«Hace dos lunas, cantasteis. Lo oi. ?Por que fue la cancion?» Por un momento el rey lobo la contemplo con fijeza a los ojos, pero enseguida respondio:

«.Habia problemas. Captamos el olor. Te enviamos una advertencia, porque tu eres uno de los nuestros.»

De modo que habian percibido la maldad que se cernia sobre Carn Caille aquella noche, y el sobrenatural estrepito que se dejo oir fuera de la ciudadela no habia sido casualidad... Grimya bajo el hocico hasta apoyarlo en el suelo.

«Os doy mi gratitud», dijo. «Y los humanos de la guarida de piedra os la dan, tambien. Enviasteis una advertencia, y salvasteis la vida de la companera del rey humano.»

Una de las hembras lanzo un ladrido, y el rey lobo parpadeo sorprendido.

«Una cosa buena», dijo. «Una cosa buena hicimos. Si. Celebraremos la cosa buena juntos. Cantaremos juntos. Canta con nosotros.»

Todos a una los cuatro lobos alzaron las cabezas y empezaron a aullar con una nota larga y espectral. Durante unos momentos Grimya se contuvo; luego, de repente, un instinto antiguo y medio olvidado la inundo y se unio a su canto mientras este ascendia y descendia, ascendia y descendia. La cancion contenia alegria y orgullo, y tambien satisfaccion, y cuando por fin termino con un ultimo eco no hubo despedidas ni saludos, sino unicamente un movimiento y un roce entre la maleza, y los lobos se fundieron con el paisaje y desaparecieron.

Grimya contemplo los matorrales, donde tan solo un ligero balanceo entre las ramas bajas revelaba la direccion tomada por sus nuevos amigos, y de pronto se sintio desconsolada y sola, dividida entre dos mundos pero sin encentrarse en su elemento en ninguno de ellos. No volveria a ser una autentica loba, no importaba hasta que punto el canto y la amistad de los lobos se lo hubiera hecho anhelar; sin embargo, tenia lo suficiente de loba para lamentar romper con esos viejos lazos y desear que su vida hubiera sido diferente.

Pero entonces penso en Indigo. Indigo habia sido su amiga —su amiga mas querida y a menudo tambien su unica amiga— desde mucho antes de que naciera el progenitor del gran lobo negro. Incluso aunque Indigo la hubiera olvidado y abandonado ahora, era ella quien importaba mas que nada. Lealtad era el credo supremo de los lobos, y la lealtad de Grimya era para Indigo. Habia venido aqui por Indigo, y por Indigo debia dejar de lado su propia tristeza y anhelos y regresar junto a sus otros amigos, sus amigos humanos, para dar cuenta de su exito.

Un pajaro empezo a cantar desde un arbol situado al otro lado del arroyo; un alegre trino de cuatro notas repetidas una y otra vez. Ya no quedaba ni rastro de los lobos salvajes e incluso su olor empezaba a desvanecerse. Se puso en pie y, tras una ultima mirada llena de melancolia a su alrededor, se volvio en direccion a Carn Caille.

CAPITULO 18

Cinco hombres, conducidos por la reina viuda Moragh, salieron a caballo de Carn Caille aquella tarde. Llevaban ropas de caza pero sus armas no eran las de unos cazadores; sus perros se quedaron en las perreras y en su lugar iba Grimya, junto al caballo de Moragh. Evidentemente, no se trataba de una expedicion corriente, pero los cinco hombres eran todos guardabosques que Moragh conocia personalmente, y sabia que podia confiar en su silencio.

Niahrin descansaba. Hasta que la reina viuda y sus acompanantes regresaran ella no podia hacer nada, y todavia se sentia debil a causa de la experiencia de la noche anterior. Se habia dado instrucciones a los criados para que no la molestaran y por lo tanto se quedo en cama, con la esperanza de poder dormir y con la esperanza mas ferviente aun de no sonar.

Lo cierto es que durmio, y, al despertar, descubrio con sorpresa que habia dormido de un tiron desde el mediodia hasta bien entrada la tarde. Grimya no habia regresado, pero al sentarse Niahrin descubrio una pizarra apoyada en posicion vertical sobre la mesita de noche. Escritas en la pizarra habia solo dos palabras: «Exito. Jes».

El corazon de la bruja dio un ligero vuelco.

Durante los dias que siguieron, el rey Ryen se sintio cada vez mas seguro de que su madre maquinaba alguna cosa de la que el no sabia nada. La reina viuda parecia encontrarse constantemente ocupada, y en las contadas ocasiones en que consiguio llamar su atencion esta esquivo con gran habilidad sus intentos de averiguar algo sobre sus actividades. En una ocasion Ryen intento enfrentarse con ella, preguntando sin rodeos que era lo que tramaba, pero Moragh se limito a sonreir de la forma que normalmente reservaba a las amistades poco intimas y a responder que estaba, desde luego, ocupada en la organizacion de la boda de Indigo y Vinar, y nada mas siniestro que eso. Ryen no le creyo, pero tuvo que contentarse con su respuesta.

La boda era otra manzana de la discordia. Ryen se habia sentido extranado y, al principio, molesto por la insistencia de Moragh de que el acontecimiento debia tener lugar en Carn Caille, pero al hacer su oferta a la pareja de novios la reina viuda habia forzado su mano sin remedio y el monarca no tenia otra alternativa que poner buena cara a todo el asunto. No obstante, la actitud del rey no tardo en ablandarse; aunque lo desconcertara el misterio de la procedencia de Indigo y, en realidad, habria preferido que la muchacha abandonara Carn Caille sin demora, no podia en justicia hacerla responsable por su propia situacion incomoda. De modo que cedio con bastante buen talante, y los preparativos empezaron en serio.

Carn Caille se vio presa de un desasosiego de actividad en cuanto Moragh emprendio las tareas organizativas y se puso a asignar a cada uno su papel. La reina viuda se encargo de que la misma pareja, e Indigo en especial, estuvieran totalmente ocupados; y mediante una combinacion de persuasion e intimidacion embauco hasta tal punto a Ryen para que participara en sus proyectos que al rey no le quedo tiempo para indeseables investigaciones en otras areas. En esto encontro una aliada inesperada en Brythere. La reina estaba encantada con el anuncio de la boda y se lanzo a la voragine de preparativos con sorprendente entusiasmo y energia; casi, penso Moragh, hasta el punto de resultar una obsesion, como si esta distraccion concreta de sus propias preocupaciones fuera algo a lo que aferrarse como un marinero naufrago se aferraria a un madero flotante. La reina viuda dio a su hija politica plena libertad y elevo una plegaria de agradecimiento por su involuntaria pero inestimable contribucion. Y entretanto, inadvertida entre el fervor general, la estrategia mas profunda iba tomando forma... y en un sotano, sin utilizar desde hacia mucho tiempo y poco menos que olvidado, bajo los cimientos de Carn Caille, se preparaba a un prisionero para que se reencontrara con su pasado. La captura de Perd se habia llevado a cabo con extraordinaria facilidad. Los lobos del bosque habian percibido la proximidad de los cazadores muy pronto, y el rey lobo y cinco de los miembros mas veloces de su jauria los esperaban ya cuando Moragh y su grupo llegaron al punto de encuentro junto al arroyo. Los hombres quedaron estupefactos al descubrir que estas criaturas no solo parecian comprender la naturaleza de su mision sino que testaban ansiosas por ayudarlos, pero Moragh no dio explicaciones y ellos no se atrevieron a hacer preguntas. Encontraron al anciano en la guarida que se habia construido; una vieja cabana para guardar cosas situada en un claro, que antiguamente habian utilizado los guardabosques pero que estaba abandonada desde hacia tiempo y ten muy mal estado. Tres lobas que habian estado vigilando la cabana al abrigo de la maleza cercana se esfumaron ten cuanto el rey lobo condujo a los humanos al claro, y Moragh en persona se adelanto a caballo y lanzo un claro desafio. No hubo respuesta, y a una orden de la reina viuda tres de los hombres penetraron en la cabana. El interior apestaba a alcohol entre otros olores mas fetidos, y alli hallaron a Perd inconsciente y roncando, aferrando dos odres de vino vacios contra el pecho como si fueran sus posesiones mas preciadas. Recupero el sentido cuando lo arrastraron al exterior, y en cuanto sus ojos nublados descubrieron a la reina viuda empezo a forcejear, a gritar y a maldecir. Pero en su estado no ofrecia ningun peligro para siquiera uno solo de los cazadores, y lo llevaron de vuelta a Carn Caille como un ciervo de primera calidad, colgado impotente sobre el pomo de una de las sillas. Con bien ejercitada habilidad Moragh habia hecho arreglos para que lo introdujeran en la fortaleza sin ser visto y lo encerraran en el sotano ya preparado a tal efecto; luego, por su propia mano, mezclo una potente bebida narcotica y lo obligo a tragarla, para volverlo a dormir.

Cuatro dias despues de la captura Moragh y Niahrin seguian ocupadas en su secreta mision. A Perd lo habian

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