sino que aguardaba junto a la arcada. Su rostro mostraba una expresion peculiar que Niahrin no sabia como interpretar.
La reina viuda Moragh llego a los pocos minutos. Llevaba sus ropas de dormir y desde luego no parecia haberle gustado que la sacasen de la cama. Niahrin escucho un murmullo de palabras cortantes, pero de improviso una respuesta de Ketrin la dejo helada, a medida que iba captando la esencia de lo que la doncella decia.
—...en circunstancias normales, alteza. Pero cuando encontre esto en el suelo...
Un momento de silencio. Luego Moragh dijo:
—?Por la Diosa...!
Conteniendo la respiracion, consciente de que corria un gran riesgo pero tambien de que debia ver que era lo que Ketrin habia encontrado, Niahrin saco la cabeza por la esquina.
Sobre la palma abierta de Ketrin habia un cuchillo de hoja muy larga.
—?De quien es? —La voz de Moragh era grave y feroz—. ?De donde salio?
—No lo se, alteza. Pero no es de la clase de los que utilizan nuestros hombres. La empunadura... —Su voz se convirtio en un murmullo ahogado cuando dio la espalda a Niahrin, y la bruja no pudo escuchar el resto de lo que decia. Al poco Moragh se irguio.
—Sera mejor que vayamos a ver a la reina. No le digas nada a ella, Ketrin. No quiero que sepa esto. Realizare mis propias investigaciones.
Las dos mujeres desaparecieron al otro lado de la arcada, y sus pasos se perdieron escalera arriba.
Niahrin apoyo la espalda contra la pared, cerrando los ojos. Se sentia tremendamente aliviada de que no la hubieran visto, pero mezclado con el alivio habia el horror, ya que el descubrimiento del cuchillo confirmaba sus peores sospechas. Empujada por un estado de sonambulismo, Indigo habia intentado asesinar a la reina Brythere. Pero
Un frio sudor empezo a correr por el cuerpo de la bruja cuando esta se dio cuenta de lo cerca que habian estado los acontecimientos de aquella noche de convertirse en una tragedia. Los aullidos de los lobos debian de haber despertado a Indigo. De no haber sido por ellos, la reina Brythere yaceria ahora muerta entre sus ensangrentadas almohadas.
Sacudio la cabeza con fuerza para desechar la estremecedora sensacion que parecia querer arrancarle la columna vertebral. No iria tras Indigo ni intentaria hablar con ella; tambien habria que convencer a
Se agacho y acaricio con suavidad la coronilla de la loba.
—Vamos, querida. —Su voz era dulce y llena de compasion—. Sera mejor que regresemos. No hay nada mas que podamos hacer por ahora.
—?Perd...?
Pero la ahogada pregunta de Niahrin murio en su garganta. La borrosa figura habia desaparecido, y con ella el frio y susurrante soplo de aire. Solo habia sido un espejismo creado por la luz de la luna, un engano a una imaginacion exacerbada ya en aquellos momentos. Perd no estaba alli, no habia estado alli. Era imposible que hubiera estado alli.
CAPITULO 15
El desayuno en Carn Caille se llevaba a cabo en el gran salon y era un acontecimiento realizado sin ningun tipo de protocolo. La comida empezaba a servirse una hora despues del amanecer, pero no existia un horario establecido para comer; la gente simplemente entraba y comia segun : permitian sus deberes y horarios, y las idas y venidas se prolongaban hasta bien entrada la manana.
Niahrin llego tarde pero lo bastante hambrienta para desear que quedaran aun muchas fuentes llenas. Habia dormido como un leno al regresar a su habitacion tras la excursion nocturna, y con gran alivio por su parte no la habian atormentado las pesadillas como temia. Al parecer, tanto su mente como su cuerpo sabian cuando llegaban a su limite, y un total agotamiento le habia concedido unas pocas horas de muy necesario descanso total. Ahora, sintiendose repuesta y solo un poco desmejorada, seria capaz de enfrentarse a la perspectiva de abordar la tarea que le esperaba. Pero se nego a pensar en ello hasta no haber tomado un buen desayuno.
Habia una veintena de personas en el salon cuando entro, aunque ningun miembro de la familia real estaba presente. Los comensales eran en su mayoria hombres vestidos con ropas de calle, y Niahrin supuso que habian trabajado ya algunas horas antes de detenerse a tomar el desayuno. La lluvia habia cesado, y por el angulo que describia el sol al penetrar por las ventanas la bruja calculo que debian de ser pasadas las diez. Sonrio con un cierto aire culpable ante su propio retraso y se dirigio a las largas mesas para investigar la comida. Fiambres, judias, gachas de avena... ?ah!, pescado; y fresco ademas. Esto era un raro manjar para ella, pues, aunque vivia bastante cerca del mar, la zona del bosque que habitaba estaba demasiado escasamente poblada para que resultara rentable llevar pescado fresco para vender, y ella no realizaba muy a menudo el viaje hasta los poblados costeros o el mercado de Ingan. Pero a Carn Caille el pescado llegaba casi diariamente, y se sirvio una muy generosa racion que remato con tres rebanadas de pan recien hecho. Prefiriendo la cerveza a una infusion caliente, lleno una jarra y luego transporto su botin hasta una mesa vacia. Recibio a su paso unos cuantos saludos de cabeza y sonrisas, y la satisfizo descubrir que a nadie parecia preocupar su rostro desfigurado. Sencillamente la aceptaban como a uno de ellos, y esa era una sensacion agradable.
Devoraba hambrienta el desayuno mientras pensaba en lo que llevaria a
Entonces Vinar la vio. Una amplia sonrisa aparecio en su rostro, y la saludo desde el
otro extremo del salon; su enorme vozarron hizo girar las cabezas.
—?Neerin! ?Eh, Neerin!
Empezo a andar hacia ella, arrastrando a Indigo con el. Por un momento Niahrin penso que el hombreton iba a levantarla por los aires y darle un abrazo de oso, pero se contuvo y en su lugar se apodero de la mano de la bruja, que oprimio y sacudio con energia.
—?Neerin, tenemos noticias, grandes noticias! —Tras soltarla, apreto a Indigo contra si con mas fuerza—. Y seras la primera en saberlas. ?Indigo y yo nos vamos a casar, ahora mismo!