– Largate. Vete.
– Julie, tienes que comprenderlo. Nunca pense que fuera a conocerte a ti.
Habia mil maneras de interpretar esa frase. Julie tenia la sensacion de que era un intento patetico por decirle que ella era especial.
– ?Asi que, si no te hubiera gustado, te habria parecido bien acostarte conmigo? Eso dice mucho de tu caracter.
– No queria decir eso.
– Claro que si. No sientes haber tratado de ensenarme una leccion porque, incluso sin saber nada de mi, estabas seguro de que me merecia una. No, tu unico problema viene del hecho de que te lo has pasado bien conmigo y ahora lo has fastidiado todo tanto, que no volveria a salir contigo ni aunque fueras el ultimo hombre sobre la tierra. No hay nada que puedas hacer o decir para convencerme de que eres algo mas que un mentiroso bastardo que se cree tan superior al resto de gente que lo rodea, que se permite el lujo de juzgar al mundo. Eres egocentrico, egoista, maleducado y retorcido hasta limites que no logro comprender. Ahora, sal de mi casa.
El tomo aliento y asintio. Tras recoger su ropa, salio del dormitorio. Menos de un minuto despues, la puerta principal se abrio y Ryan se marcho.
Julie se sento en el suelo. Al menos se vestia rapido, penso mientras el dolor la invadia.
Comenzo a temblar tratando de controlar las lagrimas, y odio el hecho de que, durante todo ese tiempo, habia deseado intensamente que el suplicase. Sabia que no habria cambiado nada, pero deseaba que fuese lo mismo. Deseaba saber que lo de la otra noche habia significado tanto para el como para ella.
Obviamente, no era asi.
Julie se puso sus vaqueros mas ajustados porque, siendo incapaz de respirar, podria olvidarse mas facilmente de los horrores de por la manana. Habia limpiado la ducha, lavado las sabanas, rehecho la cama y se habia dado a si misma una charla. Nada de eso habia funcionado, asi que se habia marchado a ver a sus hermanas, deteniendose en el camino para comprarse el cafe con leche mas grande del mundo. Si el no respirar no ayudaba, tal vez pudiera ahogarse desde dentro.
Eran poco mas de las once cuando aparco frente a la pequena casa donde habian crecido. Miro los dos coches aparcados frente a la casa y se fijo en el espacio vacio en el camino. Entonces salio y se acer¬co a la puerta.
– Hola, soy yo -dijo al entrar en el salon.
Willow estaba sentada en una silla en la esquina, mientras que Marina se encontraba en el sofa. Las dos le dirigieron una sonrisa.
– Hola -dijo Willow, poniendose en pie para darle un abrazo a su hermana-. ?Realmente vas a beberte todo ese cafe? Si tomas demasiado, te matara.
– Ese es el plan -dijo Julie.
– Hola -dijo Marina, abrazandola tambien-. ?Que tal todo?
– Bien. ?Mama esta en la clinica?
– Si -Marina volvio a sentarse en el sofa y senalo el cojin junto a ella-. Hoy es dia de vacunas de bajo coste.
– Es cierto -dijo Julie, sentandose junto a ella.
Un sabado por la manana al mes, el doctor Greenberg, el jefe de Naomi, abria su oficina al vecindario y ofrecia vacunas a bajo precio a quien las quisiera. Habia sido idea de su madre, en su intento por salvar el mundo. Julie siempre habia pensado que debia pasar un poco mas de tiempo tratando de salvarse a si misma.
– ?Que tal estais? -pregunto. Willow y Marina intercambiaron una mirada y Julie se tenso inmediatamente-. ?Que?
– Estabamos hablando de papa -dijo Willow.
– Han pasado unos meses – dijo Marina -. Deberia regresar en cualquier momento.
– Que excitante -murmuro Julie, dando un sorbo al cafe.
– Julie, no -dijo Willow-. Eso no es justo. Nunca le das un respiro.
– Siento no tener mucho aprecio por un hombre que abandona a su familia una y otra vez y por la madre que se lo permite.
– Eso no es justo -dijo Marina-. Ella lo ama.
– No me digas que es su destino, por favor. Regresa a nuestras vidas, es encantador y adorable, y entonces se marcha. Se va y nosotras nos quedamos recogiendo las piezas.
La infancia de Julie se habia caracterizado por las intermitentes visitas de su padre y los subsiguientes ataques de lagrimas de su madre. Mientras que sus hermanas recordaban siempre lo excitante de las visitas de su padre, ella siempre recordaba el despues. Jack Nelson era como una enorme tormenta electrica. Mucho ruido y mucha luz, pero, cuando se acababa, alguien tenia que encargarse de limpiar. Ese alguien siempre solia ser ella.
– Todos los hombres son unos bastardos -murmuro.
– Julie, no -dijo Willow- No todos los hombres son como Garrett.
– Hablando de sabandijas -dijo Julie-. Anoche sali con Todd.
– ?Que? -pregunto Marina, tirandole un cojin a Julie- ?Estas de broma? ?Por que no habias dicho nada hasta ahora?
– Llevo aqui cinco minutos.
– Oh, por favor -dijo Willow-. Eso hay que decirlo nada mas entrar y lo sabes. Bueno, cuentanoslo todo. Comienza por el principio y habla despacio. No te dejes nada. ?Estuvo fabuloso? ?Encantador? ?Podrias decir que era rico?
– Era…
De camino hacia alli, Julie habia intentado encontrar la manera de describir la situacion de manera graciosa para no convertirlo en otra experiencia patetica mas con los hombres. Pero no recordaba una sola cosa de lo que habia planeado decir, y se sorprendio a si misma y, sobre todo, a sus hermanas cuando comenzo a llorar.
– ?Julie?
Marina la abrazo desde su lado y Willow se arrodillo frente a ella. Alguien le quito el cafe de la mano. Se seco las lagrimas y dijo:
– No era un jorobado de un solo brazo. Era agradable. Encantador y sexy, y bailamos, y me hizo reir.
Ya habia decidido no mencionar que se habia acostado con el. Lo confesaria mas tarde, pero, de momento, no podia admitir que hubiese sido tan tonta.
Tambien habia sido tan cuidadosa. Desde Garrett, habia evitado a los hombres, y el sexo y los compromisos. Viendo lo que Ryan habia resultado ser, le habria ido mejor seguir estando sola.
– ?Que salio mal? -pregunto Willow-. ?Era una mujer en el fondo?
Eso hizo que Julie se riera.
– No, pero eso habria sido interesante. Me mintio… en todo.
Les conto como el habia fingido ser Todd para darle una leccion.
– Dio por hecho que yo estaba alli por el dinero, asi que su plan era hacer que me lo pasara bien, conseguir que me sintiera atraida por el y luego decirme la verdad.
– ?Que? -Marina se puso en pie y se coloco las manos en las caderas- Eso es horrible. No lo hiciste por el dinero. Lo hiciste por la abuela. Perdiste. ?Le dijiste que perdiste porque siempre juegas con las tijeras?
– Lo mencione.
– Supongo que esto te mantendra alejada de los hombres durante mucho tiempo, ?verdad? -dijo Marina, sentandose a su lado.
Julie asintio, y dijo:
– Creo que tendre una larga recuperacion.
– ?Quieres que me encargue de el? -pregunto Willow.
Julie volvio a reirse. Willow media metro sesenta. Era peleona por dentro, pero por fuera se parecia mas a una nina que a una culturista.
– No pasa nada -dijo Julie- Gracias por la oferta, pero el es grande y fuerte.
– Pero yo tengo velocidad y el elemento sorpresa de mi parte.