esbozar una sonrisa—. Gracias.
Moragh quito importancia a sus palabras con un gesto que queria devolver la atencion al asunto que llevaban entre manos. Empezo a incorporarse; Niahrin se apresuro a ponerse en pie para ayudarla, y la reina viuda se sacudio las ropas.
—Por muy meticulosos que sean los criados, siempre hay polvo... Supongo que sabes como encender un fuego y hacer que arda con rapidez. —Perpleja, Niahrin asintio—. Estupendo. Entonces, mientras esperamos el regreso de Jes con el arpa, entre las dos podriamos encender la lena dispuesta en la chimenea.
El ojo sano de Niahrin se abrio desmesuradamente, y la reina viuda rio en voz baja.
—Serbal, eglantina y sauce. ?No son los ingredientes correctos para un fuego productor de suenos? Y manzano, para la bendicion que creo que todos necesitamos.
Niahrin comprendio que Moragh debia de haber conocido sus intenciones desde el principio, y habia hecho lo que ella no podia hacer. Un fuego dispuesto para el
La bruja meneo la cabeza, y un sonido como de risa contenida se quebro en su garganta.
—Si, alteza —repuso con mansedumbre—. Lo que ordeneis.
Ya empezaba. Niahrin percibio el primer cambio sutil en la atmosfera; el aroma — carecia de otra palabra para ello— de la magia, mezclandose con la suave fragancia embriagadora del fuego de los suenos. Las llamas ardian con fuerza, calentando la habitacion y proyectando amistosas sombras, y su luz convertia en brillante aureola los cabellos castanos de Jes, que estaba sentado con su pequena arpa en el regazo. Tenia la cabeza inclinada y sus dedos se movian veloces y agiles sobre las cuerdas del instrumento, interpretando una suave musica. Mas alla, envuelta en sombras, Moragh contemplaba el fuego con fijeza; tenia los ojos entornados y el anguloso rostro banado por la luz de las llamas. Mientras Niahrin tejia un contrapunto con el arpa, la flauta desgranaba una melodia. La musica que emitia era hipnotica; el cuerpo de la bruja se columpiaba suavemente al compas y una sensacion parecida a un trance se iba apoderando de ella, como si una puerta largo tiempo olvidada se hubiera abierto en su mente y ella flotara a traves de ese portal para pasar a otro mundo mas mistico. Alli donde posaba los ojos, veia un centelleante halo de luz mortecina. Perfilados por este reluciente halo, Jes y la reina viuda parecian extranos y maravillosos y no del todo humanos, e incluso sus propias manos parecian pertenecer a alguien hermoso y fantastico, muy distante de la fea, terrenal y casera Niahrin que conocia.
Entonces las llamas del fuego de los suenos empezaron a crecer y a balancearse con la musica. Niahrin vio como iniciaban la
Y, en el fuego, las llamas adquirieron la forma de unas manos sarmentosas y viejas, y un rostro, arrugado, marchito y con los ojos cegados por las cataratas, aparecio tras las manos como un espectro.
Jes ahogo un grito, y su interpretacion se detuvo con una nota disonante. En el fuego, el rostro del anciano —el rostro de Cushmagar— sonrio. Era gris, como si incluso el tiempo hubiera dejado a su fantasma sin color, pero sus manos de fuego se movian con una pericia antigua y certera. Y Niahrin sintio como un aliento en la nuca cuando, a su espalda, la gran arpa que habia permanecido sin tocar durante cincuenta anos dejo escapar un suave y quejumbroso acorde.
Jes contuvo la respiracion sobresaltado, y una voz seca como las hojas caidas, suave como la hierba nueva, susurro: —
Como un sueno que se desvanece lentamente a medida que el durmiente empieza a despertar, la melodiosa voz se fue apagando hasta que con un ultimo suspiro desaparecio. Las llamas de la chimenea se balancearon con suavidad, como al ritmo de una tranquila respiracion, pero el fantasma de Cushmagar se habia evaporado en un parpadeante recuerdo de luz y humo. Por un momento la fragancia del fuego penetro con fuerza en la nariz de Niahrin, y a esta le parecio escuchar una melodiosa cadencia musical, aunque las manos de Jes yacian inmoviles y sin fuerza sobre el regazo del bardo. Luego el aroma fue perdiendo intensidad y unicamente el tranquilo chisporroteo de la madera rompio el silencio.
Niahrin sabia lo que debia hacer. De forma indirecta, Cushmagar le habia dicho en que forma el
Moragh y Jes vieron lo que el parche habia ocultado, pero ninguno dejo escapar el menor sonido, si bien Niahrin no se habria dado cuenta, aun cuando lo hubieran hecho. En el mismo instante en que retiro el parche, los dos mundos se enredaron y se convirtieron en uno ante ella. Las paredes parecieron crecer, desvanecerse, crecer otra vez, y las curiosas aureolas de extranos y cambiantes colores que habia visto antes como en un sueno de improviso se intensificaron, como si se hubiera anadido una nueva dimension a la estancia para que resultara mas nitida. En los ojos de Niahrin la escena centelleo brevemente.
Y una figura aparecio ante la chimenea.
Tenia la estatura de un nino. No llevaba mas que un sencillo tabardo gris, y su rostro quedaba enmarcado por una aureola de suaves cabellos plateados. Tambien sus ojos eran de color plata, salpicados de azul violaceo, y cuando sus labios se entreabrieron Niahrin vio que tenia unos diminutos dientes afilados, como los dientes de un gato pequeno.
—Soy Anghara —dijo la criatura.
Y Niahrin reconocio al ser que
Nemesis sonrio con una sonrisa triste y melancolica. La habitacion volvio a centellear, y subitamente aparecieron dos figuras donde antes solo habia habido una. Niahrin conocia tambien a este ser, ya que
De pronto la vision volvio a transformarse, y una tercera figura hizo acto de presencia. Niahrin abrio la boca asombrada y estuvo a punto de chillar:
La loba dijo con suavidad y en una voz perturbadoramente humana: