estamos tan ansiosos por averiguar la verdad sobre este misterio.

Niahrin lo comprendia. Las imagenes se amontonaban en su cerebro, como piezas de un rompecabezas que aun no encajaban pero que poco a poco iban formando un dibujo todavia no muy claro. El ensueno, el tapiz, los suenos de Indigo y Brythere, sus propias adivinaciones... Y las obsesiones de un anciano loco...

Dejo escapar el aire retenido en una lenta y vacilante exhalacion.

—Senora —dijo—, perdonadme si hago suposiciones pero... ?estais sugiriendo que creeis que Indigo es un descendiente de la familia del rey Kalig?

Incluso bajo la favorecedora luz del farol el rostro de Moragh aparecio macilento y envejecido. —Si — reconocio—. Eso es lo que creo. No habia necesidad de dar muchos detalles, Niahrin sabia lo que la otra habia dejado sin decir, y pregunto vacilante:

—?Lo sabe el rey?

—Lo sabe, si. —Moragh sostuvo la mirada de la bruja con franqueza—. Lo cierto es que sospecha que ese es el motivo por el que estas aqui, Niahrin. Ryen cree que las mujeres sabias pueden haber adivinado la posibilidad de una nueva pretendiente al trono de Carn Caille, y que tal vez tu eres su emisario venido a emitir un juicio en su nombre.

Niahrin estaba anonadada.

—Os aseguro, senora, que no soy nada de eso —protesto. —. Esto... —indico el cuadro con un desvalido gesto de la mano—, ?resulta totalmente nuevo para mi!

—Sin embargo, conocias el nombre de Indigo. Sabias que era uno de los marineros del naufragio de Amberland, y que la loba domesticada que rescataste le pertenecia. Si tus poderes te permitieron descubrir todo eso...

—?No lo hicieron! Fue... —Niahrin contuvo sus palabras al darse cuenta de que, irreflexivamente, habia estado a punto de revelar el secreto de Grimya. Compungida, pensando que la loba estaba junto a ella, bajo la mirada.

Grimya no se encontraba alli. —Grimya... —Olvidada la actual

situacion, Niahrin escudrino preocupada la habitacion—. ?Se ha ido! Pero... —Se escabullo fuera de la habitacion hace unos minutos —dijo Jes Ragnarson—. Vi como se iba; creo que nos espera en la puerta exterior. Probablemente no le gusta el frio que hace aqui dentro —anadio, sonriente—. ?Voy a buscarla?

?Que habia dicho que habia provocado que Grimya se escabullera? Niahrin sintio un extrano escalofrio atavico en lo mas profundo de su ser; entonces, dandose cuenta de que Jes aguardaba una respuesta, reprimio esa sensacion.

—Ah... no, gracias, no hay necesidad. Deja que se quede donde esta. —«Tierra querida», penso, «esto es cada vez mas misterioso. Mas misterioso.»

«Alteza... —se volvio de nuevo a la reina viuda y se dirigio a ella de manera formal y respetuosa—, no puedo explicaros como descubri el nombre de Indigo y su conexion con Grimya, porque estoy... obligada a no revelarlo. Pero os doy mi solemne palabra de que no sabia, y todavia no se, nada mas sobre ella. Absolutamente nada.

La reina viuda le sostuvo la mirada con firmeza durante algun tiempo, y al fin asintio con la cabeza.

—Muy bien. Se que no esta en la naturaleza de las brujas el mentir... Acepto tu palabra. —Forzo una sonrisa dolorida—. La verdad, querida, es que vi tu sorpresa al mirar por primera vez el cuadro. No dude de ti ni por un momento. Pero comprenderas que debia hacer la pregunta.

—Desde luego, senora. La reina viuda se aparto de la repisa de la chimenea; Niahrin la vio estremecerse como si una rafaga de viento helado hubiera atravesado la habitacion. Al cabo Moragh volvio a hablar.

—Creo —dijo— que ahora te debes de dar cuenta, Niahrin, de por que necesitamos tu ayuda.

—Deseais que utilice mis poderes, senora, para descubrir... —Niahrin dejo la frase sin finalizar.

—La verdad sobre Indigo. Nada mas y nada menos. —A la luz de la lampara, los grises ojos de Moragh centellearon—. Si posees el poder de crear aislings...

—Pero no lo tengo, senora. Eso era lo que intente deciros cuando vinisteis a mi habitacion. No poseo ese don; jamas lo he poseido. Yo no lo llame y tampoco lo cree. Pero creo saber quien lo hizo.

La postura de la reina viuda se tenso, y esta dirigio una rapida mirada al bardo.

—Jes es un buen arpista. Pero...

—No, senora, no fue Jes. Lo cierto es que sospecho que no se trato de nadie que... resida todavia entre estas paredes.

Niahrin se volvio hacia el lugar donde descansaba la vieja arpa. La luz centelleaba sobre las cuerdas; el brillo de la madera recordaba el brillo del ambar tallado.

—Alteza —continuo—, dijisteis que el viejo bardo del rey Kalig sobrevivio a la plaga

y siguio viviendo. Y que poseia la inspiracion divina.

Moragh guardo silencio. Jes se removio inquieto.

—No puedo decir que comprendo lo que puede haber movido la mente de tan gran hombre —siguio Niahrin—. Eso solo puede saberlo la Madre Tierra. Pero, si un descendiente del rey Kalig sobrevivio en verdad a la peste, ?quien por encima de todos los demas podria haberlo sabido?

La reina viuda permanecio totalmente inmovil.

—Si... —musito—, si. El bardo, el sirviente de mas confianza del rey... Si, por ejemplo, hubiera habido un hijo bastardo... —Sus labios se crisparon bruscamente, y lanzo una debil carcajada—. Es una sospecha poco caritativa, pero seria poco realista negar la posibilidad. —Levanto los ojos—.

Sin embargo, ?puede un hombre muerto hablarnos a traves del tiempo?

—No lo se con certeza, senora —respondio Niahrin. Pero esta noche, algo... o alguien... me hablo a traves d arpa y de un aisling. —Se acerco mas al arpa, resistiendo el impulso de extender la mano y posarla sobre sus suaves y brillantes curvas. «No es para ti, Niahrin, ?no es ti!»

«Alteza... —De improviso su voz sono extrana a sus propios oidos, incorporea y muy, muy lejana. Las palabras surgian como por voluntad de otra persona—. Alteza, ?os ha contado Vinar que tambien Indigo es una arpista del grandes facultades?

?Indigo? —La reina viuda contuvo la respiracion con tanta fuerza que resono por la silenciosa habitacion; Jes Ragnarson murmuro un juramento en voz apenas perceptible—. No. No, no dijo nada de eso.

Niahrin percibio como la sensacion se iniciaba en la punta de sus dedos, igual que habia sucedido cuando ella y Vinar habian hablado fuera de sus aposentos. Un escozor, un hormigueo; una senal que conocia y en la que confiaba. Otra parte del extrano legado de su abuela... —Vinar dijo que esperaba que se pidiera a Indigo que tocara en el gran salon esta noche. —De nuevo las palabras surgian involuntariamente, fuera de su control—. Dijo que esperaba que eso la animaria. Pero yo creo que no sera asi, porque el instrumento que tocara no sera el adecuado. No sera... —Extendio la mano; al darse cuenta de lo que habia estado a punto de hacer la retiro, aunque parecio costarle un terrible esfuerzo, como si estuviera sonando—. No sera esta arpa.

Por un instante solo una imagen del tapiz que habia tejido parecio imponerse sobre la escena que tenia delante, y vio a Moragh y a Jes como a traves de los dibujos que su conjuro habia creado sobre el telar. Las enormes puertas de Carn Caille habian tomado la forma de un arpa, y las cuerdas del arpa se hacian a un lado para dejar pasar la procesion al interior de sus envolventes muros... —El arpa de Cushmagar ha estado esperando —anadio Niahrin, y su voz se estremecio, cargada de una tremenda emocion que no comprendio—. Ha estado esperando a Indigo.

Grimya percibio que Niahrin dormia, pero de todos modos espero lo que juzgo casi toda una hora antes de levantarse con cautela de su lecho y cojear hasta la puerta.

El cerebro de la loba estaba confuso. Cuando los tres humanos abandonaron finalmente el conjunto de habitaciones Niahrin la habia encontrado acurrucada y entristecida junto a la puerta exterior, y, cuando Moragh y Jes se marcharon y las dos pudieron hablar en privado otra vez, Grimya habia rechazado todos los esfuerzos de la bruja por averiguar que sucedia. No es que no confiase en Niahrin. Confiaba; despues de Indigo la bruja era la mejor amiga que Grimya habia tenido jamas. Pero no podia confiar el secreto que habia llevado consigo durante cincuenta anos; ni a Niahrin, ni a nadie. Mucho tiempo atras —varias vidas atras, si hubiera sido una loba normal— habia hecho una promesa. Lo que fuera en lo que Indigo se hubiera convertido, lo que fuera que le hubiera sucedido a su mente para separarla de ella,

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