El padre se quedo livido.

– ?Hay dos?

Lacy sonrio de medio lado. Mellizos era algo manejable. Mellizos…Bueno, eso era un premio extra, mas bien, en lugar de un desastre medico.

– Bueno, ahora ya solo falta uno.

El hombre se agacho junto a su mujer y la beso en la frente con expresion alborozada.

– ?Has oido eso, Terri? Mellizos.

Su mujer no apartaba los ojos de su diminuta hija recien nacida.

– Si, es estupendo-dijo con calma-. Pero no me pidas que vuelva a empujar otra vez.

Lacy se rio.

– Bueno, creo que sere capaz de convencerte.

Cuarenta minutos mas tarde, Lacy dejaba a la feliz familia, con sus dos hijas mellizas, y se dirigia por el pasillo hacia la sala de descanso del personal, donde se refresco la cara y se cambio de pijama. Subio la escalera hasta los consultorios de las parteras y echo un vistazo a aquella coleccion de mujeres alli sentadas, con los brazos sobre vientres de todos los tamanos, como lunas en diferentes cuartos. Una de ellas se levanto, con los ojos enrojecidos y tambaleante, como si la llegada de Lacy la hubiera atraido por magnetismo.

– Alex-dijo, recordando en aquel instante que tenia a aquella paciente esperando-. ?Por que no viene conmigo?

Condujo a Alex a una sala de reconocimiento vacia y se sento en una silla delante de ella. En ese momento, se dio cuenta de que Alex llevaba el sueter puesto al reves. Era un sueter azul cielo de cuello barco, en el que apenas se diferenciaba el derecho del reves, salvo por el detalle de la etiqueta prendida en el borde del cuello. Desde luego, es algo que puede sucederle a cualquiera, con las prisas, o si esta nervioso…A cualquiera menos a Alex Cormier, probablemente.

– He tenido hemorragias-dijo Alex con voz neutra-. No muy abundantes, pero…vaya…Un poco.

Siguiendo el ejemplo de Alex, Lacy respondio con voz calmada.

– ?Por que no hacemos un chequeo, de todos modos?

Lacy condujo a Alex por el pasillo hasta el laboratorio de diagnostico por imagen. Engatuso a un tecnico para que las dejara saltarse la cola de pacientes y, una vez Alex estuvo tumbada en la camilla, acciono la maquina. Desplazo el transductor por encima del abdomen de Alex. Con dieciseis semanas, el feto tenia ya aspecto de bebe: minusculo, esqueletico, pero asombrosamente perfecto.

– ?Ve esto de aqui?-pregunto Lacy, senalando un punto parpadeante en la pantalla, una intermitencia en blanco y negro-. Es el corazon del bebe.

Alex volvio la cara a un lado, pero no antes de que Lacy pudiera ver una lagrima rodar por su mejilla.

– El bebe esta bien-dijo-. Y es perfectamente normal que a veces haya un poco de hemorragia. No es por nada que usted haya hecho, ni puede hacer nada por cortarlo.

– Pense que estaba teniendo un aborto espontaneo.

– Una vez que se ha visto que el bebe es normal, como acabamos de verlo, la probabilidad de un aborto espontaneo es menor del uno por ciento. Dejeme que se lo diga de otra manera: las probabilidades de que de a luz a un bebe normal en el plazo estipulado son de un noventa y nueve por ciento.

Alex asintio con la cabeza, secandose los ojos con la manga.

– Estupendo.

Lacy titubeo.

– Ya se que no soy quien para decirselo, pero para ser alguien que no quiere a este bebe, parece tremendamente aliviada de saber que todo va bien, Alex.

– Yo no…no puedo…

Lacy miro la pantalla, donde el bebe de Alex habia quedado fijado en un instante de tiempo.

– Pienselo al menos-dijo.

– Yo ya tengo una familia-le dijo Logan Rourke aquel mismo dia, cuando Alex le comunico que pensaba tener al bebe-. No necesito ninguna otra.

Aquella noche, Alex llevo a cabo algo asi como una especie de exorcismo. Lleno la barbacoa con carbon vegetal y la encendio. Luego quemo en ella todos los trabajos que habia hecho para Logan Rourke. No tenia fotos en las que salieran ambos, ni mensajes de amor…Al pensarlo ahora en retrospectiva, se dio cuenta de lo cuidadoso que habia sido el, de lo facil que le resultaba ahora a ella borrarlo de su vida.

Aquel bebe seria solo suyo, decidio. Se quedo sentada mirando las llamas, pensando en el espacio que iria ocupandole en su interior. Imagino sus propios organos apartandose a un lado, la piel estiran-dose. Se figuro que se le encogia el corazon, hasta hacerse diminuto como el guijarro de una ribera, para hacer sitio. No considero si estaba pensando en tener a aquel bebe para demostrar que su relacion con Logan Rourke no habia sido imaginacion suya; o para trastornar su vida tanto como el habia trastornado la de ella. Como cualquier abogado experto sabe, a un testigo nunca hay que hacerle una pregunta cuya respuesta uno no conoce.

Cinco semanas mas tarde, Lacy no era ya solo la partera de Alex, era tambien su confidente, su mejor amiga, sus oidos. Aunque por lo general Lacy no solia entablar amistad con sus clientes, con Alex habia hecho una excepcion. Se dijo a si misma que ello se debia a que Alex, que habia decidido ya definitivamente tener el bebe, necesitaba un verdadero apoyo, y que no contaba con nadie mas con quien se sintiera comoda.

Ese era el unico motivo, decidio Lacy, por el que habia aceptado salir aquella noche con las companeras de Alex. Incluso la perspectiva de una salida nocturna solo de chicas, sin bebes, perdia su encanto con aquella compania. Lacy deberia haberse percatado de que era preferible una visita al dentista para un empaste doble hasta la raiz que una cena con un grupo de abogadas. A todas les encantaba escucharse, estaba claro. Ella dejo que la conversacion fluyera a su alrededor, como si fuera una roca en medio de un rio, mientras no paraba de llenarse con Coca-Cola la copa de vino.

El restaurante era un establecimiento italiano en el que servian una salsa de tomate muy mala y cuyo chef se pasaba de ajo en todos los platos. Se preguntaba si en Italia habria restaurantes norteamericanos.

Alex se habia enzarzado en una discusion acerca de un juicio con jurado. Lacy escuchaba como los terminos eran arrojados y recogidos sobre la mesa: ley de derechos laborales, el caso de Singh versus Jutla, sanciones, incentivos. Una rubicunda mujer sentada a la derecha de Lacy sacudia la cabeza.

– Se esta enviando un mensaje-dijo-. Si indemnizas por un trabajo que es ilegal, estas sancionando a una compania por ponerse por encima de la ley.

Alex se rio.

– Sita, voy a aprovechar este preciso momento para recordarte que eres la unica fiscal de esta mesa, asi que no va a haber posibilidad de que ganes esta vez.

– Aqui todas somos parte. Necesitariamos un observador imparcial.-Sita sonrio a Lacy-. ?Que opinas de tanta invasion de fuera?

Tal vez deberia haber prestado mayor atencion a la conversacion. Al parecer habia tomado un giro mas interesante mientras Lacy estaba en las nubes.

– Bueno, yo desde luego no soy ninguna experta, pero hace poco lei un libro sobre el Area 51 y el secretismo del gobierno. Hablaba de cosas muy concretas, como el ganado mutilado…Me parecio muy sospechoso, sobre todo que de vez en cuando aparezca una vaca en Nevada a la que le faltan los rinones, y la incision no muestre ningun tipo de traumatismo en el tejido ni de perdida de sangre. Yo tuve un gato que para mi que fue abducido por los extraterrestres. Desaparecio exactamente durante cuatro semanas justas, al minuto, y cuando volvio tenia unas quemaduras en forma de triangulo en la piel del lomo, como esos circulos de los sembrados.-Lacy se quedo dudando-. Pero sin trigo.

Todas las presentes en la mesa la miraban fijamente en silencio. Una mujer con una boquita de pinon y el pelo rubio brillante cortado a lo garcon parpadeo sin dejar de mirar a Lacy.

– Hablabamos de la invasion de inmigrantes.

Lacy noto el calor que le subia por el cuello.

– Oh-dijo-. Muy bien.

– Si quieren que les de mi opinion-dijo Alex, desviando la atencion hacia si misma-, es Lacy la que deberia dirigir el Departamento de Trabajo en lugar de Elaine Chao. No cabe duda de que tiene mas experiencia…

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