China. Trabajaremos en un acuerdo de retenciones, y mi tiempo se cobrara en periodos de cuartos de hora.
– Me parece razonable.
– Querre una suma sustancial de entrada.
Pediria mas de lo que pedia la compania normalmente, principalmente para cubrirse las espaldas.
– Sigues sin confiar en mi -dijo el.
– Estoy dispuesta a darte el beneficio de la duda, pero no estoy dispuesta a ser estupida.
– Me parece justo. Todd y yo somos los dos hijos unicos. Pasamos mucho tiempo juntos cuando eramos pequenos. Somos como hermanos.
– Ya me se esa parte. Es por eso por lo que aceptaste hacer su trabajo sucio.
Ryan la ignoro.
– Crecimos con dinero. Desde que eramos adolescentes, siempre habia chicas dispuestas a hacer lo que fuera por acercarse. No estaban interesadas en nosotros, sino en nuestro dinero.
– Me niego a pensar que todas las mujeres que has conocido ignorasen quien eras en realidad y se fijaran solo en el dinero.
– No todas, pero las suficientes. Dadas las circunstancias, sabiendo lo que nuestra tia te habia prometido, era razonable pensar eso de ti.
– Se lo que parece, pero no es asi.
– Te creo. ?No puedes hacer tu lo mismo? ?No puedes entender por que Todd y yo sospechamos que tu no eras diferente?
– No se. Tal vez. Pues no haber ido a la cita. Haberte negado. Enganar a una extrana para ensenarle una leccion por todas las mujeres que has conocido no esta bien.
– Lo se. ?Pero puedes verlo desde mi punto de vista?
– Si, tu infancia fue muy tragica. Pobres ninos ricos, deseados por todas por las razones equivocadas.
– No eres facil.
– No trato de serlo. He dicho que tratare de entender por que pensaste lo peor de mi y aceptare tu disculpa por lo que hiciste, pero eso no significa que lo apruebe o comprenda tu reaccion. Sigo sin confiar en ti.
– Tendras que intentarlo. Seremos una familia.
– No segun cualquier definicion que se me ocurra. Seremos padres de un bebe. Eso no nos convierte en una familia.
– Puedes llamarlo como quieras -dijo el-, pero tener un bebe en comun nos convierte en familia. Todo ha cambiado, Julie. Aqui hay mas en juego aparte de lo que podamos sentir. Hay una tercera persona. Nuestro hijo se merece lo mejor. Por eso pienso que deberiamos casarnos.
Capitulo Siete
– ?Casarnos? -Julie se puso en pie de un salto y miro a Ryan-. ?Estas loco? ?Casarnos? ?Que diablos te pasa?
De pronto recordo las paredes de cristal y volvio a sentarse. Bajo la voz, pero no estaba menos enfadada.
– Si esto es tu idea de una broma, no es divertida. Es horrible.
– ?Horrible? -pregunto el-. ?Por que?
– Ni siquiera nos gustamos -murmuro ella-. ?Que tiene de bueno casarnos?
– Tu si me gustas -dijo el-. Y, salvo por un pequeno detalle que no puedes perdonar, creo que yo te gusto a ti. Casarse por el bien del bebe es una tradicion bien vista.
– ?En que siglo?
– Somos adultos racionales e inteligentes -dijo Ryan-. Vamos a tener un bebe. Los dos querremos que tenga lo mejor y eso significa tener a sus dos padres cerca. ?Realmente quieres ser madre soltera?
– Si. Me parece bien. Me educo una madre soltera -mas o menos. Tecnicamente habia un padre, pero no servia para nada.
– Creo que es importante tener a ambos padres cerca si es posible -insistio Ryan.
– Genial, pero no es posible.
– ?Por que?
– No quiero casarme contigo -dijo ella.
– ?Por que no?
– No te conozco. Y pesar de lo que diga tu cerebro egocentrico, no me gustas especialmente. No tengo interes en casarme por una razon sociologica arcaica. Creo que una madre soltera puede hacer un trabajo excelente.
– Podriamos intentarlo.
?Pero cual era su problema? ?Por que seguia insistiendo? ?Ypor que ella se sentia furiosa y, a la vez, increiblemente triste?
– No quiero intentarlo. No contigo.
– De acuerdo. Asi que no soy yo -dijo el-. Te opones al matrimonio en general.
– No es verdad. Quiero casarme. Algun dia. Pero no ahora, y no contigo. Eres un hombre que da por hecho que todas las mujeres van detras de tu dinero. No podria soportar eso.
– ?Dices que te opondrias a un contrato prematrimonial? Proteger mis posesiones es algo razonable.
– Tienes que irte -dijo ella, apretando los dientes-. En serio, tengo que trabajar. Se que no entiendes como puedo rechazar una oferta tan halagadora. Teniendo en cuenta tu vision de las mujeres, debe de haber miles de ellas dispuestas a aceptar, sobre todo despues de una declaracion tan romantica.
– Gastas demasiada energia -dijo el con un tono desquiciante-. Hace que me pregunte que es lo que escondes. Casarse no es algo tan inesperado, Julie. ?Por que estas enfadada realmente?
Julie se puso en pie, y dijo:
– Ha sido fabuloso. Deberiamos hacerlo otra vez. Tal vez dar una fiesta y darnos regalos.
Ryan se levanto y se acerco a su lado de la mesa, le tomo la mano y la empujo hacia una esquina de la sala. Una en la que estaban fuera de la vista de cualquiera que pasara.
– No voy a dejar este asunto -dijo el, mirandola a los ojos-. Digas lo que digas, hagas lo que hagas, pienso estar ahi. Es mi hijo y mi vida tambien. No pienses que puedes esconderte de mi para siempre.
Entonces la beso. Alli mismo, en la oficina, frente a la mesa de conferencias vacia.
Presiono los labios contra los suyos con un movimiento erotico y posesivo. El calor fue tan instantaneo como intenso. Julie deseaba agarrarlo y no soltarlo jamas. Lucho contra su deseo para no seguir con el beso, pero, antes de que pudiera ganar o perder la batalla, el se aparto.
– Prepara los papeles del acuerdo y envialos a mi oficina -dijo-. Te los reenviare con un cheque.
– No estoy interesada en trabajar contigo.
– Tal vez no, pero deseas la cuenta, asi que sufriras. Y, Julie…
– ?Si?
– Por mucho que intentes negarlo, se la verdad. Te gusto.
– Me encantan los bollos -dijo Marina mientras vaciaba la bolsa-. Me encanta su olor, me encanta untarlos con crema de queso, llevarmelos al jardin y comerme uno mientras bebo cafe y leo el periodico del domingo.
Julie miro a Willow.
– Muy bien. De pronto tengo hambre. ?Y tu?
– Me muero de hambre. Mama no volvera hasta dentro de media hora. Podriamos picar algo.
– Hay mucho de donde elegir.
En uno de esos inesperados giros del destino, Julie habia terminado su trabajo el viernes y no habia tenido que volver a la oficina el sabado por la manana. Sin nada que hacer, habia decidido pasear por el mercadillo. Habia comprado fruta y verdura, junto con una docena de bollos que habia compartido con sus hermanas.
Marina saco los tres bollos que pensaba llevarse a casa y los puso en una bolsa aparte.
– ?Como te sientes? -pregunto.
– Bien.