instalado con todas las comodidades que las circunstancias permitian; el sotano gozaba de una temperatura agradable, y el tenia una cama, mantas y lamparas para iluminar la oscuridad. Niahrin incluso se habia ocupado de lavarlo de la cabeza a los pies y vendar la innumerable variedad de cortes y golpes que encontro en su cuerpo. Seguia drogado, y solo se lo despertaba de su estupor dos veces al dia para que comiera y atendiera otras necesidades, pero la naturaleza de las drogas cambiaba a medida que las dos mujeres experimentaban, estudiaban, experimentaban mas y anotaban los resultados de sus esfuerzos. Su primera intencion fue proporcionar al anciano un buen descanso; largos periodos de sueno sin pesadillas durante los cuales los ovillos de su mente, desesperadamente enmaranados, tuvieran la posibilidad de desenredarse. Luego le administraron preparados de otras hierbas mas raras, cuyo proposito era alcanzar mientras dormia los reinos guardados bajo llave de su memoria.

Y por ultimo llego el momento del experimento de mayor importancia y el mas peligroso; la droga que, si tenia exito, daria a Niahrin, mediante magia hipnotica, el control de su conciencia al despertar.

Al cabo de seis dias estaban preparadas... o, como Niahrin admitio secretamente para si, tan preparadas como podian esperar estar. Si tendrian o no exito en lo que iban a intentar era una pregunta que no se atrevia a contestar, pero ahora no habia tiempo para echarse atras. Mientras se con centraba en Perd, los preparativos de la boda en Carn Caille habian ido adquiriendo velocidad e impulso, y ahora la suerte estaba echada sin remedio. Dentro de tres dias Indigo y Vinar se unirian en matrimonio. Tenian que actuar de inmediato o seria demasiado tarde.

Mientras se dirigia a la escalera del sotano para la cita fijada con Moragh y Jes, Niahrin se debatia entre el temor a lo que le aguardaba y el alivio de que, para bien o para mal, la tension de la espera finalizaria pronto. Durante los ultimos dias habian crecido sus temores de que se descubriera su secreto; sabia que el rey sospechaba ya que se preparaba alguna cosa, y hasta el propio Vinar empezaba a mirarla con recelo. El dia anterior habia comentado meditabundo que ella parecia estar siempre tan ocupada que se estaba perdiendo la diversion de los preparativos para la boda. El comentario habia cogido a Niahrin totalmente por sorpresa, y se habia sentido enrojecer hasta la raiz de los cabellos, en tanto se esforzaba por disimular. Si Vinar habia quedado convencido no lo sabia, pero lo dudaba; a pesar de sus modales bruscos el scorvio no era tonto. Por suerte no habia insistido mas, pero la bruja se sentiria muy agradecida cuando ya no fuera necesario andarse con subterfugios.

Grimya no estaria con ellos esta noche. Su presencia podria haber ocasionado problemas con Perd, y la misma loba se mostraba muy ambigua sobre todo el asunto. A cambio de ello, se habia ofrecido a montar guardia para ellos y desviar a todo aquel que pasara demasiado cerca del lugar, y ahora se encontraba de patrulla junto a la entrada del largo pasillo estrecho que conducia a la escalera del sotano. Sus ultimas palabras cuando ella y Niahrin se separaron fue un «?Buena suerte!» roncamente susurrado.

Mientras Moragh abria con llave la puerta del sotano y penetraban en el interior, Niahrin reflexiono que realmente necesitarian toda la suerte que Grimya pudiera desearles esta noche, y mucha mas. Perd, como comprobo de inmediato, estaba dormido sobre su jergon de paja. A la suave luz de los dos faroles colocados en los soportes de la pared, su rostro parecia mas joven y los estragos del tiempo y la demencia, suavizados casi hasta el punto de darle una apariencia afable. Debio de ser apuesto en su juventud, se dijo la bruja; un poco salvaje y picaro, quiza, pero muy capaz de hacer girar cabezas y conquistar corazones. La inesperada clarividencia provoco en la mujer un extrano escalofrio, y desvio rapidamente la mirada, sintiendose como un miron.

Moragh indico a Jes que dejara en el suelo el frasco y las dos copas que llevaba, y saco dos pequenas botellas de plata de su bolso de mano.

—En primer lugar, el estimulante para despertarlo, y luego el hipnotico. —Dirigio una mirada a Niahrin—. ?Preparo la primera dosis?

La bruja asintio e introdujo una mano en su propio bolsillo Sus dedos se cerraron sobre una bola de fino lino arrollado a su rueca y listo para ser hilado. Mientras ella lo sacaba, la reina viuda sonrio e indico un rincon de la habitacion, donde habia un objeto cubierto por un chal.

—La rueda esta lista —dijo, y flexiono los dedos—. Solo espero poder decir lo mismo de mis habilidades con ella, despues de tantos anos.

Niahrin le devolvio la sonrisa con cierto embarazo y se acerco a retirar el chal. La rueda de hilar era antigua y pequena pero muy bien cuidada —habia pertenecido a la propia madre de Moragh, segun habia dicho esta— y, mientras colocaba la rueca en su lugar, Niahrin acaricio la brillante madera apreciativamente e intento no pensar en su propia rueda, para no recordar su ultima experiencia en la habitacion de hilar de su casa.

Jes lleno una de las copas con el contenido de su frasco y la entrego a la reina viuda, quien cruzo la habitacion hasta el lecho de Perd. Apoyando la copa contra los labios del anciano dijo con voz suave pero firme:

—Perd Nordenson. Despierta, Perd. Despierta y bebe.

El anciano refunfuno. Parecia reacio a moverse, pero habia vino en la copa y Perd jamas habia resistido la atraccion del vino. En cuanto su olfato capto el aroma, sus manos salieron disparadas al frente, y se abrieron y cerraron en el aire.

—?Ah, ah! —Moragh se dirigio a el como si reprendiera a un nino pequeno y aparto la copa—. Sientate, Perd, y abre los ojos como es debido. ?No hay que perder los buenos modos!

Los labios de Jes se crisparon en una sonrisa divertida, pero el anciano ya obedecia de modo automatico. Moragh le dejo tomar dos sorbos antes de volver a retirar la copa, y poco a poco, nublados aun, sus ojos se abrieron.

—?Niahrin? —Habia visto a la bruja e intento enfocar su rostro—. ?Q... haces aqui? —Sacudio la cabeza como para despejarla y su pastosa voz adopto un dejo malhumorado—. N... es tu bosque. No... deberias... estar aqui.

—No esta en absoluto totalmente despierto aun —comento Moragh en voz baja—. Pero las hierbas empiezan a actuar. Jes, toma la copa; no hay que dejar que tome mas o estara despierto del todo antes de que nosotras estemos listas. Luego llena la otra copa, y anade cinco gotas de la segunda botella.

Perd emitio un grito de indignacion al ver que la copa desaparecia.

—?Vino! Dadme el vino, quiero el vino...

—?Tendras vino! Un vino mejor, con mas fuerza, ?pero solo si controlas tu impaciencia! Eso es, asi esta mejor. —Al ver que el anciano se apaciguaba, Moragh hizo una sena a Niahrin—. Estamos listos. Creo que deberiamos empezar.

Las dos mujeres intercambiaron sus puestos, Niahrin junto al lecho mientras que la reina viuda se sentaba en el taburete frente a la rueda de hilar. Durante unos instantes, la habitacion parecio particularmente silenciosa, sin otro sonido que el del vino al caer en la segunda copa mientras Jes lo servia. Perd estaba sentado en la cama ahora pero con el entrecejo fruncido, desconcertado y con un aire de desconfianza. Bruscamente, su voz rompio el silencio.

—?Que pasa? ?Que haces? Niahrin, me estas mirando fijamente. No me gusta que me

miren fijamente, sabes que no me gusta...

—?Chist! —Niahrin lo dijo con tanta severidad que el otro callo a la mitad de la queja. El anciano parpadeo y fruncio aun mas el entrecejo.

—Tu nunca me hablas asi, Niahrin. Nunca te he oido hablarme de este modo.

Niahrin le sostuvo la mirada, medio perpleja, medio enojada. No le contesto, pero con una mano hizo a Moragh una leve senal convenida de antemano, y la rueda de hilar comenzo a girar. Perd se sobresalto y, siseando como un gato acorralado, volvio la cabeza violentamente.

—?Que esta haciendo?

—Hilar, Perd. Solo hilar.

La rueda cobraba velocidad, y sus radios eran casi una mancha borrosa ahora. A medida que el ritmico chasqui do resonaba en la habitacion, un delgado y brillante hilo de lino iba tomando forma bajo las manos de Moragh.

Niahrin dirigio una rapida mirada a Jes.

—Dale el vino ahora —indico.

—Vino... —Perd extendio ansiosamente las manos hacia la copa, que arrebato de las manos del bardo e inclino hacia sus labios.

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