Volvio a toser, y todo su cuerpo se estremecio—. Esta vez son los demonios de Fenran, y poseen un poder terrible, porque Fenran no habia conquistado a sus demonios en la forma en que Indigo lo ha hecho con los suyos. En lugar de ello, el los ha..., los ha alimentado, los ha buscado, y ellos se han apoderado de el. A lo mejor jamas habria podido ser de otra manera. Quiza Fenran sencillamente carece del... del valor que Indigo tuvo; el valor para realizar el viaje que habria reconciliado a la oscuridad y la luz que hay en su interior. No lo se, Jes. No lo se. Pero, si Indigo escoge el camino de Fenran, su sendero, entonces los demonios regresaran, y la vision se realizara. El bardo se incorporo de un salto. —?Niahrin, tenemos que impedirlo! De alguna forma, hemos de...

—?No podemos! No tenemos el poder... No podemos obligar a Indigo a hacer la eleccion correcta. ?No lo comprendes? Ella ha llegado a su noche mas oscura, pero es su oscuridad. ?Tiene que escoger libremente!

—?No! —insistio Jes—. ?No, estas equivocada! ?Como puede Indigo elegir libremente cuando ni siquiera comprende lo que esta eligiendo? Ella no lo sabe, Niahrin; ella no sabe la verdad sobre Fenran; ?nadie se la ha contado, nadie se la ha

mostrado!

Con una sacudida que era como un punetazo en la boca del estomago, Niahrin comprendio que el tenia razon. Indigo no podia elegir libremente, porque su informacion estaba desvirtuada por viejos recuerdos falsos. Ella no se daria cuenta de adonde conduciria su camino. No habia nadie para mostrarle la autentica naturaleza de su ultimo demonio...

Jes vio la comprension y el horror que se pintaban en el rostro de la bruja, y la sujeto con fuerza por los hombros.

—?Niahrin, tiene que haber una forma! Tiene que existir! Si cogieramos los caballos mas veloces y cabalgaramos tras ella...

—Llegariamos demasiado tarde. Tal vez ya es demasiado tarde. Jes, no hay nada que podamos hacer para detener a Indigo, nada que... —Sus palabras se interrumpieron bruscamente.

—?Que? —inquirio Jes, apremiante—. ?Que es, que has pensado?

Grimya... —Apartando las manos del bardo, Niahrin se puso en pie con dificultad—. Grimya fue tras ella, a la torre.

—Pero no podemos llegar hasta Grimya.

—Ella tiene poderes telepaticos. —La bruja le dirigio una veloz mirada—. ?No lo sabias? Claro, ?como podias saberlo? Pero ella me lo conto.

—?Puedes llegar hasta su mente? —Los ojos del bardo se iluminaron.

—No. Yo..., yo jamas he poseido ese talento. —Sin embargo, penso, ella y la loba habian llegado a ser tan intimas... ?Seria posible? ?Podria ella romper la barrera?

—Intentalo. —Jes la sujeto de nuevo por los hombros—. Por favor, Niahrin, intentalo. ?No hay nada que perder! El poder del aisling habia sido tan grande... Seguramente podria existir alguna posibilidad. De improviso, los dedos de Niahrin empezaron a cosquillear. Era la vieja senal, la senal de que la magia despertaba...

Sin perder un minuto, tomo una decision. Se aparto de Jes y atraveso la sala en direccion a la chimenea. Sur..., si, era el sur. Y el fuego, que todavia ardia debilmente, podria proporcionarle el impulso que necesitaria.

Se dejo caer en cuclillas sobre la piedra de la chimenea, y la voz surgio siseante de su garganta. — ?Grimya! Grimya, escuchame! Grimya, escuchame! El moribundo fuego chisporroteo y parecio emitir un debil quejido... como el ganido de un lobo. Niahrin se aferro a eso, lo sujeto con fuerza en su mente. —?Grimya! Grimya, escuchame! ?Grimya! Una ligera nube de chispas volo hacia arriba. Chispas, como los ojos de un lobo... — Grimya. Grimya. Mira, Grimya. Mira. Lejano, muy debil, llego un sonido a su cerebro, una voz que conocia.

«Niahrin..., Niahrin. Te percibo, pero no puedo oir. No puedo oir, no puedo ver...»

Niahrin cerro el ojo derecho, para suprimir todo su entorno fisico, y concentrarse desesperadamente en aquel delgado hilo de voz.

?Grimya! ?Escuchame, Grimya! ?Intentalo! ?Ayudame! «No es suficiente..., no es suficiente...» Entonces Niahrin comprendio que solo existia una forma para concentrar todo el poder y darle la fuerza que necesitaba. Una oleada, un momento, seria suficiente. Una accion, que la impulsara sobre el abismo y la uniera con la loba...

Se concentro en la vision con toda la intensidad de que fue capaz; reunio valor...

?Grimya! ?Mira, Grimya! ?MIRA! —Y hundio las manos en el fuego.

El dolor la inundo mientras hundia los dedos profundamente en las abrasadoras ascuas. Un monton de chispas salieron despedidas hacia arriba; algunas se prendieron en sus cabellos, humeantes; y, con un sobresalto que casi eclipso el dolor fisico, sintio como el poder brotaba como un torrente de ella y se perdia en la noche en una unica y abrumadora oleada. —?Niahrin!

Jes corria ya hacia ella; le aparto las manos del fuego y la arrastro lejos de la piedra de la chimenea hasta un lugar seguro. Ella se dejo caer contra el y se mordio el labio inferior para soportar el dolor que de repente la invadia con toda su fuerza. Sus enrojecidas manos, cubiertas de ampollas, se abrian y cerraban impotentes mientras intentaba en vano deshacerse de aquel dolor insoportable, y su rostro estaba desencajado por la conmocion sufrida. Pero, incluso en medio de su agonia, se volvio hacia el.

—Funciono... —Su voz era un debil graznido—. Llegue hasta ella... Consegui hacerlo. —Lleno los pulmones de aire con un desagradable sonido—. Pero, ?oh, Jes!, duele..., ?no sabes como duele!

CAPITULO 22

La luz de la luna no podia alcanzarlos alli. La oscuridad los cubria, como suaves y sofocantes pliegues de terciopelo, pero ellos no necesitaban iluminacion. «Tantos anos interminables», le habia musitado el, y las seguras paredes de la Torre de los Pesares que los rodeaban le habian devuelto su dulce voz en un tremulo remolino de ecos. «Oh, mi amor, mi preciosa Anghara, han pasado tantos, tantisimos interminables anos...»

Y ahora las palabras que pronunciaban entre los besos, los murmullos y las galanterias, ya no importaban, ya no tenian ni significado ni proposito. Le bastaba con escuchar el sonido de su voz, sentir el contacto de sus manos mientras le enjugaba las lagrimas con sus caricias, estar con el... Era el extasis, el embeleso, la ultima y definitiva realizacion de sus suenos. «Si yo muriera ahora, si fuera a suceder, moriria satisfecha de que mi vida habia sido completa...»

—Anghara, Anghara... —En sus labios el nombre adquiria un timbre especial, una exquisita intimidad que solo ellos compartian y comprendian—. Ha llegado el momento, amor. Ha llegado el momento. Ayudame, carino. Hazme completo otra vez, y recuperaremos lo que hemos perdido...

Mientras hablaba la iba empujando hacia la pared... y de repente brillo una luz en el interior de la Torre de los Pesares. Debil y blanquecina, como la diminuta esfera de una luciernaga, brillaba cerca del suelo en un rincon polvoriento, e Indigo bajo la vista hacia ella con asombro.

—?Que es? —pregunto en voz baja.

Fenran le beso los cabellos.

—?No lo sabes, amor? ?No lo recuerdas? Mira. —Se dejo caer en cuclillas, arrastrandola con el, y su mano se estiro en direccion al puntito de luz—. Mira, Anghara.

El puntito de luz crecio de improviso hasta convertirse en un resplandor difuso, y la memoria de Indigo retrocedio medio siglo en el pasado.

En el suelo de la torre habia un arcon. Estaba hecho de metal —o de algo que parecia metal— y su color no era exactamente plateado, ni tampoco de bronce, ni tampoco un acerado azul grisaceo. La luz no brillaba sobre el arcon sino que surgia de el, y a su tenue luz advirtio que el arcon no tenia ningun adorno; ni siquiera una linea que indicara donde se reunian el cofre y la tapa.

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