– ?Quieres decir que no deberia confundir tu conversacion agradable con el perdon?

Julie habia albergado la esperanza de que pudieran evitar hablar de lo sucedido, pero tal vez fuese imposible.

– Lo estoy intentando.

– Lo comprendo. No eres facil. Lo respeto.

A pesar de su nerviosismo, Julie se rio.

– Aparentemente soy facil. Por eso me encuentro en esta situacion.

Ryan dio un paso hacia ella y bajo la voz.

– No eres facil; es que yo soy irresistible.

– ?Por que eso no hace que me sienta mejor?

– No estoy seguro -dijo el, guiandola por el vestibulo-. Al menos alimenta mi ego, cosa que siempre viene bien.

– Puedo imaginarmelo -murmuro ella.

– Vamos. Te hare una visita guiada.

Julie lo siguio hacia el salon. El mueble estaba en una esquina, de modo que tenia dos paredes de cristal que le proporcionaban una maravillosa vista de Hollywood, de las colinas y de los edificios del centro.

Alli el color predominante era el gris, acentuado con tonos de madera y toques de un rojo y un naranja brillantes provenientes de un cuadro de arte muy abstracto. Las mesillas y la mesa del comedor eran de cristal y acero. El sofa y las sillas, grises. Las paredes de un tono mas suave del mismo color. Los suelos de madera y la alfombra de cuero proporcionaban la unica pizca de calor.

– ?Que te parece? -pregunto el.

Julie dejo el bolso en una silla, y dijo:

– Es, eh… muy moderno.

– ?No es tu estilo?

– No mucho -y, a juzgar por lo poco que conocia, Ryan, apostaria a que tampoco era su estilo.

– Salia con una decoradora cuando me mude. Se ofrecio y yo tome el camino facil.

O sea, que no era su estilo. Era curioso que eso hiciera que le gustara un poco mas.

La condujo hasta la cocina. Estaba abierta al resto de la sala y los muebles eran grises. Las encimeras eran de cemento y los suelos de azulejos, tambien grises.

– Necesitas algunas plantas -dijo Julie mientras se sentaba en un taburete-. Algo verde y con vida. ?No tienes miedo de que tanta cosa moderna te quite la vida?

– No esta mal -dijo el, encogiendose de hombros-. Es facil de limpiar.

– ?Y eso como lo sabes? -pregunto ella con una sonrisa.

– Los del servicio de limpieza lo han mencionado alguna vez. Eso y el hecho de que no tengo mascotas.

– Apuesto a que casi siempre comes fuera, que apenas estas en casa y que no das grandes fiestas. Eres el cliente perfecto para ellos.

Ryan se coloco frente a ella y comenzo a sacar cosas del frigorifico.

– ?Como sabes que no doy grandes fiestas?

– Tu sofa y tus sillas estan en perfecto estado. No han derramado nada pegajoso ni liquido encima. Las fiestas son un engorro.

– Buena observacion. Tienes razon. Nada de fiestas.

Solo un sinfin de mujeres, penso Julie. A pesar de la historia de Ryan sobre como las mujeres acudian a el solo por el dinero, Julie sabia que era un hombre lo suficientemente atractivo como para atraer a las mujeres por si solo.

Saco un paquete de pechugas de pollo, ingredientes para ensalada, albahaca, algunos botes que ella no reconocio y una plancha de galletas con masa de pan encima.

?Iba en serio?

– ?Vas a cocinar? -pregunto ella, tratando de no sonar tan sorprendida como se sentia.

– Dije que prepararia la comida.

– Pense que te referias a reservar.

– ?Prefieres que salgamos?

– No. Esto es genial. Sorprendente, pero genial.

– ?Tu no cocinas?

– Se preparar algunas cosas. No vivo solo de comida para llevar y cenas precocinadas. Pero no preparo nada que requiera horno ni tantos ingredientes. ?Que vamos a tomar?

– Una ensalada de queso de cabra y rucola seguida de sandwich de pollo con salsa al pesto en pan de hierbas. Y de postre frutos rojos con crema inglesa.

– Impresionante. Dejame adivinar. Salias con una cocinera.

– Eh, eso es un prejuicio. El verano en que Todd y yo cumplimos los veinte anos, nuestros padres nos llevaron de crucero por el Mediterraneo durante un mes. Hubieramos preferido visitar Europa nosotros solos, pero insistieron, asi que fuimos. Era un barco pequeno sin mucho que hacer, y casi todos eran jubilados. Creo que el capitan tenia miedo de que Todd y yo causaramos problemas porque habia organizado clases diarias de cocina. No me gustaron las primeras dos, pero luego me entusiasmo. Ahora cocino.

– ?Y Todd? -pregunto ella.

Ryan sonrio.

– El flirteaba con la camarera del coctel.

Ryan encendio el horno y coloco una sarten en el fuego antes de salpimentar dos pechugas de pollo. Tras sacar una picadora de alimentos, lavo la albahaca y la seco con un trapo.

– Realmente cocinas -dijo ella-. Lo siento, pero esto es nuevo para mi.

– Deberias ver lo que se hacer con una patata.

No era una parte de el que hubiera esperado. Con su dinero y su apariencia, podia haber pasado la vida pidiendo al servicio de habitaciones.

Mientras espolvoreaba varias especias sobre la masa de pan que habia extendido sobre la bandeja, Julie se quedo embobada con el movimiento de sus manos; por su seguridad y su firmeza. Sin desearlo, recordo aquellas manos en su cuerpo. Para ser un hombre que siempre llevaba traje y corbata, trabajaba bien con las manos.

Y ella era una idiota. No era un buen momento para rememorar acontecimientos eroticos. Estaba alli para conocer al padre de su hijo.

Ryan metio el pan en el horno y el pollo en la sarten. Luego se acerco al frigorifico y saco una jarra de te con rodajas de limon y cubitos de hielo.

– Te de hierbas -dijo mientras lo servia en vasos-. Sin cafeina.

– Gracias -Julie dio un sorbo. El sabor era mas citrico que otra cosa, pero estaba bien-. Esta bueno.

– Me alegro de que te guste.

– De acuerdo, tu ganas. Estoy oficialmente confusa. ?Este eres realmente tu?

– ?Quieres ver mi carne?

– Ya sabes lo que quiero decir. Eres…

– ?Normal?

– Si. Normal. No el maldito bastardo que odia a las mujeres.

– Yo no odio a las mujeres -dijo el-. Me gustan.

– Siempre que puedas ensenarles lecciones -dijo ella-. Lo siento. Estoy rompiendo las normas. Digamos solo que esta es una parte interesante de tu personalidad. Ahora podemos pasar a temas mas seguros. Dime como era tu vida cuando eras pequeno.

Ryan la miro mientras partia la rucola y la echaba en un cuenco.

– Eso me meteria en problemas.

– ?Por que?

– Porque si. Pero te lo contare de todas formas. Todd y yo nacimos con un par de meses de diferencia, de modo que siempre hemos estado unidos. Nuestros padres son hermanos, asi que viajamos mucho juntos y fuimos a las mismas escuelas. Saliamos juntos de vacaciones.

– ?Escuela publica? -pregunto ella antes de dar otro trago al te. Ya habia adivinado la respuesta, pero no le importaba ver como se ponia a la defensiva.

Вы читаете Una Extrana Herencia
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату