que cualesquiera que fuesen los problemas que tuviera, eran minusculos en el gran esquema del universo.
Al dia siguiente, Peter Houghton iba a ser juzgado por diez asesinatos. Tan solo esa idea-la del ultimo asesinato-hacia que Josie se descompusiera. Ella no podia acudir al juicio, por mucho que lo deseara, porque estaba en una estupida lista de testigos. En cambio, estaba aislada, una extravagante palabra para definir el ser mantenido sin informacion.
Josie respiro profundamente y penso en la clase de ciencias sociales en la que les habian ensenado que alguien-?los esquimales, quiza?-creia que las estrellas eran huecos en el cielo por los que la gente que habia muerto podia mirarte. Se suponia que era consolador, pero para Josie era un poco espeluznante, como si la estuvieran espiando.
Le hizo pensar tambien en un chiste realmente tonto sobre un tipo que va caminando junto a la valla de un manicomio y oye unas voces dentro que corean: «?Diez ?Diez! ?Diez!» Va a espiar por un hueco que hay en la valla para ver de que se trata y entonces le dan en el ojo con un palo. A continuacion los pacientes gritan: «?Once! ?Once! ?Once!»
Matt le habia contado ese chiste.
Puede que ella incluso se hubiese reido.
Eso es lo que los esquimales no dicen: las personas que estan del otro lado tienen que tomarse la molestia de observarte. Pero tu puedes verlos en cualquier momento. Lo unico que tienes que hacer es cerrar los ojos.
La manana del juicio de su hijo por asesinato, Lacy escogio una falda negra de su armario, a conjunto con una blusa negra y medias negras. Se vistio como si se dirigiera a un funeral, aunque quiza eso no fuera tan desacertado. Rasgo tres pares de medias porque las manos le temblaban y finalmente se decidio a salir sin ellas. Al final del dia, los zapatos le habrian rozado tanto que tendria ampollas en los pies. Lacy penso que quiza eso fuera algo bueno; quiza entonces podria concentrarse en ese dolor concreto y material.
No sabia donde estaba Lewis; ni siquiera si iba a ir al juicio. En realidad, no habian hablado desde el dia en que ella lo siguio hasta el cementerio. Despues de eso, el dormia en la habitacion de Joey. Ninguno de los dos habia vuelto a entrar en la de Peter.
Pero esa manana, Lacy se obligo a si misma a girar a la izquierda en lugar de a la derecha en el rellano y abrio la puerta de esa habitacion. Despues de que la policia se fuera, ella habia devuelto al lugar un orden aparente, diciendose a si misma que no queria que Peter volviera a casa y se encontrara con una habitacion saqueada. Todavia habia huecos: el escritorio parecia desnudo sin su computadora; los estantes de los libros se veian medio vacios. Ella se dirigio a uno de ellos y agarro un libro en rustica.
Dorian Gray tenia un retrato que envejecia y se hacia desagradable mientras el permanecia joven y con apariencia inocente. Quiza la madre silenciosa y reservada que testificaria en el juicio de su hijo tendria un retrato en algun lado devastado por la culpa, con el color distorsionado. Quiza la mujer de ese retrato fuera capaz de llorar y gritar, de romperse, de agarrar a su hijo por los hombros y decirle «?Que has hecho?».
Se sobresalto al oir que alguien abria la puerta. Lewis estaba en el umbral, con el traje que reservaba para conferencias y graduaciones universitarias. Sostenia una corbata de seda azul en la mano sin decir nada.
Lacy tomo la corbata y se la puso alrededor del cuello, tiro suavemente para colocarle el nudo en su lugar y le bajo el cuello de la camisa. Mientras lo hacia, Lewis le agarro la mano y ya no se la solto.
En realidad, no habia palabras para momentos como aquel; en los que te das cuenta de que has perdido a un hijo y el otro esta fuera de tu alcance. Con la mano de Lacy todavia aferrada, Lewis la saco de la habitacion de Peter y cerro la puerta detras de ellos.
A las seis de la manana, cuando Jordan bajo sigilosamente la escalera para leer sus notas y prepararse para el juicio, encontro un cubierto puesto en la mesa: un tazon, una cuchara y una caja de cereales de coco; con lo que siempre empezaba la batalla. Con una amplia sonrisa-Selena debia de haberse levantado de madrugada para preparar aquello, ya que ambos se habian ido a dormir juntos por la noche-, tomo asiento y se sirvio una generosa cantidad; luego fue al refrigerador a por la leche.
Una nota en un post-it estaba pegada al envase. BUENA SUERTE.
En cuanto Jordan empezo a comer, sono el telefono. Lo atendio. Selena y el bebe todavia estaban dormidos.
– ?Hola?
– ?Papa?
– Thomas-dijo-, ?que haces levantado a esta hora?
– Bueno, es que no me he acostado todavia.
Jordan sonrio:
– Ah, ser joven y universitario otra vez.
– Solo llamaba para desearte buena suerte. Comienza hoy, ?no?
Bajo la mirada hacia sus cereales y de repente recordo la filmacion tomada por la camara de video de la cafeteria del Instituto Sterling: Peter sentado igual que el para comerse un tazon de cereales, con estudiantes muertos a sus pies. Jordan aparto el tazon.
– Si-dijo-, asi es.
El guardian abrio la celda de Peter y le extendio una pila de ropa doblada.
– Hora del baile, Cenicienta-dijo.
Peter espero hasta que se hubiese ido. Sabia que su madre la habia comprado para el; incluso habia dejado las etiquetas, para que viese que no provenian del armario de Joey. Eran lujosas, el tipo de prendas que se llevaban en los partidos de polo; no es que hubiera visto nunca ninguno.
Peter se quito el atuendo y se puso los calzoncillos y los calcetines. Se sento en su litera para ponerse los pantalones, que eran un poco estrechos de cintura. Se abrocho mal la camisa la primera vez y tuvo que hacerlo de nuevo. No sabia como anudarse correctamente la corbata. La enrollo y se la metio en el bolsillo para que Jordan le ayudase.
En la celda no habia espejo, pero Peter imagino que ahora debia de parecer normal. Si se lo trasladara desde aquella prision a una calle abarrotada de Nueva York o a las gradas de un campo de futbol, la gente probablemente no lo miraria dos veces; no se darian cuenta de que, debajo de toda aquella lana fria y aquel algodon egipcio habia alguien que nunca imaginarian. O, en otras palabras, nada habia cambiado.
Estaba a punto de abandonar la celda cuando se dio cuenta de que no le habian dado un chaleco antibalas, como para la comparecencia. Probablemente no seria porque fuera menos odiado ahora; mas bien habria sido un descuido. Abrio la boca para preguntarle al guardia por el chaleco, pero la cerro de golpe.
Quiza, por primera vez en su vida, Peter tuviera suerte.
Alex se vistio como si fuera a trabajar, cosa que era cierta, solo que no como jueza. Se pregunto como seria sentarse en un tribunal como un civil. Se pregunto si la sufriente Lacy de la comparecencia estaria alli.
Sabia que seria duro asistir a ese juicio y se daria cuenta de nuevo de lo cerca que habia estado de perder a Josie. Alex fingiria escuchar porque era su trabajo; cuando estaria escuchando porque tenia que hacerlo. Un dia, Josie recordaria, y entonces necesitaria a alguien en quien apoyarse; y dado que Alex no habia estado alli la primera vez para protegerla, tenia que resistir ahora como testigo.
Bajo de prisa la escalera y encontro a Josie sentada a la mesa de la cocina, vestida con una falda y una blusa.
– Voy a ir-anuncio.
Era un
– Se que no puedo estar en la sala, pero Patrick tambien esta aislado, ?no?
La ultima vez que Josie habia pedido ir al tribunal, Alex se opuso de lleno. Esta vez, sin embargo, se sento frente a su hija.