—?Quieres decir que el..., el bardo..., fue quien...

—Quien me hablo a traves del aisling, si. Y, si puedo tocar ese poder otra vez, si puedo despertarlo de nuevo, entonces tal vez obtengamos las respuestas que necesitamos.

Grimya permanecio inmovil unos instantes. Luego, inesperadamente, se incorporo sobre los cuartos traseros y lamio el rostro de Niahrin. Era lo mas parecido a un beso que podia dar, y la bruja sintio que el corazon le daba un vuelco de alegria ante el impulsivo gesto.

—?Sssi! —asintio la loba con energia—. ?Sssi! ?Por Indigo! ?Para ayudar a Indigo! ?Que debemos hacer?

Niahrin tenia la respuesta preparada y volvio a sonreir, esta vez con un asomo de conspiracion.

—Esta noche —anuncio—, cuando Carn Caille duerma, regresaremos a la habitacion donde se guarda el arpa de Cushmagar. —Reprimio una extrana sensacion indescifrable, diciendose que no era mas que nervios—. Si el aisling vino una vez, puede regresar. Y, esta vez, estaremos preparadas para escuchar y comprender lo que tiene que decirnos.

CAPITULO 16

Niahrin ceno en el gran salon aquella noche. Sus razones para unirse a la celebracion eran tres: en primer lugar, queria crear una impresion inocente para asegurarse de que no se despertarian sospechas y nadie acudiria en su busca mas tarde; en segundo lugar, tenia la intencion de observar y escuchar a la caza de cualquier pista, por pequena que fuera, que pudiera ayudarla en su busqueda de una verdad mas profunda tras la historia de Indigo; y, en tercer y ultimo lugar, estaba convencida de que podia acometer mejor la planeada vigilia de aquella noche tras haberse fortalecido con una sustanciosa comida.

Grimya prefirio no acompanarla —la loba era reacia a enfrentarse con Indigo otra vez tras la rina de la manana— de modo que Niahrin fue sola al salon. Ante su sorpresa, desconcierto y privada satisfaccion se le asigno un puesto en la mesa del rey instalada sobre una plataforma. Toda la familia real estaba presente esa noche: Ryen, apuesto y elegante en color verde botella; Brythere, a su lado, con un traje rojizo que daba color a sus palidas mejillas; Moragh, de terciopelo de color ciruela al otro lado. Jes Ragnarson estaba sentado junto a la reina, y a Niahrin la colocaron junto a el, mientras que en el extremo opuesto se hallaban Indigo y Vinar. En un principio, Vinar parecio algo desconcertado por la presencia de Niahrin; pero, cuando esta llamo su atencion y alzo su copa en un forzado saludo que transmitia a la vez disculpas y verguenza, su inquietud desaparecio y se tranquilizo. Indigo fingio no darse cuenta de la presencia de la bruja y permanecio sentada en silencio, jugueteando con su comida. No parecia feliz.

La comida fue esplendida, con la intercalacion de gran numero de alegres carcajadas procedentes de las mesas dispuestas fuera de la tarima, donde se hallaban reunidos los restantes habitantes del castillo. Tambien hubo mucho ruido en la mesa del rey; Ryen se mostro jovial, Moragh casi tanto como el, y Vinar estaba de tan buen humor que apenas si podia contenerse. Cada dos por tres sus enormes carcajadas resonaban por toda la sala, hasta que Jes, que mantenia entretenida a Niahrin con una conversacion alegre y divertida, observo en un susurro que, si el scorvio se quedaba en tierra firme tras el matrimonio, podia instalarse en la costa y emplearse como farero sin necesidad de tener que utilizar una sirena de niebla.

Vinar era en realidad la unica nota triste en las reflexiones privadas de Niahrin. No recordaba haber visto en toda su vida a un hombre tan feliz con su suerte, y el pensamiento de que iba a destrozar esa felicidad le desgarraba la conciencia. Le gustaba Vinar y no queria herirlo. Pero, segun lo que Grimya le habia contado, no hacer nada seria una crueldad mayor y, a la larga, le ocasionaria aun mas dolor...

La cena tocaba a su fin cuando el rey Ryen se puso en pie y grito pidiendo silencio. Por la amplia sonrisa que aparecio en el rostro de Vinar, Niahrin adivino lo que se avecinaba; cuando Ryen obligo tanto a Vinar como a Indigo a ponerse en pie y dio la noticia de su inminente boda, la aclamacion que resono en la sala, acompanada de patadas en el suelo y punetazos sobre las mesas, casi hizo saltar el techo de sus vigas. Niahrin se dijo que la mitad de los reunidos no tenian ni idea de quien era la feliz pareja, pero una boda era una boda y asi pues rugieron su aprobacion. Vinar dedico sonrisas por doquier, abrazando a Indigo contra el, mientras que ella, aunque su rostro estaba felizmente sonrojado y sus ojos centelleaban, parecia al mismo tiempo algo aturdida, como si sintiera que sin querer se habia introducido en un mundo que no era el suyo. Niahrin la observo furtivamente, en tanto las aclamaciones se apagaban; su interes se acrecento cuando, a una senal del rey, Jes Ragnarson abandono su asiento y se acerco a un taburete que acababan de colocar justo frente a la tarima. Dos criados trajeron un arpa —Niahrin advirtio al instante que no era la de Cushmagar, como habia temido de forma ilogica, sino un instrumento mucho mas pequeno—, y Jes empezo a tocar. Era bueno, sumamente bueno. Niahrin empezo a sospechar de sus protestas de humildad mientras interpretaba en primer lugar el tradicional baile de celebracion de los islenos, Llena la copa de la alegria, y luego, en honor a la profesion de los novios, un popurri de canciones marineras. Interpretado el primer estribillo, todos los reunidos se unieron al coro, Niahrin incluida, y cuando finalizo el popurri los gritos y patadas fueron ensordecedores. Jes sonrio de oreja a oreja y agito las manos en demanda de silencio; cuando el furor se fue apagando, sus dedos arrancaron un misterioso ; arpegio a las cuerdas del arpa.

—?Amigos! —Su voz de tenor se dejo oir con claridad en la sala, y las ultimas risas y murmullos se desvanecieron hasta quedar todo en absoluto silencio—. Esta noche celebramos un feliz acontecimiento. Pero, incluso en esta celebracion, nos corresponde a todos, como habitantes de las Islas Meridionales, recordar que somos hijos del mar ; y siervos del mar, y que gracias a la generosidad de la Madre Tierra extraemos del mar nuestra vida y sustento. —Una curiosa sonrisa triste parecio iluminar su rostro desde dentro; como si lo embargaran viejos recuerdos, se dijo Niahrin—. Del mar hemos salido; al mar debemos regresar, porque nuestras islas son asi. Pero el mar es una dama poderosa y enigmatica; llama a algunos a su seno antes de tiempo, y es justo que aquellos que seguimos aqui recordemos a los que se fueron y les rindamos homenaje. Asi pues, para Vinar e Indigo, para sus amigos y companeros del Buena Esperanza, y para nuestra Madre del mar que concede paz y refugio a las almas perdidas, toco ahora. Una tremula cascada de notas se desgrano de las cuerdas del arpa, y Niahrin sintio una punzada en el corazon cuando los dedos de Jes arrancaron las primeras notas conmovedoras de El lamento de la esposa de Amberland.

La musica era hermosa. Ella conocia la vieja y triste cancion, la habia escuchado mas veces de las que recordaba, pero aqui en el silencioso salon de Carn Caille, bajo las manos de un hombre que, no obstante su juventud, poseia el inconfundible toque y don de un maestro de su profesion, El lamento alcanzaba una nueva dimension. Esta noche, Jes Ragnarson estaba inspirado. Y, cuando Niahrin levanto los humedos ojos y los paseo por la mesa principal, vio que Vinar estaba embelesado, absorto en la musica, mientras que, a su lado, Indigo permanecia totalmente inmovil; el rostro todavia era una mascara, pero los ojos brillaban con una pena y un anhelo que desgarraron el alma de la bruja y la hicieron sentir como una intrusa que contemplaba un dolor desesperado y muy privado.

En un rapto de malicioso sentido del humor, Niahrin reflexiono que sus correrias a altas horas de la noche por los pasillos de Carn Caille amenazaban con convertirse en un habito. Pero el pensamiento contrastaba enormemente con su estado de animo y la sonrisa desaparecio veloz de su rostro mientras, con Grimya pegada a los talones, se dirigia a los viejos aposentos reales. En una mano sostenia una vela apagada y, en la otra, su flauta de madera.

En su anterior visita habia observado que las habitaciones del rey Kalig no estaban cerradas con llave. Tras empujar la puerta con cuidado, y elevar una silenciosa oracion de gratitud porque las bisagras no crujieron, se deslizo en el interior de la estancia acompanada de Grimya y tanteo en busca del pedernal y la yesca que habia visto utilizar a Moragh. No queria tocar el decorado farol, de modo que encendio la vela y, con la pequena llama bailando temblorosa pero facilitando luz suficiente para impedir que chocara con nada, penetro en la habitacion interior.

Niahrin no queria mirar el retrato; ahora que habia oido la historia de Grimya, la idea de contemplar el inmutable rostro pintado de la princesa Anghara le provocaba una peculiar y nada agradable sensacion de escalofrio. Dando espalda a la chimenea se volvio en direccion al arpa de Cushmagar. No la tocaria, desde luego, pues eso seria un error; pero se coloco cerca de ella, se sento en el suelo con las piernas cruzadas, y

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