La mano de Fenran busco la suya y oprimio sus dedos con fuerza.

—?Ahora lo recuerdas, mi amor?

Ella recordaba, y la emocion que la embargo era una combinacion de terror y asombro. Cincuenta anos atras, aqui en esta misma torre, ella habia encontrado un arcon sin adornos y habia levantado la tapa y...

—?Oh, no! —Empezo a retroceder—. ?Oh, no, no...!

—?Silencio! —Fenran la atrapo y la apreto contra el en ademan protector—. ?No pasa nada, Anghara, no pasa nada! No hay demonios, no ahora. ?No lo ves? Esta es la forma de escoger de nuevo nuestro destino, de hacer retroceder el tiempo y darnos una segunda oportunidad. Nuestra oportunidad juntos. Levanta la tapa, carino mio. Levantala otra vez, y mira.

Ella contemplo el arcon fijamente, incapaz de hablar.

—Nuestra segunda oportunidad, mi amor —repitio Fenran. Su voz era dulce, zalamera, llena de entusiasmo y esperanza—. ?No comprendes que es el arcon? Es un manantial, y lo que contiene es el futuro. Tu futuro, mi futuro; el de todo el mundo y cada uno de nosotros, si se tiene el valor de abrirlo y mirar en su interior.

—Pero... —Indigo temblaba—, pero yo ya he mirado una vez en su interior. Y...

—Siempre hay una eleccion que realizar. Antes, tu escogiste la equivocada; escogiste movida por el miedo, y no por el amor. Esta vez, sera diferente.

Su mano se movia, guiando la de ella hacia la brillante superficie del arcon. Pero ella seguia sintiendo miedo.

—Fenran... —La voz se le quebro—. Fenran..., ?que nos deparara nuestro futuro? ?Que nos sucedera, si nosotros...?

—Deja que te lo muestre. —La presion de sus dedos aumento, apremiante ahora—. Por favor, Anghara. Por favor, amor. No me niegues mis esperanzas. ?No rechaces nuestra oportunidad de ser felices!

Se volvio para mirarlo a los ojos, y, cuando vio la expresion que habia en ellos, los ultimos restos de resistencia se derrumbaron. ?No habia sido esta su unica ambicion durante sus cincuenta anos de vagabundeo y lucha? ?No era esto lo que habia ansiado, lo que habia esperado, aquello por lo que tanto habia rezado? Habia fallado a Fenran en una ocasion... ?No volveria a fallarle!

Escucho a su propia voz decir: «Si».

Tocaron el arcon juntos. Se produjo una sensacion de movimiento, de algo que se agitaba a su contacto; Indigo escucho un rapido siseo, como de aire que escapara, y por un instante los agujeros de su nariz se hincharon al percibir un olor —casi un hedor— que paso raudo junto a su rostro. Entonces el frio metal parecio vibrar bajo sus dedos, y la tapa se alzo.

Indigo no sabia lo que habia esperado ver en su interior. No habia habido tiempo para pensar ni reflexionar... pero, mientras bajaba la mirada, los recuerdos de su ultima y prohibida estancia regresaron con total nitidez a su memoria. Porque, como entonces, el arcon estaba vacio. Ni una reliquia, ni una clave; ni siquiera un resto de polvo como prueba de que algo se habia podrido alli dentro. Y volvio a sentir aquella horrible e intensa sensacion de haber sido enganada, de haber quebrantado todas las leyes y todos los tabues para llegar hasta la Torre de los Pesares, para que al final la torre la decepcionara...

—Fenran... —Aparto la mano de la tapa y, sujetandose a su brazo con fuerza, musito con consternacion mezclada de repentina aprension—: ?No hay nada aqui! Pense que esta vez lo habria...

Y su voz se apago cuando, detras de ella, algo lanzo un suspiro suave y satisfecho.

Indigo se puso en pie de un salto y giro en redondo tan deprisa que dio una patada al arcon, el cual fue a estrellarse contra la pared. Dos figuras oscuras se habian materializado en la torre a su espalda, y, al verlas, sus ojos se abrieron desmesuradamente, horrorizados.

—Fenran...

Extendio la mano para cogerse a el. Tanteo en la penumbra, pero el no estaba alli. Y las dos figuras, el anciano loco con el rostro de su amado, y la vieja resentida de los ojos azul violeta, le sonreian, y entre ambos sujetaban un cuchillo con una larga hoja reluciente.

Indigo aullo el nombre de Fenran, girando de nuevo. Se habia ido, habia desaparecido... y los dos fantasmas avanzaban hacia ella, despacio pero con decision, el cuchillo levantado ahora y apuntando a su corazon.

El miedo de la muchacha se transformo en panico. Se lanzo hacia la puerta y la abrio con tal violencia que los viejos goznes se partieron y la puerta cayo hacia afuera con estrepito y levanto una nube de polvo.

—?Fenran! —Paso corriendo por encima de la caida puerta como si fuera un puente levadizo, y salio, tambaleante, a la tundra—. ?Fenran! ?Donde estas?

Percibio un movimiento borroso a un lado, algo que corria hacia ella, y se volvio con rapidez. Pero no era Fenran; se trataba de Grimya, una franja gris a la luz de la luna, frenetica y aullante.

—Indigo, ?que ha sucedido? —Intensificada por una enloquecida oleada mental, la voz de la loba se abrio paso con violencia a traves del torbellino en que se habia convertido su cerebro.

—?Donde esta? —Su anterior conflicto olvidado, Indigo cayo de rodillas junto al animal y la sujeto por el pellejo mientras chillaba—: ?Donde esta Fenran?

—Sssalio corriendo... Intente detenerlo, intente alcanzarlo, pero...

—?Adonde fue? ?Adonde? ?Tienes que decirmelo!

—Al norte —jadeo Grimya—. Al norte, en direccion a...

Un repentino y ominoso retumbo ahogo el resto de sus palabras. Con una sacudida, como si hubiera recibido un punetazo, Indigo giro como una peonza para mirar la Torre de los Pesares, y profirio una exclamacion ahogada que se transformo en un gemido de horror.

La torre se estremecia. Aparecian grietas en sus muros; en lo alto, en la destrozada parte superior, pedazos de mamposteria se balanceaban y tambaleaban y empezaban a caer. Y del interior se elevaban columnas de humo espeso.

Solo que no se trataba de humo: era oscuridad. Una oscuridad fetida, grasienta, sofocante; la oscuridad de un infierno viviente liberado sobre la tierra, la oscuridad de los demonios. Volvia a suceder. Tal y como habia sucedido cincuenta anos atras... ?volvia a suceder!

—? Grimya, ayudame! —Tanteo a su alrededor, perdio el equilibrio y, volviendo a incorporarse, tendio una mano hacia la loba—. ?Ayudame, por favor! En el nombre de la Madre, ?debo encontrar a Fenran!

Pero Grimya no contesto. Estaba totalmente paralizada, y aunque sus ojos contemplaban la torre no la miraban, no la veian. Un sonido chirriante surgio de su garganta; un repentino escalofrio le recorrio el cuerpo...

—?Es Niahrin! ?Intenta llegar a nosotras!

El panico de Indigo se reavivo. La oscuridad se elevaba ahora por encima de la torre, mas negra, mas espesa...

—?Maldita sea Niahrin! —aullo—. Grimya, ?no lo comprendes, no ves lo que sucede? Hemos de...

Grimya gruno, y el segundo escalofrio que la estremecio estuvo a punto de derribarla. Se tambaleo de costado, y la potencia de su grito mental puso rigida a Indigo.

«?No es suficiente, Niahrin! ?No es suficiente!»

De la torre broto otro profundo rugido, y todo el edificio gimio como una monstruosa alma atormentada. El aire se torno viciado y apestoso, y la oscuridad se intensifico. Indigo volvio a chillar a Grimya, en un intento de conseguir que la escuchara, pero la loba no le prestaba atencion. Entonces, repentinamente, el animal echo hacia atras la moteada cabeza y solto un aullido que resono en la noche.

—?Si! ?Si! ?Lo escucho! ?Lo veo!

Giro en redondo, y sus ojos de color ambar se clavaron en los de Indigo... y el mensaje que Niahrin habia proyectado penetro brutalmente en el cerebro de Indigo. Vio toda la escena —el patio, la batalla, los demonios— y con las imagenes le llego la informacion que Niahrin habia comunicado en su desesperada llamada. Se vio a si misma y a Fenran, tal y como serian si esta cosa, si esta locura llegaba a suceder. Vio todo el odio, los celos, la frustracion de la nueva vida que le esperaba. La vida con su amante, su esposo; pero una vida corrompida por la ambicion de Fenran —y la suya propia— de ser algo mas que simples subordinados de un rey.

«Sin embargo estaremos juntos...»

Vio como su padre envejecia, se reunia con la Diosa al llegar su hora. Vio a su hermano —«Pero el esta

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