deposito la vela a su lado. La habitacion estaba helada y las sombras la hacian sentir incomoda; parecian anormalmente profundas, casi solidas, como si algo mas que la simple oscuridad acechara entre los recuerdos alli conservados. Simio un arrebato de gratitud cuando Grimya se tumbo a su lado, y estiro una mano para acariciar el peludo lomo del animal.

—Bien. —Flexiono los dedos alrededor de la flauta, un poco desconcertada por el sonido de su propia voz en la penumbra y el silencio—. Sera mejor empezar, ?eh? Solo la Madre sabe lo que averiguaremos, si es que averiguamos algo, pero si no nos arriesgamos no lo descubriremos. —Se llevo la flauta a los labios.

Y un helado escalofrio la envolvio al escuchar unos pasos apagados en la otra habitacion.

Niahrin solto la flauta y se quedo petrificada, con la mirada fija en la puerta. Grimya se irguio, con el pelaje erizado y un sordo grunido a punto de surgir de su garganta, pero ni siquiera su vista era lo bastante aguda para atravesar la oscuridad. Las pisadas cesaron, y se escucho el sonido del pestillo de la puerta al levantarse...

La luz de una lampara penetro en la habitacion al abrirse la puerta, y Niahrin se quedo boquiabierta, consternada, cuando las figuras de Moragh y Jes Ragnarson aparecieron en el umbral.

El silencio era terrible, y Niahrin penso que jamas terminaria. Entonces, con gran tranquilidad, Moragh dijo: —Buenas noches, Niahrin. Pareces un poco mas sorprendida de vernos de lo que nosotros estamos de verte a ti. Todas las excusas, explicaciones y fingimientos que la bruja habia estado intentando extraer de su paralizado cerebro se hicieron anicos, y se llevo una mano al rostro, mortificada, incapaz de decir palabra.

—Entra, Jes, y cierra la puerta —dijo la reina viuda y, sin soltar el farol, cruzo la habitacion hasta donde se encontraba sentada Niahrin. Su astuta mirada abarco el arpa, la flauta, la postura medio culpable, medio defensiva de Grimya, y por fin fue a descansar en el ruborizado rostro de Niahrin.

—Alteza —empezo a decir la bruja, desesperada—, yo no queria...

Moragh alzo una mano para acallarla.

—No hay necesidad de explicaciones. Creo que Jes y yo ya sabemos por que estas aqui. —Dirigio una breve mirada a las profundas sombras del lugar donde estaba colgado el cuadro—. Y confieso que tambien nosotros somos culpables de un pequeno engano, ya que esperabamos algo como esto y te hemos vigilado atentamente. — Ante la sorpresa de Niahrin, sonrio—. No estoy enojada contigo, querida. Al contrario; si puedes resolver el misterio, tienes mi bendicion para hacer lo que creas necesario. Pero, a partir de ahora, lo haras con nosotros.

Niahrin trago algo que sentia atravesado en la garganta.

—?Con... ustedes, senora?

—Si. —La reina viuda se volvio al joven bardo—. Ve a buscar tu arpa, Jes. En vista de lo que ya hemos averiguado podria no ser sensato intentar utilizar el instrumento de Cushmagar esta noche.

Jes hizo una reverencia y se marcho, dejando a Niahrin parpadeando aturdida. La reina viuda se acerco mas y, con cierta dificultad, se sento en el suelo junto a la bruja. Sonreia aun, pero ahora habia un atisbo de dureza en sus ojos.

—Supongo, Niahrin —dijo—, que esperabas que Cushmagar hablara otra vez esta noche... —Niahrin, sonrojada aun, asintio, y Moragh suspiro—. Entonces ?por que tanto secreto? ?Por que venir aqui sola sin decirme nada?

La mujer hundio la cabeza.

—Pense... Perdonadme, senora, pero pense que me negariais el permiso. Esta habitacion... —realizo un gesto de impotencia—... es un santuario; un...

—No es tal cosa, y sabes que no lo es. No; creo que todavia no eres capaz de confiar en mi. Creo que tu, o alguien, teme que confiar en mi signifique hacer dano a Indigo.

En este punto la reina viuda dedico a Grimya una mirada tan dura y evaluadora que Niahrin supo sin el menor ? asomo de duda que la mujer sospechaba que la loba no era un animal corriente. Grimya emitio un leve gemido, y la sonrisa de Moragh se endurecio un poco mas. —Esta claro para mi ahora que debe de existir una conexion entre Indigo y Carn Caille, y que el parecido con la princesa Anghara no es coincidencia. Hasta anoche no estaba segura, pero ahora... —La sonrisa se desvanecio por [completo—. Bien, sera mejor que lo veas por ti misma.

Moragh llevaba un grueso vestido de lana con una capa corta encima; introdujo la mano entre los pliegues de la [capa y saco algo que centelleo levemente a la luz de la lampara.

—Dime, Niahrin, ?has visto esto antes?

Descansando en su palma habia un cuchillo de hoja larga. Grimya lanzo un ganido e hizo intencion de incorporarse; reaccionando con rapidez, Niahrin la agarro por el pelaje del cuello y la obligo a permanecer tumbada.

—?Tranquila, Grimya, tranquila! —Levanto la mirada de mala gana hacia el rostro de Moragh y comprendio que no podia mentirle—. No puedo estar segura, alteza. Pero creo que si.

—En ese caso, es probable que sepas donde se encontro.

—Cre... creo saberlo —respondio la bruja con voz apenas audible.

—Mmmmm. Asi que era tu rostro el que vislumbre mirando desde detras de una esquina. Ya me lo parecio. —Moragh junto las puntas de los dedos de ambas manos—. Sera mejor que te diga que Brythere vio y reconocio al intruso, de modo que sabemos que era Indigo quien estaba en su habitacion. Supongo que tu habias estado siguiendola...

—Andaba en suenos, senora. Grimya la vio y me aviso, y...

—No hay necesidad de entrar en todos los detalles, no ahora. No quiero conocerlos todavia. Lo que si quiero, y lo tendre, Niahrin, por lo que ahorraremos tiempo y esfuerzo si no protestas, es tu confianza y tu cooperacion. ?No era ayer cuando te comprometiste a ayudarme y a trabajar conmigo en la resolucion de este misterio? Este desdichado asunto nos concierne a todos, no unicamente a Indigo.

Niahrin se sintio avergonzada en lo mas profundo de su corazon. La noche anterior el instinto la habia instado a confiar en Moragh. Pero luego Indigo se habia embarcado en aquella casi calamitosa excursion nocturna, y se habia encontrado el cuchillo, y por la manana Grimya habia realizado su terrible confesion de la verdad... y Niahrin se habia puesto nerviosa. La logica habia aplastado el instinto; temia confiar en Moragh, temia lo que la reina viuda podia hacer, y asi pues se habia refugiado en el secreto. Tendria que haber sido mas sensata. Por encima de todo, deberia haber sabido que a Moragh no se la enganaba ni eludia con tanta facilidad.

Niahrin bajo los ojos hacia Grimya. No sabia lo que la loba pensaba, aunque percibia una oleada de tristeza y temor en su mente. Pero, lo que fuera que quisiera Grimya, no habia eleccion ahora.

—Alteza, yo estaba equivocada. —Reunio todo su valor para mirar a Moragh e intento no acobardarse ante su inquietante mirada fija—. No deberia haber intentado ocultaros esto. Pero temia que...

—Temias que sacara conclusiones precipitadas y actuara segun estas. —La sonrisa de Moragh regreso, y ahora se trataba de una sonrisa amable—. Si, querida, te creo, y no te culpo. En tu lugar creo que habria hecho lo mismo. —Bruscamente se inclino al frente y poso una mano arrugada pero firme sobre el brazo de la bruja—. Pero ahora ya no deben existir mas recelos por ninguna de las dos partes. Tienes que confiar en nosotros, de modo que podamos trabajar todos juntos.

Los ojos de Niahrin se llenaron de inquietud.

—?«Nosotros», alteza?

—Jes y yo. Nadie mas. No he contado ni al rey ni a la reina nada de todo esto, y no pienso hacerlo. Ryen es un buen hombre y un buen gobernante pero no veria las cosas exactamente como yo; mientras que Brythere... Bien, Brythere padece ya demasiados temores sin que anadamos mas. No vio el cuchillo (Ketrin es muy lista) y solo piensa que Indigo andaba sonambula y de algun modo encontro el camino a la torre. Puede que al final tengamos que contarselo a ella y a Ryen, pero hasta que ese momento llegue esto seguira siendo un secreto entre nosotros tres... o cuatro. —De nuevo dirigio una enigmatica mirada a Grimya, que se nego a mirarla a la cara—. En Jes se puede confiar absolutamente —continuo la reina viuda—. Y a lo mejor resulta ser de gran valor. Es un gran arpista, como oiste por ti misma en el salon esta noche. Si vas a invocar el aisling

otra vez, quiza tengas motivos para darle gracias por su musica.

—Si. Si, alteza. —Un curioso escalofrio de excitacion le recorrio la espalda, y, por fin, tambien ella consiguio

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