?Querer? El no lo queria, solo estaba alli para salvaguardar la herencia de Henry, nada mas.
No lo queria.
El mayordomo lo miraba con una expresion rara y Marc carraspeo, incomodo.
– ?El servicio se lleva bien con Tammy?
– Muy bien, senor. La senorita Dexter se levanto a las seis de la manana y tomo el desayuno en la cocina. Nos quedamos sorprendidos, pero ella se negaba a desayunar en el comedor. Bajo al nino con ella… en fin, la senora Burchett dice que no podria ser mas diferente de su…
Dominic no termino la frase.
– ?Su hermana?
– Si, la verdad es que si. La princesa Lara y el principe Jean Paul jamas prestaban atencion al servicio. Cuando se llevaron al nino a la senora Burchett se le rompio el corazon. Llevaban mucho tiempo deseando tener un nino en palacio.
– Si -murmuro Marc, distraido. No podia apartar la mirada del jardin.
Las risas de Tammy y Henry eran contagiosas. En aquel momento ella lo lanzaba al aire y Henry disfrutaba como loco. Iba descalza, como casi siempre, y habia vuelto a ponerse sus viejos vaqueros.
Por un lado parecia una mendiga, por otro… una princesa.
– Perdone, senor, ?piensa llevarlos a Renouys?
– ?Perdona?
– A su casa. ?Va a llevarse a la senorita Dexter y al principe Henry a Renouys?
– ?Por que iba a hacer eso?
– La clausula de la que usted me hablo dice que el nino debe permanecer en el pais… no en palacio.
– Ah.
– Asi que hemos pensado que… quiza se lo llevaria a Renouys.
– No.
– ?No?
– No.
Dominic no pensaba abandonar. Ese era el problema con los viejos empleados, que su idea del respeto era muy particular. Dominic lo conocia desde que era un nino y la demarcacion entre mayordomo y jefe era mas borrosa cada dia.
– ?Piensa quedarse a vivir aqui?
– Sabes que solo estare aqui hasta que consiga solucionar el asunto de Henry. La senorita Dexter se quedara aqui.
– Pero el palacio necesita un principe.
– Si me necesitais ya sabeis donde encontrarme. No puedo quedarme aqui para siempre.
– Sera usted el principe regente durante veinticinco anos -le recordo Dominic-. Para algunos, eso es toda una vida. Podria vivir aqui.
– No me apetece.
– Pero…
– Dominic, no -lo interrumpio Marc. La sonrisa habia desaparecido. La sensacion de estar atrapado que experimentaba desde que Jean Paul murio era abrumadora.
– Seguro que la senorita Ingrid…
– La senorita Ingrid no tiene nada que ver con mi decision. ?A que hora dices que llega el senor Lavac?
– A las nueve.
– Entonces, sera mejor que desayune. ?La senorita Ingrid ya ha desayunado?
– No, senor.
– Una pena. En fin, me gustaria tener un rato para pasear antes de que llegue el senor Lavac.
– Si, senor.
Dominic se dio la vuelta antes de que Marc viera su sonrisa de complicidad.
– Me parece buena idea, senor. El jardin esta precioso.
Marc se ducho y se vistio en tiempo record. Cuando iba a ponerse los zapatos, lo penso un momento… ?por que no?, se dijo.90
Y bajo al jardin descalzo.
Lo lamento de inmediato. Habia gravilla entre los escalones de la entrada y el jardin… Cuando levanto un pie, dolorido, Tammy solto una carcajada.
– Se le han olvidado las zapatillas reales, Alteza.
– Suelo ir descalzo -protesto el.
– Si, seguro. Y yo suelo llevar tiara.
– Y elegantes vestiditos negros -sonrio Marc.
– A veces es necesario usar el atuendo de los nativos -replico Tammy.
– Estoy de acuerdo. De ahi los pies descalzos.
– Pues no deberias copiarme. Yo no soy nativa de Broitenburg.
– ?Crees que serias feliz si te quedaras en Broitenburg para siempre?
– Por favor… ?Como voy a tomar una decision asi? Solo ?levo aqui un dia.
– ?Pero te gusta?
– Estoy un poco preocupada por las habitaciones. Pero Henry y yo hemos estado discutiendo el asunto y creo que podremos soportarlo. Ademas, si tu puedes… ?una nativa de las antipodas no puede dejarse vencer por un broitenburgiano!
Estaba sonriendo, con esa sonrisa preciosa que parecia iluminar el dia. Henry parecia contento en sus brazos y, al ver como se apoyaba en su pecho, se le encogio el corazon. Parecia tan comodo con ella.
Mujer y nino parecian hechos el uno para el otro y Tammy estaba en el jardin de palacio como si fuera su propia casa.
Aquello podria funcionar.
– Marc, sobre lo de tener una casa propia…
– ?Una casa?
– La verdad es que tampoco es apropiado que yo viva aqui. Anoche… te daras cuenta de que no puede funcionar.
– Yo creo que anoche funciono estupendamente.
– Pues para mi no -replico ella-. Si crees que voy a ser la anfitriona de tu amante de turno, lo llevas claro.
– Ingrid no es mi amante.
– ?No?
Marc se puso colorado.
– Tammy…
– Mi madre dice que eres un mujeriego…
– ?Que sabe tu madre?
– La senora Burchett dice que has tenido muchas relaciones y que sales con Ingrid solo desde hace unos meses. Tambien me ha dicho que cuando Ingrid se vuelva posesiva la dejaras y te buscaras otra.
Era tan cierto que Marc se quedo boquiabierto. Definitivamente, el servicio de palacio lo conocia bien.
– Eso no es asunto tuyo.
– No, es verdad -asintio ella-. A menos que intentes besarme otra vez… y si sabes lo que es bueno para ti, no lo haras. Pero si piensas traer mujeres aqui…
– ?Te importaria no meterte en mi vida privada?
– Es que eso me pone en una situacion imposible. ?Cual era mi papel anoche? ?Anfitriona, invitada? ?O la anfitriona era Ingrid? Ella intento ofenderme todo lo que pudo. ?Significa eso que cada vez que cambies de novia tendre que soportar que me hagan sentir inferior?
– Ella no queria…
– ?Como que no? Olvidas que me crie con Lara e Isobelle. Se cuando alguien intenta hacer que me sienta mal. Pero eso es lo de menos. Que tu tengas una mujer detras de otra no es un buen patron de comportamiento para Henry.