inexperta reverencia en direccion a la tarima.
—
No pudo seguir, ya que de improviso se produjo una inesperada conmocion a su espalda. Fuera, en el pasillo, alguien empezo a gritar y vociferar; otras voces se le unieron, y las abiertas puertas se estremecieron cuando los que se encontraban mas cerca de ellas se vieron empujados hacia atras con violencia por lo que parecian varios hombres peleandose. Una mujer chillo, mas indignada que asustada, y en ese momento un grupo de luchadores irrumpio en la sala. La pelea era un enfrentamiento caotico entre dos senescales y, por extraordinario que pareciera, Jes Ragnarson en un lado, y en el otro un hombre solo cubierto con una mugrienta capa con capucha, que agitaba violentamente los brazos empunando un baston de endrino.
Indignado, el rey Ryen se puso en pie de un salto y rugio:
—?Por todo lo que hay de civilizado en este mundo! ?Que es esto? ?Guardas, contened a esos hombres! ?Dejadlos sin sentido de un golpe si es necesario, pero poned fin a esto de inmediato!
Ryen poseia una voz potente cuando queria, y al escuchar aquel rugido los hombres que peleaban se separaron. Viendo su oportunidad, la figura encapuchada blandio el baston de endrino y lo descargo con fuerza sobre el hombro de uno de los senescales; mientras el hombre aullaba de dolor y giraba sobre si mismo para ir a chocar con los espectadores, el bellaco corrio tambaleante hacia la tarima.
—?Ella esta aqui! ?Se que esta aqui!
Ante la sorpresa de todos los presentes, el chillido fue el de un anciano, y esto confundio momentaneamente a los cuatro guardas que corrian a interceptar y detener al hombre. Sobre la tarima, Brythere palidecio y se llevo ambas manos a la boca para ahogar un grito.
—?Mostradmela! —aullo el anciano—. ?Ensenadla! La quiero, he venido en su busca... ?Ahhh! —Esto ultimo surgio de sus labios cuando los hombres armados, recuperada la serenidad, se lanzaron sobre el y le arrancaron el palo de la mano—. ?No, carrona, no os atrevais a tocarme! ?He venido en su busca, y la tendre!
Poseia la fuerza que da la locura, pero eso no era suficiente contra cuatro guerreros. Los guardas le inmovilizaron los brazos y lo arrojaron al suelo. Al caer, pataleando y debatiendose aun, la capucha de la capa cayo hacia atras, y le dejo el rostro al descubierto.
La reina Brythere profirio un agudo chillido de abyecto e incontrolable terror al contemplar el rostro convulso y los enloquecidos ojos de Perd Nordenson.
CAPITULO 9
La reina viuda Moragh habia asistido a demasiadas audiencias publicas en tiempos de su esposo para sentir ningun interes por ellas ahora, y, asi pues, como hacia buen tiempo, habia elegido pasar el dia montando a caballo con algunos amigos predilectos de su sequito. El grupo regreso a Carn Caille una hora antes de la puesta del sol. Sobre el cesped circundante todo estaba bien; una multitud considerable permanecia aun alli para disfrutar hasta el ultimo momento de los placeres del dia, y la reina viuda fue saludada con sonoros vitores al pasar. Pero, una vez cruzadas las puertas, Moragh encontro Carn Caille en plena agitacion.
No tardo mas que unos minutos en descubrir que Brythere era el centro de todo ello. La reina, le dijeron, habia sufrido una «desdichada experiencia», aunque nadie parecia capaz de relatar los detalles o dispuesto a hacerlo, y se encontraba ahora en la antesala privada situada detras del gran salon, acompanada por el rey y su propia doncella. Apretando los labios con irritacion ante lo que presentia que debia de ser otra estupida crisis de nervios por parte de su nuera, Moragh fue a comprobar por si misma que era lo que sucedia ahora.
Una vez en la antesala se sorprendio al encontrar no solo a Ryen y a la cetrina Ketrin acompanando a Brythere, sino tambien al medico decano de Carn Caille y, lo que era aun mas extrano, a Jes Ragnarson. Brythere era una figura lastimera en medio de toda la atencion; tenia el rostro espectralmente blanco, las manos temblorosas y las mejillas cubiertas de lagrimas. Moragh la contemplo con atencion y abrio la boca para exigir una explicacion, pero, antes de que pudiera decir una palabra, Ryen cruzo la habitacion en tres rapidas zancadas en direccion a ella, con una mano
—Madre. —Echo una rapida mirada por encima del hombro para asegurarse de que su esposa no lo oiria—. Por favor, no digas nada. Este no es otro de los episodios de Brythere. Esta vez existe un buen motivo. —Su rostro se tenso con una mezcla de preocupacion y enojo al anadir—: Perd Nordenson ha regresado.
—Perd... —La expresion de Moragh cambio y esta miro a su hijo con asombro—. ?Diosa bendita! Despues de todo este tiempo... ?Yo creia que habia muerto hacia mucho! —Se llevo a Ryen un poco mas atras—. Cuentame que ha sucedido.
Ryen relato los acontecimientos acaecidos en el gran salon; la repentina pelea, la fuerza salvaje del anciano que le habia permitido casi llegar a la tarima antes de ser dominado, y las amenazas y exigencias que habia gritado.
—Era a Brythere a quien queria, de eso no hay duda —finalizo el monarca, sombrio—. Cuando la guardia por fin consiguio sacarlo de la sala le encontraron un cuchillo. Me estremezco solo de pensar que podria haber sucedido si hubiera tenido la posibilidad de utilizarlo.
Moragh contemplo el pequeno cuadro formado por Brythere y sus acompanantes. La joven reina habia dejado de temblar ya y tenia los ojos cerrados; sin duda el medico le habia dado algo mas fuerte que una simple pocion para haber conseguido que durmiera tan profundamente.
—Todo esto otra vez... —murmuro la reina viuda, y anadio un terrible juramento para si—. ?Que has hecho con Perd Nordenson ahora?
—Hice que lo echaran, y ordene a un grupo de hombres que lo siguieran hasta que llevara recorridos al menos diez kilometros por la carretera del oeste.
—?Expulsado? —Moragh se escandalizo—. ?Es eso
El rey apreto los labios con expresion terca.
—No creo en la ejecucion excepto en un caso de necesidad extrema. Ya lo sabes.
—?Y que era esto sino un caso de necesidad extrema? —exigio Moragh—. ?Ese hombre era una amenaza en tiempos de tu padre, y es una amenaza ahora! ?Has olvidado lo que intento hacer en el pasado? Los atentados que hizo contra la vida de tu padre y mas tarde contra la tuya: el aguamiel envenenada, la figura en tu dormitorio en plena noche, el «accidental» disparo de flecha que estuvo a punto de matarte en el bosque...
—No existieron pruebas de que Perd cometiera ninguna de esas acciones.
—
Ryen recordaba las discusiones entre sus padres sobre el tema de Perd Nordenson, que habian sido algo normal durante su infancia; y tambien recordaba lo que su padre le habia dicho en una ocasion en que estaban a solas.
—Perd es un anciano, y la vida no lo ha tratado bien —habia dicho Cathlor a su hijo—. Tiene el cerebro enfermo, de la misma forma en que uno se puede romper una pierna o un brazo, y durante sus malos momentos no puede evitar hacer lo que hace. Pero ha estado al servicio de nuestra familia desde hace mucho tiempo, y fue amigo de tu abuelo, de modo que debemos ser indulgentes y tratarlo con amabilidad y paciencia.
Aunque le era imposible sentir ningun afecto por Perd Nordenson, Ryen se habia tomado muy a pecho aquellas palabras. Pero luego se habia casado con Brythere y un ano despues moria el rey Cathlor, y tras esto el